Por Kristi Kollar
Tenía 17 años cuando quedé
embarazada. El hombre que me violó era mi amigo, pero resultó ser un
manipulador del que no me podía deshacer. Era el tipo de persona que amenazaba
con suicidarse y le echaba la culpa a los demás por no hacer cosas por él.
Vivir esta situación da miedo. Cuando me sujetaba del cuello en la parte
trasera de su camioneta, le decía que no, pero eso no lo detenía. Recuerdo la
lucha y el llanto. No se detenía hasta que yo estaba hiperventilando tanto que
mi cuerpo se estremecía fuera de mi control.
Kristi y su hija Abby
Quizá pienses que doy demasiados
detalles - pero créeme que no lo hago. Comparto esto para demostrar la
severidad de la violación. Cómo te afecta en todos sentidos -emocional, mental,
física y hasta espiritualmente.
Estudiaba en el último año de preparatoria en
Montana y acababa de ser aceptada en la universidad de mis sueños en Nueva
York. Un año antes del ataque, mi papá y yo habíamos sobrevivido el incendio de
nuestra casa, nos habíamos quedado sin hogar, entrábamos y salíamos de
hospitales, tuvimos emergencias familiares y muertes, y habíamos debutado en
una película donde dábamos nuestro testimonio (crecí en un hogar lleno de
abusos, antes de que mi papá ganara mi custodia a los 7 años y ambos fuéramos
salvados).
Si existía un momento en que fuera
el tiempo “equivocado” para quedar embarazada, era éste. ¿Cómo podía poner más
carga sobre mi papá cuando ya estaba lidiando con tanto? ¿Qué pasaría con la
universidad?
Estaba muy involucrada en una
escuela cristiana privada - tomaba cualquier actividad extra curricular que
podía y tenía a muchas chicas menores que yo que me admiraban. ¿Qué pasaría con
la iglesia? ¿Se irían mis amigas? ¿Me creerían? ¿Qué me haría él si lo contaba?
Todos estos pensamientos me
acosaban todos los días durante los 7 meses en los que escondí mi embarazo.
Pero uno de ellos resonaba más fuerte que todos: Tenía una pequeña persona
viviendo en mí. Una vida. Dios me encomendó a ayudarlo a crear un bebé humano.
Y nada de esto era su culpa.
Kristi durante su embarazo
Siempre he sido provida, pero no
dejaba de darle vueltas a mi cabeza. ¿Era conveniente abortar y olvidarme de
todo? Seguir con mi vida, graduarme y mudarme a Nueva York. Estaba tan cerca de
lograrlo... No teníamos el dinero para criar un bebé- especialmente después de
todos los acontecimientos que mencioné antes. Tenía que cuidar mi reputación.
Pero nunca fue una opción real para
mí. ¿Podía escoger ganar el mundo entero a cambio de perder un alma? ¿Realmente
mataría un bebé sólo porque ella no era parte del plan que yo tenía?
Recuerdo escribir un ensayo provida
(como lo hacía cada año) cuando estaba de 20 semanas de embarazo. Recuerdo sus
pequeños piecitos pateándome y su hipo mientras escribía. De pronto me detuve y
me di cuenta que en ese punto de mi embarazo aún es legal terminar con su vida.
Ni siquiera podía imaginármelo- sentir una vida preciosa tan activa dentro de
mí y aún negar su legitimidad.
Mi plan era llegar a la graduación
y luego contárselo a mi papá y a unos pocos más. Yo tenía una complexión tan
pequeña que esconder el embarazo no era difícil. Sin embargo, la gente empezó a
darse cuenta.
Tres semanas antes de mi
graduación, mi pastor llamó a mi papá y yo sabía que él se había dado cuenta.
Estaba aterrada. Recuerdo que él entró y empezó a decirme cuánto me amaba y lo
orgulloso que estaba de mí. Entonces me preguntó si estaba embarazada y le
conté lo que sucedió. De inmediato pidió una cita con el doctor y una junta con
mi escuela y la iglesia.
Fueron muy corteses en mi escuela.
El doctor dijo que todo se veía muy bien, a pesar de haber eludido todas las
citas prenatales. Estaba esperando una niña.
Siguió la iglesia. El lugar en el
que esperaba encontrar la mayor gracia y seguridad, pero en vez de eso recibí
mucha confusión y rechazo. Los padres de mi agresor también iban a nuestra
iglesia y ellos, mi agresor y los pastores, mi papá y yo, tuvimos una reunión
para decidir qué haríamos. Él admitió lo que me hizo frente a todos. No
hicieron nada. De hecho, trataron de presionarnos para que nos casáramos. Era
claro que querían esconder todo para no perturbar la iglesia. Cuando yo no
accedí, me pidieron que me fuera.
Después de esto, luché contra la
depresión y la confusión espiritual. Perdí muchos amigos y ahora también la
iglesia donde crecí. Sentía que yo no tenía perdón. Después de todo, me
corrieron de la iglesia que fue mi hogar durante 9 años.
El 27 de Julio de 2018, nació
Adeline Marie Kollar. Todo salió increíblemente bien. En el momento en el que
la vi, todo el dolor previo de los 9 meses desapareció completamente. Realmente
creo que, si no tuviera a Abby, no habría podido sanar de las agresiones. Ella
era y es la luz y el propósito de mi vida.
Su padre no quería involucrarse y
yo no me sentía segura cerca de él, así que me vino muy bien. Viví con mucha
culpa durante un tiempo, ya que mi iglesia me había presionado diciéndome que
Abby crecería sin su padre, pero le doy gracias a Dios por ser verdaderamente
el Padre de Abby y jamás le hará falta un papá porque Dios es fiel.
También tenía el apoyo de mi increíble papá.
Él alentó el sueño de mi universidad y mi vida en Nueva York. Se mudó conmigo a
la ciudad para poder cuidar a Adeline mientras yo estudiaba.
Ahora, soy estudiante de actuación
de tiempo completo y una madre soltera joven, así como activista provida. He
creado un ministerio personal para la defensa de la vida en todas las etapas -
desde la concepción hasta la muerte natural. He ayudado en centros de embarazo,
tengo una plataforma en redes sociales y me piden que hable en eventos
públicos. Guío y atiendo a jovencitas y puedo ayudar en frentes más personales
como el lidiar con asuntos como el abuso sexual, prevención de suicidio y
embarazo de adolescentes. Mi historia es una de muchas.
Quiero señalar que la maternidad no
mata los sueños y no se limita a cierta edad, siempre hay apoyo, aunque no
venga de la familia o de los más cercanos. Hay centros, así como otras
organizaciones y personas voluntarias que quieren hacer cualquier cosa para
ayudar. No tiene que haber circunstancias perfectas. El aborto jamás es la
mejor opción.
Bio: Kristi Kollar es una joven
soltera, madre como resultado de una violación. Es estudiante universitaria de
tiempo completo y oradora y activista provida. Ella aborda temas como el abuso
sexual, el embarazo en adolescentes y la maternidad, prevención del suicidio y
el empoderamiento de la mujer.