Saturday, January 28, 2017

La Gran Tristeza

Por Nicole W. Cooley.

¡Hola! Me llamo Nicole Cooley y voy a compartir mi testimonio. Gracias por la oportunidad que me brindan de abrir mi corazón. Estoy leyendo un libro, "La Chabola". Trata de un hombre cuya joven hija es asesinada. Después, el hombre hace referencia a esto como La Gran Tristeza. Para mí, La Gran Tristeza es el aborto y para otras mujeres, también. Espero que ustedes tengan la fortaleza de ayudar otras mujeres a evitar esta Gran Tristeza.


Mi historia empieza hace catorce años. Era soldado militar y muy ingenua. Mi novio era mayor, ahora no sé su edad. Por su trabajo, él tenía acceso a drogas ilegales. Él me dio alguna droga y una noche me violó cuando estaba dormida. Esa noche me quedé embarazada y nadie pudo ayudarme. Como no fui consciente, no estaba segura de estar embarazada.

Tras dos semanas supe a ciencia cierta que sí estaba embarazada. Yo había dejado ya a mi novio y lo temía porque me había llegado que era peligroso. Como pensaba que la policía sería incapaz de ayudarme, fui a casa de mis padres en otro estado para pensar qué iba a hacer. Mis padres no sabían cómo ayudarme. Mi mamá me llevó a ver a una doctora y ella me habló sobre las opciones que tenía y dijo que ella podía abortar a mi bebé si quería.

Fui a mi iglesia y lloré mucho en el santuario. Le preguntaba a Dios qué debía hacer. Mi pastor me dijo que en mi situación el aborto estaba bien si se lo preguntaba a Dios. En este momento, yo decidí abortar a mi bebé. Es importante decir que mi papá tiene una enfermedad y los doctores me recomendaron no tener niños hasta saber si era portadora de ese gen. En este momento, yo no sabía si lo tenía . Creía que nadie querría a mi bebé si no era perfecto.

El aborto fue más terrible que el ataque de mi novio porque yo lo permití. Después del aborto, me apagué y no pude sentir nada.

Pasaron cuatro años hasta que pude empezar a recuperarme. Después de aquel terrible episodio, le pedí a Dios que yo quería una familia. Yo no sabía cómo Dios iba a hacerlo pero Él me envió un hombre maravilloso, Patrick, una persona que escucha y ama la voz de Dios. Empezamos como amigos. Luego, nos casamos.

Patrick me dijo que me amaba pero que el aborto había sido incorrecto. La situación no cambió matando a mi hijo, por eso el aborto estaba mal. No me gustó, la verdad, pero fue el inicio de mi recuperación y sanación. Después de años, Dios me sanó. En mi libro, La Luz, yo describo todo – como caminé con Dios por mi pasado. Él me curó de todo: la violación, el aborto. Dos años después del aborto, supe que yo no tengo el gen de la enfermedad de mi papá.

Ahora, tengo cuatro niños, tres hijos de diez, siete y cuatro años y una bebé chica. Creo que Dios es El Creador. Dios no tenía que darme hijos pero Él me los dio. La vida es el mejor regalo que Dios puedo darnos. Para mí, el bebé concebido fue el propósito de mi dolor. El bebé fue lo único bueno que vino de un acto malo. Para Dios, la vida no es un accidente. Para nosotros, algunas veces, parecen que sí. Pero la vida no es accidente – y cada vida es especial y se debe vivir.

Para muchas mujeres – y hombres – el aborto es lo más similar a La Gran Tristeza. El aborto cambia todo porque Dios creó a las mujeres para proteger a los niños. Cuando una mujer mata a su propio bebé en un aborto, ella mata una parte de su corazón también.

