A muchos que no son pro vida les gusta pensar que todos los pro vida somos iguales
y que seguimos ciegamente la causa porque así nos lo han enseñado. Sí, nací y crecí cristiana y
creo en la Biblia y las verdades que contiene dentro de sus muchas páginas,
pero aún cuando las lecciones de vida y la compasión que enseña son la base
principal de mis creencias, hay un lado oscuro que refuerza mi posición sobre
si una mujer debería tener el poder de elegir la vida o la muerte de su hijo
por nacer. Esta es una historia que no suelo compartir por el simple hecho de
que me causa dolor. Es algo en lo que nunca me detengo y ciertamente no es algo para sentirme orgullosa pero
aun así es parte de mi historia y parte de lo que soy y por qué defiendo,
inquebrantablemente, mis convicciones. Quiero
contar mi historia para que pueda llegar a otros que hayan experimentado una circunstancia
similar y tengan vergüenza de sí mismas o miedo de contarle a alguien.
En Enero de 2006 concluía
mi primer semestre en el Centro de Formación Profesional Superior. Habíamos terminado los exámenes finales y
todos estábamos entusiasmados por comenzar el semestre de primavera del nuevo
año. Yo estaba indecisa sobre mi
especialidad, todavía pensando sobre algunas cosas. ¿Sería una de estudiante de
Artes Liberales? ¿Inglés? ¿Historia? Mi
tutor me presionaba para que eligiera, pero yo quería tomar otro semestre para
terminar algunos requisitos generales de grado antes de elegir. "¿Y
si completo un programa de grado y termino odiando el campo que elegí?". Esa tarde, estaba pasando el rato en la
sala de juegos de la cafetería de estudiantes. El gentío de siempre estaba ahí jugando a billar
y fútbol de mesa. Mientras miraba a los
chicos practicar para el próximo torneo de billar, noté una cara desconocida. Decidí presentarme con el extraño curiosamente
atractivo. Era un poco más alto que yo,
pelo rubio ceniza, ojos color avellana, y parecía tener el encanto de un
príncipe. Pronto me enteraría de lo
equivocado de mi ingenua suposición.
Había estado muy
protegida de niña, nunca había tenido novio y me había perdido una gran
cantidad de experiencias sociales que podrían haberme ayudado a evitar
fácilmente este lío en primer lugar. Era
demasiado confiada e inmadura y me encontré en otro estado con un hombre que
apenas conocía, pero pensé que amaba. Anhelando
tener ese sentimiento de ser amada y querida, era obediente y nunca lo
cuestioné. Después de todo, ¿qué podía
hacer? Seguí la corriente, día tras día durante unas
semanas. Él había conseguido un trabajo
en una compañía de suministros médicos y yo cantaba en una banda local en
pequeños conciertos. Un día, estaba
esperando en el estudio garaje a mis compañeros de banda que venían a practicar
y él llegó después de un largo día de
trabajo enojado porque sus colegas supuestamente se estaban comportando como
unos idiotas. Yo nunca lo había visto
tan raro y estaba realmente asustada - sus ojos no se veían bien. Me preguntó dónde estaba la Coca-Cola y le
dije que me había tomado la última, pero que podía ir a comprar más ya que estaba cerca. En lugar de la respuesta afirmativa
que esperaba, me encontré con los vidrios rotos de la taza que tenía en la mano
y tiró al suelo. Antes de que pudiera
dar un paso atrás, él me cogía por la garganta con
un trozo de vidrio y me
gritaba por ser "desconsiderada" y decía
que me iba a hacer "pagar por eso".
Él me hizo pagar por esa simple lata de 300 cc de
refresco con mi virginidad.
No cedí sin
pelear. Le rasguñé la cara y el abdomen
con las uñas, sacándole sangre y arrancando piel. Todavía recuerdo la imagen de su sangre en
mis manos y su gruñido de dolor antes de que me diera un puñetazo en la
cabeza. Él terminó dentro de mí y me
dejó en el suelo. Sentí como si el mundo
diera vueltas. Estaba triste y enojada y...
paralizada. El guitarrista de la banda entró,
lo vio, y lo sujetó mientras que el baterista llamaba a la policía. Mientras el policía lo esposaba, él lloraba
como un niño. Sollozaba, diciendo que quería morirse por lo que había hecho.
