¿Ulrich George Klopfer mantuvo los restos de mi hijo como su trofeo?
Por Serena Dyksen
Cuando tenía diez años, el esposo
de mi tía empezó a molestarme mientras cuidaba a sus hijos. Finalmente me violó
a la edad de 13 años. Tuve el coraje de contarle a un compañero de clase lo que
me habían hecho, se informó al consejero escolar y se notificó a mis padres. Me
llevaron inmediatamente al consultorio de mi médico para que me examinaran y me
dijeron que estaba embarazada de la violación. Ese día sería la primera vez que
escuché la palabra aborto. Mi médico de familia sugirió el aborto a mis padres
como una solución para arreglar el problema, y nos remitió al Women's Pavilion
Center en South Bend, Indiana, una de las tres clínicas de aborto donde estaba
el infame Dr. Ulrich "George" Klopfer.
El día de mi cita en la clínica,
me llevaron sola a una habitación donde un consejero me habló de un grupo de
células. No tenía ni idea de qué estaba hablando, pero cuando me preguntó si
estaba lista para el aborto, asentí con la cabeza por inocencia y confiando en
que los adultos buscaban lo mejor para mí Me llevaron a una habitación, me
dieron una bata y me dijeron que me acostara en una mesa. Esta fue la primera
vez que vi a George Klopfer, hombre de mediana edad como mi violador. Entró en
la habitación sonriendo y dijo que no llevaría mucho tiempo. Ese fue el alcance
de nuestra relación médico-paciente. No hubo consulta, no se me proporcionó
otra información.
Estaba absolutamente
aterrorizada. Me quedé allí con nada más que una bata, mis piernas abiertas con
los pies en los estribos y este extraño hombre estaba a punto de hacerme algo.
Estaba avergonzada, inquieta, insegura.
Mientras estaba acostada en la
mesa, de repente escuché un fuerte sonido de aspiración, el ruido de succión
inolvidable fue mucho más fuerte que nuestra aspiradora de casa, y luego
experimenté el dolor más insoportable que jamás había sentido. Comencé a gritar
de agonía sólo para que el Dr. Klopfer me gritara que dejara de hacer ruido.
Recuerdo que me sorprendió que este médico me gritara. ¿Cómo podría no
importarle mi sufrimiento?
Muchos años después, descubrí un
diario de mi madre con una entrada sobre ese día: ella escribió que desde la
sala de espera podía oírme gritar, pero no le permitían que fuera conmigo. Fue
desgarrador.
Una vez que terminó el
procedimiento, me llevaron a una sala de recuperación con otras mujeres. Todas
nos sentamos allí, sin tener ningún contacto visual. Estaba completamente
insensible y desconectada. Cuando me dijeron que era hora de que me fuera, me
puse de pie con una gran hemorragia, derramando sangre sobre el suelo. Nadie
trajo al médico, simplemente me sacaron de la clínica a toda prisa mientras
sufría una hemorragia. Estaba débil y apenas podía soportar estar en pie así
que mi papá tuvo que llevarme al coche. Nunca hubo una visita de seguimiento en
la clínica y nunca se volvió a hablar sobre el aborto con mi familia.
Aunque tenía 13 años y no tenía
idea de la maternidad, sufrí horriblemente mi aborto. Luchaba cada día y no
entendía el motivo. Luché contra la depresión, tuve un aborto espontáneo, uno
de mis ovarios se rompió, casi perdí la vida, y tuve una histerectomía completa
antes de los 29 años. Todos mis problemas reproductivos no tenían sentido, pero
ningún médico me preguntó si había abortado previamente.
Usé drogas y alcohol para
adormecer mi dolor, tuve problemas matrimoniales que casi terminarían con mi
matrimonio, y luché por ser una buena madre de mis otros hijos. Una noche,
después de beber mucho para enmascarar mi dolor, tuve un encuentro que
cambiaría mi vida y comenzaría mi proceso de curación.
Incluso después de mucho tiempo
de curación y asistir a un retiro postaborto, escuchar la noticia del hallazgo
de los restos de más de 2200 bebés en la propiedad de George Klopfer despertó
en mí muchas emociones. Siento que me han violado de nuevo, ahora por tercera
vez. El viernes por la noche, cuando oí la historia, mi cuerpo se entumeció por
el shock ya que pensé que mi bebé podía estar en su propiedad. Me pregunté por
qué había guardado sus restos y me di cuenta de que, probablemente, eran
trofeos para él. El cadáver de mi hijo era su trofeo. El dolor fue abrumador.
Luego, mis lágrimas se
convirtieron en ira porque la clínica de South Bend, donde había operado antes
de perder su licencia, fue absorbida por Whole Women's Health, que actualmente
aborta a niños sin licencia. Si las atrocidades que rodearon a Klopfer
ocurrieron en una clínica autorizada, ¡ni siquiera quiero pensar en lo que está
sucediendo en esta clínica sin licencia! Pero la conclusión es que estas
clínicas no deberían existir.
En los últimos días, he recibido
muchos mensajes de otras mujeres que también abortaron y que han sentido las
mismas emociones que yo, especialmente tras participar en una conferencia de
prensa el lunes. Uno de los encuentros más impresionantes ha sido con otra
mujer que estaba tan traumatizada por la noticia que, cuando vio que se
excavaba, comenzó a llorar y a decir: "Sé que hay enterrados bebés
aquí". Era como hablar con alguien que acababa de regresar de la guerra.
Otra mujer dijo: "Me siento violada". Me ha llevado tiempo sanar y
ahora la herida se vuelve a abrir.
Como mujer que ha abortado, solicito
que se realice una investigación completa que incluya pruebas de ADN para unir
a estos hijos e hijas con sus madres que
quieren hacerles un funeral y entierro
adecuados. Quiero saber si mi hija es una de ellas y quiero enterrarla y tener
un lugar para honrarla. Tal vez ella sabrá que su madre la quiere y la ama. Y
aquéllos cuyas madres no se presenten para reclamarlos, merecen la misma
dignidad porque multitudes lloran la pérdida de sus vidas. Si Klopfer puede
mantener a estos bebés de manera inexplicable durante años, deberíamos poder
proporcionarles un lugar permanente para ser recordados de manera digna.
También apelo a la jueza Sara
Evans para que escuche mi historia y cierre la clínica de abortos Whole Women's
Health para proteger a los bebés y las mujeres de nuestra área. ¡Defienda las
leyes que se aprobaron!
Por último, quiero alentar a las
mujeres que abortaron a que no se aferren a ese sufrimiento más tiempo. Por
favor, busque ayuda y curación. Hay muchas personas que desean ayudarla en su
proceso de curación. Estamos aquí para ti. El hecho de que haya elegido, o como
en mi caso, la elección fue hecha por usted, no significa que merezca vivir con
dolor y sufrimiento. ¡Hay perdón, esperanza y sanación para ti!
BIO: Serena Dyksen está casada,
es madre y abortó un hijo concebido en una violación. Es bloggera y portavoz de
Save The 1. Puede contactar con ella a través de Facebook.