Después del aborto, las mujeres pueden tener experiencias similares a los soldados cuando regresan de la guerra. El pasado y el presente se confunden. Este fue también un problema para mí durante muchos años. La probabilidad de suicidio, de caer en el alcohol, de tomar drogas es mucho más después de un aborto. Sin Dios, no se puede tener la esperanza de vivir. Sin Dios, no me hubiese curado.
Nicole y miembros de SaveThe1 en la marcha por la vida de Washington DC, Enero 2017


Bio: Nicole Cooley es una activista pro vida, colaboradora del Centre for Bioethical Reform, conferenciante y bloguera de Save The 1 (Salvar El 1). Vive en Virginia con su marido y sus cuatro hijos. Su página web NicoleWCooley.Com

Saturday, January 21, 2017

Chilenos que representan las 3 causales dicen no a la legalización del aborto

Por Rebecca Kiessling

Quedé consternada cuando escuché el lunes pasado la horrible noticia de que por 3-2 votos el Senado de Chile estaba de acuerdo en aceptar el proyecto de ley que legalizaría el aborto en las tres causales: cuando una mujer dice que su hijo ha sido concebido en una violación, si un médico diagnostica que el bebé tiene malformaciones incompatibles con la vida o si afirma que la madre corre peligro de morir. Estas tres alegaciones pueden ser o no ciertas, pero las tres están discriminando a las personas más vulnerables de la sociedad que son los que requerirían una protección más efectiva.  La semana que viene, el Senado votará si un bebé inocente merece morir basándose en estos tres supuestos y si se aprueba, se le remitirá a la Presidenta Bachelet para que lo firme. Chile, entonces, vivirá una explosión de sangre inocente que cubrirá toda su extensión.


Ya, anteriormente, había escritosobre la legislación de las tres causales que se quería establecer en Chile y, ahora, quisiera añadir más argumentos. Soy la Presidenta de Save the 1, una organización de unas 450 personas que fueron concebidas en una violación (como yo), madres que concibieron un hijo tras ser violada y que lo están criando, madres que tras dar a luz lo dieron en adopción y otras, que incluso lo abortaron y hoy lo lamentan. Además, tenemos centenares de madres a las que se les aconsejó abortar porque el diagnóstico del hijo que esperaban era de incompatible con la vida. Valoramos la vida y deseamos que el Senado de Chile continúe protegiéndola sin discriminación. .

Nuestra filial española es Salvar El 1, ese 1% que está orillado por esta legislación y que en USA representa tan solo el 1% de los abortos que se realizan. Defendemos los llamados "casos duros" en el debate del aborto. Ahora mismo tenemos más de 24000 seguidores en nuestra página de Facebook de Salvar El 1. Desde la rompedora noticia de que la Presidenta Bachelet busca legalizar el aborto en las tres causales, hemos recibido un aluvión de historias de chilenos que desean compartir con nosotros sus testimonios. Ellos se animan al leer mi historia y las de las cientos de personas de nuestra organización. Muchas voces se están alzando en Chile pero, lo más importante, las voces de los más inocentes se van a escuchar y se alzará la voz en defensa de aquellos niños chilenos por nacer que todavía no la pueden alzar y que están en riesgo.
Como yo, Karina Silva de  Santiago, Chile, fue concebida tras una violación pero protegida por la ley. Su madre tenía 15 años cuando fue violada y Karina nacío en 1989, el mismo año en que se abolió el aborto. Pero gente como Michelle Bachelet piensan que Karina no merece esa protección que le otorgó la ley chilena. Bachelet y otros no proponen legalizar la pena de muerte para los violadores pero sí para los niños chilenos como Karina.  

Karina dice: "¡Me gusta vivir!  Y agradezco cada segundo de vida. Tal vez para la sociedad mi vida provenga de un error, pero no para mí. La solución no es aprobar el aborto en Chile sino crear y apoyar redes de apoyo en nuestro país para estos casos”.

Por otra parte Mónica Acoria, también de Chile,  quedó embarazada tras una violación y estaba dispuesta a matar a su hijo. Hasta que escuchó el consejo de su hija mayor que le decía: "Mamá, ¿Como vas a asesinar a ese niño que llevas en tu interior? Él es tan víctima como eres tú. No pidió venir a este mundo. Siempre soñaste con tener tres hijos y, como haya sido, éste es el tercero. ¿Has olvidado todo lo que sufriste cuando perdiste otros bebés? Y ahora deseas matar a éste...".