Pasó algún
tiempo y me enteré de que no habría cargos en su contra por la violación porque
se equivocaron al no hacerme un kit de violación cuando lo denuncié,
asi que el incidente se consideró un tema de "violencia doméstica". Se le ordenó mantenerse alejado de mí, lo que
no sería un problema, ya que estaba encerrado en un hospital psiquiátrico por
amenazas de suicidio y otros comportamientos inestables. Yo no tenía idea que él debía
tomar medicamentos por varios trastornos, incluyendo trastorno negativista
desafiante y Bi-Polaridad, que fueron parcialmente la causa de su baja
deshonrosa de la Fuerza Aérea. Me odiaba
a mí misma más y más por ser tan confiada mientras se revelaba cada pedacito de
la historia escondida de su vida. Todas
las cosas que me había escondido eran claras señales de alerta que me habrían
alejado si hubiera sabido de ellas. Tenía un historial de asalto físico a mujeres
y era un mentiroso patológico.
Me sentí engañada
y frustrada. Por encima de todo, estaba
asustada porque no tenía a dónde ir. Mis
compañeros de banda me dejaron porque no querían lidiar con el drama, así que
perdí el lugar donde vivía, mi techo. No
podía volver con mi familia porque me fui de casa por un tipo cualquiera que
conocí en la universidad. Me di cuenta
que había cometido un terrible error. Me
las arreglé para hacerme amigos con algunas personas en la costanera y tuve la
fortuna de encontrar sofás para dormir la mayoría de las noches. En mi punto más bajo, dormí detrás de una
galería en el medio del día, ya que todavía estaba peligrosamente frío por la
noche. No comía mucho, excepto lo que
algunas personas tuvieron la amabilidad de compartir con esta cantante de
aspecto enfermizo. Conocí el significado
literal de cantar para comer.
Una cálida tarde
de mayo, mientras caminaba hacia la fuente de agua cerca del parque de diversiones,
me sentí muy mareada, me desmayé y desperté sola en un hospital. Un médico entró con una mirada seria y el
miedo se apoderó de mí. Estaba muriendo?
Estas
embarazada
Sentí que mi
corazón caía en mi estómago y quise vomitar.
Yo sabía cómo se hacen los bebés.
Ese monstruo me había embarazado.
Sin decir una palabra, el doctor me había dejado para pensar en mi menos-que-"bienvenido"
diagnóstico. Mi
mente se sumergió en un frenesí interminable de ideas en espiral así que hice
lo que mis instintos me llevaron a hacer:
caí de rodillas y recé. Le pregunté
a Dios qué hacer, porque yo estaba perdida sin mapa ni brújula para guiarme. Cuando una enfermera vino a hablar conmigo a
responder a cualquier pregunta que tuviera, le pregunté si podía usar un
teléfono. Llamé a mi papá y aprendí el
significado del perdón. Yo prácticamente
había escupido en la cara de mis padres, pero mi papá aceptó venir a buscar a
su hija rota y llevarla a su casa. Lloré
las 4 horas de vuelta en auto.
Mi barriga
todavía no se notaba y mis papás no sabían sobre el embarazo; no sabía cómo
decirles, pero eso no importaría por mucho tiempo. En septiembre, todavía no se notaba mi
embarazo, pero yo vomitaba mucho y mis pies se hinchaban mucho también. Mamá inicialmente pensó que era sólo que mi
cuerpo no estaba acostumbrado a una gran cantidad de alimentos ya que había
pasado tanto tiempo sin comer. Ella, eventualmente, se dio cuenta. Una mañana, mamá me dio un test de embarazo y,
con seguridad, dio positivo. Yo sabía
que no podía seguir ocultándolo más, así que le conté todo. Me ayudó a hacer una cita con un obstetra para
que me revisara. Ella me acompañó e
incluso pagó por la cita. Milagrosamente, yo estaba bien más allá de una
inestabilidad de la presión arterial y el bebé estaba muy bien a pesar de la
falta de nutrición y de cuidado prenatal en la mayor parte del embarazo. Era
una niña.
