Saturday, June 9, 2018

No permití que me hicieran un aborto y dije sí a la vida, por Alba



Alba, Argentina. Madre por una violación. Dio a su hijo en adopción.

Soy Alba y tengo 26 años. Mi niñez fue muy difícil y dolorosa. Sufrí violaciones desde los siete años, no iba a la escuela y pasé mucha hambre. Yo sabía que eso que me hacían era malo. Cuando cumplí los diez años, quedé embarazada, pero, a tan temprana edad, no entendía los cambios que mi cuerpo estaba experimentando.


Mi padre me llevó a una señora para que me practicara un aborto. En ese momento, comprendí que estaba esperando un hijo y no permití que lo realizara.

Me escapé. Salí corriendo y me refugié en casa de mi querida abuela ¡Pobre mi abuela! Recibió una fuerte golpiza en las piernas que le impidió caminar y así no pudo hacer la denuncia ante las autoridades. Pero dentro de sus escasas posibilidades, ella me ayudó y me contuvo.

Pasaron los meses de embarazo y cuando cumplí los once años nació mi hija.

Desde el Hospital Rawson hicieron la denuncia e intervino la Justicia de Menores. La jueza me sacó de mi familia de origen y mi hija y yo fuimos recibidas en una familia de los Hogares de Belén.

Entregué a mi hija en adopción y hoy, con la perspectiva que da el tiempo y la distancia, sé que hice lo correcto.

Le doy gracias a Dios porque tuve una segunda oportunidad de tener una familia, mamá, papá y unos hermanos que me ayudaron a crecer y a darme cuenta de que la vida es linda, a pensar que podía formar una familia, tener hijos, sentirme segura de mi misma. Fui a la escuela, empecé la Primaria casi a los 12 años y cursé el Secundario de adultos. Al terminar, estudié cocina y hoy tengo mi propio emprendimiento.

Sé que mi hija está creciendo en una buena familia rodeada de amor y de valores.

Hoy comprendo que con once años no podía criarla, era yo la que necesitaba que me criasen y tomé conciencia de la importancia de tener una familia.

Gracias a que no permití que me hicieran un aborto y dije sí a la vida, mi hija nació y su nacimiento delató los abusos y la situación de maltrato que sufría.

Gracias a que el Hospital hizo la denuncia e intervino la Justicia de Menores pude salir del infierno en que vivía y hoy soy feliz.

Señores legisladores, les dejo esta reflexión: ¿Por qué no transforman esos hijos no deseados, fruto de la barbarie, productos de violación en hijos deseados y amados a través del vínculo de la adopción? Un mal no se remedia con otro mal.

Yo, con diez años y analfabeta, defendí la vida de mi hija. Hoy les pido a ustedes que tienen el deber de legislar que defiendan la vida desde el momento de la concepción. Legislen desde el amor y no desde la cultura de la muerte.

Nota del Editor: El testimonio de Alba llega desde San Juan, Argentina, Juzgado de Menores Dra. Estela Zorrilla y se ha trabajado conjuntamente con el Servicio Hogares de Belén.

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