En su historia que escribió para el blog, Mónica dijo: “Las palabras de mi hija, llegaron a lo más profundo de mi alma. Tenía razón. Ese bebé era otra víctima del violador. Ahora veo a mi hijita de 4 años y 8 meses y pido perdón por cada pensamiento que tuve de abortarla. Pero es la presión que encuentras cuando pides ayuda a gente que se supone que te apoyará. Dudas de tu propia capacidad de amar. Si no hubiera sido por no hija  que ahora tiene 24 años, mi pequeña no existiría hoy. Se puede salir adelante con un hijo concebido en la situación más aberrante como es una violación. Siempre aparecen ángeles que te echan una mano y que no ofrecen "soluciones" que van a ser más problemáticas. Mi hija es una bendición, ¡Mi bendición! Siempre le pediré perdón por haber pensado, aunque fuera por un instante, en abortarla”.

También Diana Valeria, de Chile, quedó embarazada tras una violación en 2008, a los 15 años. Su hijo le ayudó a superar sus temores. Ella escribe: "No quería ser madre tan pronto no de aquella manera. Lloraba y sufría, pero sabía que había alguien distinto que vivía en mi interior y que yo no tenía derecho a quitarle la vida. Mi deber era protegerlo". Tristemente, tuvo un aborto espontáneo a los tres meses. Diana, recuerda como, en aquel momento, la gente le decía que mejor así porque no tendría que tener el recuerdo de su violador. Pero, en su corazón, ella sabía que el bebé era suyo, no del criminal.

Aunque concebido en una violación, Diana sintió que el origen de la concepción no determina el amor que se siente por un hijo. Pasados los años, aún recuerda a su ángel que extendió las alas.



Gustavo Armijo Griñen, de Chile, también escribió la historia de su familia para nosotros. A las 20 semanas de gesación supieron en la primera ecografía que esperaban un varón y también les dijeron que tenía "Holoprosencefalia”. En una segunda opinión en Santiago con un ecógrafo 3D, les confirmó que el diagnóstico era “Acráneo” (a su hijo le faltaba parte del cerebro) y les recomendaron que abortaran porque Chile acabaría legalizando este supuesto y, si no, que salieran fuera del país para hacerlo.

Él escribió: “Los siguientes meses fueron duros, pero los mejores. Le cantábamos, hablamos, fuimos a la playa, a la montaña, fiestas de cumpleaños y acontecimientos familiares. Tomamos cientos de fotos y le dimos miles de besos en la pancita. Nos cansamos de decirle cuánto lo queríamos. Era la cosa más bella que Dios nos había dado”.

Alonso nació dos semanas antes de lo previsto, el 23 de Diciembre de 2015. “Mi pequeño hijito estuvo con nosotros una hora y dos minutos. Luego se fue al cielo porque Dios necesitaba un ángel luchador. Ha pasado tiempo desde su muerte y estamos felices porque hicimos todo lo que estuvo en nuestras manos durante los meses de gestación y el breve rato que vivió fuera”.

El diagnóstico de "incompatible con la vida" no se puede emitir cuando alguien todavía está vivo. A veces, los médicos, se niegan a tratar a este tipo de bebés con serios problemas como los de corazón cuando los padres han rechazado abortar. Una mentalidad eugenésica emerge peligrosamente cuando se permite estos abortos. 

Brad Smith, activista y bloguero de Save The 1, quiere decirnos : "En USA,  hemos permitido está visión perversa y demencial de legalizar el aborto en el país. Hemos creado una cultura de muerte que provoca que muchos en nuestra sociedad crean que una vida tiene muy poco valor y se permiten determinar cuánto vale la vida de otro pero desde el prisma del pico valor que otorgan a una vida. Así, en USA los médicos matan al 90% de los niños que como mi hija Faith tienen una discapacidad seria, incluso antes de que puedan respirar los doctores los asesinan en el útero. El mundo se ha convertido en un lugar tenebroso para niños discapacitados. Buena gente de Chile, no permitáis que vuestra Presidenta convierta vuestro país en un campo de batalla de bebés discapacitados. No caigáis en la trampa de pensar que ésta es la elección correcta. Es una mentira. Vuestro país no será mejor con el aborto, al contrario, se degradará y deshumanizará. Vuestra gente no tendrá mayor calidad de vida si no hay niños discapacitados. Simplemente, se os habrá privado de la capacidad de hacer uso de la compasión y de saber cómo es el amor incondicional de un niño discapacitado que sólo sabe dar amor.