Unos días más
tarde, mi padre me mostró un anuncio que encontró en el diario de una pareja en
búsqueda para adoptar y me dijo que tenía esa opción si quisiera tomarla. Lo pensé y entré a la página web que habían
incluido en su anuncio. Era una pareja
sin hijos que quería tenerlos, pero no habían podido. Todo en ellos parecía estupendo, pero debido a
mi experiencia con el "príncipe azul", yo estaba más que desconfiada.
Mi padre me contrató un abogado y
comenzó el proceso de comunicación con esta pareja. A través de un intercambio de correspondencia,
vi que eran genuinos y fieles a sus palabras. Mi abogado me dijo que antes de que pudieran
completar el papeleo necesario para la adopción, tenían que poner un anuncio
en el periódico local y el periódico de donde vivía el padre del bebé dándole 14 días a partir de la primera publicación para responder si
él tenía la intención de impugnar el procedimiento. Su madre trató de intervenir, pero no fue más que
mucho ruido y pocas nueces.
Cuando estaba
embarazada, mis amigos me preguntaron si sería capaz de mirar a mi hija a la
cara sin ver al violador. En un primer
momento, era una pregunta difícil de responder. Después de pensarlo un poco yo creí que podía
mirar más allá y ver al bebé por lo que ella sería. Esta niña no me hizo nada malo y no pidió
nacer así; la culpa es del desgraciado que me mintió, usó e hirió. Si Dios no hubiese tenido la intención de que ella
llegara al mundo, Él no lo habría permitido. Él da un sentido a cada
pequeña cosa que sucede - incluso a la tragedia y la
adversidad.
El 4 de
diciembre de 2006, Isabelle nació por cesárea. Ella se fue a su casa a los tres días con su
nueva familia; a su nueva vida y a un futuro mucho mejor que el que una chica
de 19 años, sin trabajo y dañada emocionalmente podría haberle dado. En los días previos a su nacimiento, me dije a
mi misma que no lloraría cuando sus padres adoptivos se la llevaran a casa,
pero ese propósito se derrumbó cuando la abracé por última vez y compartimos un agridulce
breve momento como madre e hija. Quedó un
dolor en mi corazón porque yo siempre había querido una hija...
Hoy, ella es una
brillante y burbujeante niñita de 7 años con una hermanita adoptada y un perro.
Le encanta cantar, nadar, y pintar, y se
destaca en lo académico. Ella me conoce,
pero no sabe la verdad de quien realmente soy; para ella, soy la tía
Erin y así es cómo voy a quedar. Quiero
que tenga la alegría y el amor por su mamá y papá sin una confusión similar a
la que yo tenía cuando era niña y descubrí que mi mamá y mi papá no eran mis
padres biológicos. Estoy muy, muy orgullosa
de ella y nunca me arrepentiré de mi decisión de dar a luz y de renunciar a
ella. Sí, a veces duele mirar en
silencio desde lejos pero, saber que ella es feliz y saludable, es lo
más importante para mí.
Si yo hubiera
seguido los consejos de mis “amigos” y hubiera abortado, esa familia estaría
incompleta, el mundo se estaría perdiendo una niña encantadora y todo el
potencial que vino con ella, y yo no sería la mujer que soy hoy. Aunque extremadamente doloroso, todos esos
acontecimientos me han hecho más fuerte y me han ayudado a
desarrollarme mental, emocional y espiritualmente de una manera que no creo que
pudiera haber ocurrido si no hubiera experimentado esa prueba y salido de
ella triunfante. A menudo sólo damos
gracias a Dios por las cosas que salen bien en nuestras vidas, pero tenemos que
recordar darle gracias por el mal porque a veces se necesita algo
verdaderamente horrible para crear algo hermoso.