Por Analyn Megison
Recientemente,
recibí la petición de un periodista que trabajaba en un artículo sobre la
maternidad que quería hablar con una madre que criara a “un hijo nacido de
una violación”. Su definición me dolió profundamente porque mi hija es mucho
más que la definición de las circunstancias de cómo fue concebida.
Entonces fue cuando me di cuenta de la prevalencia de este hecho, incluso
entre las personas que están a favor de la vida.
Sí, me quedé
embarazada como resultado de ser violada. Pero usted deshonra mi
maternidad y estigmatiza aún más a mi hija cuando disminuye su dignidad al
referirse a ella sólo como "nacida de una violación".
Aunque me
sentí decepcionada y triste, decidí aprovechar esta oportunidad para enseñar a
otros el dolor que pueden causar cuando usan palabras o frases insensibles
como "nacido de una violación". Si usted es periodista (o
cualquier otra persona) que se encuentra en este escenario, por favor elija sus
palabras cuidadosamente. Las palabras tienen significado. Las
palabras tienen consecuencias.
Mi hermosa
niña nació en un hospital. Durante meses, anhelaba ver su hermosa cara.
Sostuve ansiosamente su pequeño cuerpo en mis brazos y besé su
mejilla muchas veces. La seguridad en el hospital fue excelente
debido a las repetidas amenazas de represalia del violador desde que lo había
denunciado a la policía y los fiscales. Pero estábamos rodeados de
maravillosos médicos y personal médico que nos llevaron de manera segura a
través de una cesárea de emergencia. Además, estábamos rodeados de
personas amorosas que estaban encantadas de ver a mi bebé y abrazarla cuando
nació.
No importaba
entonces, y ahora no importa, cómo fue creada. Mi hija nació muy
querida. Su nacimiento fue algo hermoso, un momento que siempre
atesoraré. Tenía sueño después de su primer baño y le encantaba coger con
sus manos recién nacidas mis dedos.
El uso de la
frase "nacido de una violación" es una forma cruel de torcer y
distorsionar la esencia de mi hija y su vida. Nadie merece ser
violado. Mi hija nació de mí, no de la violación que soporté. Ella
es un ser humano. Ella es mi hija. Ella es divertida, inteligente,
genial en karate, le encanta ser la hermana mayor de sus hermanos, es querida y
apreciada por ellos y, como la mayoría de los adolescentes, se queja de tener
que limpiar y ordenar su habitación.
Asignarle la
etiqueta de nacer de una violación promueve un estigma que a mi hija no se
merece y le da más poder a mi violador.
Aunque he tratado
de proteger a mi hija de todo lo peyorativo de este término, lo ha encontrado
en Internet y estaba muy dolida y molesta. Cuando oyó esta definición por
primera vez, lloró. Se sentía enojada por ser etiquetada por algo que
nunca fue su culpa. Yo también estoy enojada. Me pregunto si este
periodista, y el defensor que me contactó en su nombre, se detuvieron a pensar
en la humanidad de las personas sobre las que esperaban escribir.
Como pueblo
y como cultura, debemos construir una sociedad más compasiva y centrada en las
soluciones para combatir el estigma asociado con las mujeres que tienen bebés
como resultado de una violación. Espero y oro para que la sociedad
progrese aún más antes de que mis hijos se conviertan en adultos, cuando no
pueda protegerlos tanto. Nunca dejaré de luchar contra una retórica
despiadada e insensible, y seguiré amando a todos mis hijos a través de
esto. Mis hijos están mirando y escuchando, y lo que piensen de esto
siempre me importará. Nunca estaré en silencio.
Como
sociedad, podemos hacerlo mejor. Debemos hacerlo mejor, por el bien de mi
hija y por todos los demás niños, no “nacidos de una violación”, sino nacidos
del amor.
Analyn
Megison es una madre que aboga por las mujeres sobrevivientes de
violaciones y sus hijos. Ella se graduó en la Facultad de Derecho de la
Universidad Estatal de Florida. Trabajó para que se aprobara por unanimidad una
ley en Florida para suprimir los derechos paternos de los violadores
cuando un niño es concebido por agresión sexual.