Por favor, entiendan que legalizar el aborto para casos de violación y otras excepciones solo muestra que hay vidas que valen más que otras. ¿Se imaginan creando "excepciones" para bebés asiáticos o africanos o judíos? El mensaje es que ellos no merecen la pena  y no hay que proteger sus vidas.  Habría una hecatombe internacional si, algún día, se propusiera esto. Sí, es lo  mismo en nuestro caso. Y sentimos que existe una gran apatía cuando se trata de valorar nuestra vida. Las madres que tienen hijos concebidos en una violación afirman que ellos son señalados con el dedo y despreciados y a ellas se las pone en entredicho por no haber abortado y porque aman a ese niño. 

Agradecemos la empatía con las víctimas de una violación pero ellos tienen cuatro veces más posibilidades de morir en un aborto el año que viene que de ver la luz.  En el libro del Dr. David Reardon, Víctimas y Vencedores: Aprendiendo más acerca de sus embarazos, abortos y de los niños concebidos en violación, él cita los estudios realizados al respecto. Tras un aborto, las víctimas de violación tienen un índice más alto de suicidios y adicción a drogas. Los violadores, pederastas y proxenetas adoran el aborto ya que destruye la evidencia del delito y los faculta para seguir. Con frecuencia, la propia madre de una muchacha también ha permitido que trafiquen con su cuerpo o la ha dejado desprotegida. Es el bebé en estas situaciones quién ofrece evidencia de la violación. Si de verdad queremos proteger a la víctima de un abuso, debemos defenderla de su violador y no de su hijo.

Chile, eres una gran nación, mucho mejor que otras, porque has establecido una cultura dónde la gente es amada y valorada. Los chilenos que han dado su testimonio más arriba han sabido compartir sus historias de amor por la vida porque todos ellos fueron protegidos por la ley de 1989. 

Por favor, no acepten la cultura de muerte y discriminación de nuevo. Nos urge decir a sus senadores que NO voten a favor de la despenalización de las tres causales. Voten NO a la legalización de la muerte de un inocente. No permitan que la sangre de inocentes bebés chilenos salpique su suelo. 
BIP: Rebecca Kiessling es presidenta de Savethe1 (SalvarEl1), conferenciante pro vida internacional, abogado, esposa y madre de 5 hijos.




Thursday, January 19, 2017

Nuestro nieto es la luz en la oscuridad


por ANGI GROGG

Nuestro nieto nació después de que nuestra hija de 14 años fuera violada.

Hace cinco años, yo tenía todo resuelto en la vida - una familia perfecta, trabajo perfecto, hogar perfecto. Nuestra familia estaba viviendo con orgullo el sueño americano - teníamos todo. El 21 de diciembre de 2010 - el día más oscuro del año, todo cambió para nosotros. Poco sabíamos que nuestras vidas se transformarían para siempre el Día de la Madre 2011. El recuerdo de ese día es surrealista.

Es el día en que descubrí que nuestra hija de 14 años, Pyper, había sido violada por un soldado de 18 años de edad y había quedado embarazada. Parecía haberse truncado aquella vida perfecta y esto sería el primero de muchos días dolorosos para nuestra familia.
Nuestra familia ha experimentado demasiados puntos críticos en los últimos cinco años. Para mí, lo más difícil es esa pesadilla recurrente, que sucede a la misma hora todos los años en el mes de Diciembre. Invariablemente, en los últimos tres años, en lugar de hacer planes de vacaciones nos esforzamos por borrar de nuestra mente los sucesos del mes de diciembre de 2010.
Un año después de aquel fatídico día, en diciembre de 2011, mientras nos sentíamos felices por el nacimiento de nuestro nieto Noah unos meses antes y en espera de su primera Navidad, estábamos obsesionados por las circunstancias que rodeaban su concepción y el miedo de lo que el futuro deparara para nosotros. El proceso de informar de la violación a las autoridades militares y civiles y la investigación por la que tuvo que pasar Pyper estaba todavía muy cercano, por lo que las heridas aún estaban frescas. Parecía que todo y todo el mundo estaba en contra de nosotros. Nuestros amigos y familiares cuestionaron nuestras elecciones, culpaban a mi marido y a mí por lo que pasó, y algunos incluso nos abandonaron porque simplemente no podía aceptarlo.
A medida que avanzaba el 2012, la lucha se intensificó. En diciembre de aquel año, nos enfrentamos a una de las tareas más difíciles de nuestras vidas. Nadie nos podría haber preparado para el horror que estábamos a punto de sufrir, incluyendo que un abogado de la defensa sugiriese que nuestra hija no había sido realmente violada porque, de haber sido así, hubiera abortado. Así pues, el violador fue absuelto.
El 21 -la misma fecha oscura, nos encontramos ​​dentro de una camioneta, en estado de shock e incredulidad, conduciendo miles de millas para volver a casa. Pero nuestra situación todavía iba a empeorar más ya que nuestro nieto Noah estaba en peligro. El violador había solicitado su custodia. Nos habían advertido que se trataba de una estrategia común, y con la falta de justicia en el proceso penal se presumía una amarga batalla de custodia en un tribunal civil.
Durante los siguientes doce meses, pasamos por un diluvio de documentos judiciales por el acoso y las amenazas. Cada día traía
un nuevo temor. La angustia nos consumía, pero a medida que nuestros días se oscurecieron, nuestra determinación se hizo más fuerte. ¡No íbamos a renunciar! Lucharíamos por Noah hasta el último aliento. Pero, esta vez, el resultado sería diferente.
El día en que llegó la decisión del tribunal no lo celebramos. En su lugar, pasamos el día en silencio reverente con sólo unas pocas llamadas a la familia y amigos que se interesaban. Liberarnos de nuestros verdugos suponía el comienzo de una nueva vida de normalidad. Hoy tenemos a nuestro pequeño Noah -nuestro regalo, la belleza que llegó de la violación de nuestra hija. Ha sido por la misericordia y la gracia de Dios que estamos donde estamos. Él ha tomado un acto de maldad y lo ha convertido en un acto de bondad para dar gloria a su nombre.
Nuestro nieto es el arca que lleva a la familia a través de nuestros días más oscuros. Ha sido y es la luz en la oscuridad; el ancla que nos ha dado Dios para sostenernos firmes en nuestra fe.
BIO: Angi Grogg es madre de 4 hijos y abuela por violación; bloguera de Save the 1(Salvar El1).
Pyper es la chica de la bufanda amarilla

Saturday, January 14, 2017

SOY PROVIDA Y ÉSTA ES MI HISTORIA...

Por Jeanette Montecino

Me llamo Jeanette, tengo 34 años y tres hijos. Sí, tres hijos, porque tuve un bebé que Dios no quiso que viniera para quedarse.


En junio del año 2015 quedé embarazada y acudí a mi médico. Realicé exámenes de rutina, ecografías y todo estaba normal.

Nuestra historia cambió a fines de octubre cuando ya presentaba 4 meses de embarazo y la pancita se empezaba a notar.

Un día por la mañana me levanté al baño y sentí que algo me salía de entre las piernas. Al mirar vi que era algo mucoso de color rosado. Asustada, llamé a mi médico que me dijo que fuera a urgencia enseguida para ver cómo estaba mi bebé.
Al llegar ahí la mala noticia era visible en aquella pantalla del ecógrafo.

- "Chiquilla se te rompió la bolsa, mira tu bebé no tiene líquido, tu embarazo es inviable hay que interrumpir tu embarazo porque tú corres peligro de infectarte y morir".

¿Por qué tenía que interrumpirlo si mi bebé aún tenía latidos?
¿Por qué había que interrumpirlo si no presentaba infección ni riesgo para mi vida?

Decidí irme de ese hospital y al día siguiente visitar a mi médico. Otra vez, malas noticias pues ratificó la rotura de la bolsa pero teníamos que esperar a que el entonces feto dejara de latir dentro de mí. De haber estado aprobada esta ley "mata niños" habrían interrumpido mi embarazo.

Así fue como estuve 3 meses hospitalizada con exámenes semanales y ecografías dos veces a la semana. Los médicos se sorprendían cada día ya que ellos sólo esperaban que mi bebé se rindiera. Que presentara infección o que sola comenzará con trabajo de parto. Pero mi corazón luchaba junto al de mi pequeña bebé y le decía: "Vamos hijita, demuéstrales que se equivocan, que no eres una cifra, que no eres un feto, eres mi bebé que tiene corazón y lates dentro de mí porque eres vida".

Mi pequeña Isabella nació por una cesárea de urgencia a las 32 semanas y pesó 1650 g. Para sorpresa de los médicos ella no traía ninguna malformación física. Ellos decían que por la presentación podálica su cuerpo no se estaba formando bien, que su cráneo era deforme, etc.

Era hermosa, bella pero venía con problemas en los pulmones. Uno de ellos era más pequeño que el otro. Y a las 7 horas de nacer se puso alitas de mariposa por una insuficiencia respiratoria debido a la hipoclasia pulmonar que se generó por la falta de líquido amniótico.

De eso ya han pasado 11 meses. Meses en los que hemos vivido sumidos en el dolor pero a la vez con la clara convicción de que hicimos lo correcto. 


La vida de nuestra hija no dependía de los médicos ni de mí. Dependía sólo de Dios y de ella. Ella fue quien determinó hasta cuando quiso luchar. Ella vino a demostrar a los médicos que sus libros de anatomía, sus cifras y porcentajes de muertes intrauterinas no son infalibles y que los embarazos inviables sí pueden llegar a término y que muchas veces se equivocan con sus diagnósticos.

Mi hija fue vida y con eso nos quedamos. Toda espera y sacrificio que hubo de por medio para verla nacer, tenerla en nuestros brazos, besarla, acariciarla, cantarle y decirle lo mucho que la amamos valió la pena y, sobre todo, la alegría de poder compartir nuestra historia y decir: Somos una familia Pro-Vida

Tenemos 3 hijos, sí, porque Isabella nació viva y,aunque no la tenemos físicamente con nosotros, ella vive en nuestros corazones para toda la eternidad.

Jeanette, seguidora de SalvarEl1, ha compartido con nosotros su testimonio de vida. Cuando estaba embarazada de su hija Isabella, se le rompió la bolsa con el líquido amniótico de manera prematura. Le aconsejaron el aborto pues la niña no tenía posibilidades de sobrevivir.

Saturday, January 7, 2017

Ella no tiene culpa del modo horrendo en el que fue concebida.


por Aimee Kidd


El 3 de Marzo de 2016  me enteré de que estaba embarazada, pero eso no fue lo único. También descubrí que me habían violado y así había quedado embarazada. Después de un mes de haber estado muy cansada y enferma, busqué ayuda médica, y ahí fue cuando me hicieron las pruebas de embarazo y me dieron estos sorprendentes resultados.

Sin duda, sabía que había sido violada el 30 de Enero porque a la  mañana siguiente al  levantarme  notaba que algo no estaba bien. Estaba desnuda de la cintura para abajo, tenía un dolor de cabeza muy fuerte como nunca antes, y me dolía todo el cuerpo. Nada tenía sentido. No recordaba cómo había llegado a casa, cómo me había quitado la ropa o porqué me sentía tan mal. Me quedé en la cama todo el día.

Yo no hice nada “malo”. Salí con dos amigas y regresé a mi propia cama. Mi último recuerdo de lo que pasó esa noche fue que no me sentía muy bien, estaba muy cansada y mareada. Me metí en la cama con mi niño pequeño y me dormí. No me vestí provocativamente. No bebí en exceso. No manejé el coche. No hice nada “mal”. Aun así, un hombre vio la oportunidad de poner algo en mi bebida y arrebatarme algo que yo no quería dar: mi cuerpo.

No estoy segura si hubiese sido peor recordar la violación o vivir, día tras día, como lo estoy haciendo, imaginándome lo que este hombre me hizo mientras yo estaba como una muerta en mi propia cama, en mi propia casa, con mi niñito pequeño durmiendo en mis brazos. No sé si es una bendición o una maldición no saber qué me hicieron. Nada más me puedo imaginar lo que me hicieron, y todos los días son como una pesadilla porque no sé lo que ocurrió.


Desde que me enteré de que estaba embarazada, he dado testimonio a seis policías desconocidos y he compartido mi historia con enfermeras, mi doctor,  amigos, mi familia, y hasta con mis preciosos e inocentes hijos. Lo mejor que le supe contar a mis cinco hijos de edades entre dos y quince, como explicación fue: “Mami va a tener un bebé. Vais a tener un nuevo hermanito. Hubo un hombre que hizo las cosas mal y puso este bebé en mi barriga, pero nosotros vamos a amar a este bebé”.

Y después vinieron las preguntas de mis hijos: “¿Quién era ese hombre malvado? ¿Nos va a herir? ¿Va a tratar de quitarnos nuestro bebé? Mami, ¿vas a morir porque se supone que no podías tener más bebés? ¿El hombre malvado fue a la cárcel? ¿Por qué no?”

Te pregunto a ti ahora: ¿qué respuestas debía darles?

Durante mi embarazo, estuve enferma. Gasté cientos de dólares en medicinas  para controlar mis náuseas y vómitos. Vomité sangre. Me perdí días, semanas y meses de trabajo porque estaba enferma. Yo soy la única en mi casa que trabaja porque soy madre soltera. No llegaba a pagar mis gastos mensuales. Para poner gasolina en el coche y comida en la mesa, tuve que vender mis cosas en  Internet y en el jardín de mi casa. Cuando  pude recomponerme y controlar el vómito,  regresé al trabajo y pude pagar todos los gastos. Para Septiembre ya habían desaparecido los números rojos.

Durante mi embarazo, la gente me preguntó muchas veces si iba a dar a mi bebé en adopción. He descubierto que la adopción es lo que la sociedad espera que se haga con un bebé concebido en una violación. Casi era tabú que me quedara con mi bebé y lo criase. También he tenido que sufrir  el juicio de la gente por esa decisión. En mi situación, la gente considera que criar a mi bebé supone una tragedia en vez de una acción de amor o un acto noble. 

He querido reirme cuando alguien me ha preguntado, con un dedo apuntado a mi barriga, “¿Tú todavía no sabes lo que causa eso?”. Me he sentido humillada y avergonzada porque he estado embarazada y sin esposo. He pasado por la vergüenza de explicarle a la gente mi historia. He tenido que contener mis lágrimas y rabia cuando la gente me pregunta sobre el papá. Ni siquiera me puedo imaginar el bochorno y el dolor que han pasado o van a pasar mis hijos cuando les pregunten quién es el papá del bebé.

He tratado de prepararme para la venida de mi bebé, pero todavía mis emociones me superan y he terminado llorando desoladamente cuando he visto ropa de bebé que decía: “La nena de papi” o “La princesita de papá”. He sentido asco, ira y tristeza cuando en medio de una tienda, mis emociones afloran aunque no quiera.

En las noches, he tocado mi barriga acariciando a mi hija y le he dicho cuánto la amo. Le he dicho que ella es hermosa, inocente y una preciosa bendición para mí, y para sus hermanos y hermanas.  He tratado de encontrar las palabras que posiblemente podré emplear para explicarle cómo fue concebida. Me imagino que algún día a lo mejor se lo diré porque sé que me preguntará quién es su papá y dónde está.

Si, yo quedé embarazada tras una violación, y sí, ¡estoy agradecida por este bebé! ¡Pero ésa no fue mi primera reacción! ¿Y sabes qué? ¡Es normal!  Nadie  piensa que vaya a ser violada, y mucho  menos que vas a concebir un hijo de la violación. Yo nunca lo pensé.

Yo era una de esas personas que decía que en caso de violación, podía entender que la víctima abortase. Nunca entendí este sentimiento y cómo dolía hasta que fui yo la que quedé embarazada por una violación. Mi violador ha disfrutado de su vida. Él ha podido trabajar y ha podido pagar sus gastos mensuales. Él ha podido disfrutar su vida y su familia cómodamente. Y si el violador ha tenido todas esas cosas, ¿por qué mi bebé no debería tener acceso a los mismos lujos, a disfrutar su vida?  

Yo no necesitaba o quería un aborto. Yo quería y deseaba ayuda real, y le doy gracias a Dios por la gente con la que Él me ha bendecido, que me han ayudado a mí y a mi bebé después de nacer. Lo que quiero y busco es justicia. No quiero manutención para mi hija de un violador que debe estar en la cárcel en vez de pasearse libre por la calle, ganándose la vida. Yo deseo y necesito que mi hija y yo seamos protegidas por la ley y evitar que el violador tenga acceso a derechos parentales.

Déjame explicarte algo para que entiendas mejor: Cada día es como una pesadilla. Vivir con la violación es un trauma emocional muy grande. Vivir con un embarazo que resultó de una violación es muy difícil. Pero el hecho de saber que tu violador está en la calle libre y abusando de otras mujeres mientras la justicia no hace nada es exasperante.

           Me siento orgullosa de  poder compartir mi historia. Y lo seguiré haciendo una y otra vez. ¿Por qué? Porque la mayoría de las mujeres no lo hacen. Creo que Dios me dio esta verborrea y  una personalidad abierta por alguna razón. A lo mejor esa razón es  que sea la voz de las mujeres que han pasado o pasarán por una situación similar.

           Cuando descubrí que estaba enbarazada y cuando vi que  había sido violada, quería enterrarme en un hoyo. Yo quería que alguien me golpeara, me sacaran a este bebé y levantarme de la cama como si todo hubiese sido una pesadilla. Nunca pensé que tuviera el valor para contar mi historia. En realidad, cuando las palabras salieron de mi boca, yo no lo podía creer. Me sentía fuera de la realidad, pero incluso este sentimiento no describía lo que sentía. Como ya dije, nadie piensa que esto le pueda pasar.

          Ahora, con el tiempo, veo todo esto como una gran oportunidad. Estoy criando a mis hijas e hijos. Yo quiero que mis hijos sepan que lo que me pasó a mí está mal. Nunca debería ser tolerado. Quiero que mis hijas aprendan de esto y que tomen  las precauciones para prevenir que esto les pase a ellas. También espero que mis hijas aconsejen a sus amigas y que salgan todas juntas, no solas. Así nunca ellas ni sus amigas tendrán que experimentar nada de esto.

Veo todo lo que me ha pasado como una oportunidad para mostrar a otras mujeres que han pasado por situaciones horripilantes similares, que sepan que ellas pueden estar asustadas o abochornadas, pero que estén convencidas que no han hecho nada malo y es bueno que hablen de sus experiencias. 

También es una oportunidad para mostrar que el sistema judicial y el cumplimiento de la ley no funcionan adecuadamente.

Es una oportunidad, finalmente, para que las mujeres violadas vean que es posible sobrevivir a una violación, incluso quedar embarazada, dar luz a ese bebé y amarlo porque sabes que es tuyo. 

¿Estoy feliz con el bebé? Sí. ¿Estoy enojada? ¿Estoy disgustada? Sí. ¿Estoy frustrada con lo que este bebé supone en mi vida y en mi economía? Sí.

Al principio, no quería que nadie supiera que la criatura que llevaba en mi vientre fue concebida por violación. No quería que mi hija sintiera vergüenza. Ahora, quiero que toda persona que quiera escuchar sepa mi verdad. Ahora, quiero que mi hija lo sepa; quiero que ella sepa que fue una decisión de amor. Su vida tiene el mismo valor que la mía. Quiero que sepa cuanto la amo a pesar del enojo que supuso haberla concebido sin mi permiso o conocimiento. Quiero que sepa que no tiene la culpa de haber sido engendrada así y de lo que pasó esa noche. Quiero decirle que nunca debe sentirse avergonzada y que crezca sabiendo que una vida hermosa es posible aunque las circunstancias de su concepción sean horribles.

A lo mejor un día, cuando una mujer que haya sufrido violación y tenga los mismos sentimientos que yo sentí cuando me enteré que estaba embarazada, pueda mirar a mi hermosa hija y saber que puede superar ese embarazo difícil porque también ella va a ser recompensada con un hermoso ser humano.

Pues ahí lo tienes. No  permaneceré callada. Voy a tratar de que la gente escuche y entienda. Voy a continuar peleando por nuestro fallido sistema de justicia.  Voy a continuar siendo  voz para las mujeres y seguiré luchando para los bebés concebidos en violación. No voy a cejar en mi empeño...

BIO:  Aimee Kidd tiene 6 hijos y vive en Casper, Wyoming (USA). Colabora con Salvar El 1 y da su permiso para que su testimonio sea compartido y pueda ayudar a muchas otras mujeres que pasen por algo parecido.