Mujer nigeriana madre como consecuencia de una violación: "Mi hijo es el regalo más dulce que me ha dado la vida".
Por Betty Esene
Fui violada de camino a un examen. Tras el incidente, me convencí a mi
misma de que no había pasado nada y seguí adelante. Esto es lo que me
quería creer hasta que, al mes, supe que estaba embarazada y entonces
todo se torció. Me odiaba a mi misma, odiaba lo que había ocurrido pero,
sobre todo, odiaba al bebé que esperaba. Mi primera idea fue la de
abortar. Yo era una muchacha joven con ansias de mejorar mi propio
futuro y el de mi familia. "Este niño arruinará para siempre mis
aspiraciones y mis metas", pensé.
Busqué con insistencia a alguien que financiara mi aborto pero no lo
encontré. Incluso empecé a ingerir fuertes drogas desde el primer mes de
embarazo hasta el séptimo pero el bebé se resistía a morir. Pensé en
suicidarme muchas veces pero, por aquel entonces, mi madre enfermó de
gravedad y yo era una gran ayuda para ella.
Mantuve la gestación en secreto durante 7 meses . Solía golpear mi
vientre con violencia cuando nadie me veía y le gritaba al bebé:" ¡Muere
o desaparece pero no te quiero a mi lado!". Estaba muy deprimida y
traumatizada y viví una agonía de 7 meses hasta que le conté a mi
familia qué ocurría. Tuve el apoyo de mi madre y de una ONG de mi país,
Nigeria, y di a luz al niño.
El parto fue complicado pero en el momento que lo sostuve en mis brazos
sentí una gran paz interior. Ahora lo miro y me pregunto cómo pude
plantearme rechazar una bendición tan grande. Es el regalo más dulce y
maravilloso que me ha dado la vida. Su sonrisa me da una razón par ser
valiente y seguir adelante. Él capta mi estado de ánimo a la primera y
nuestra complicidad es muy grande. Hoy tiene cinco años y preferiría
estar en la calle que darlo en adopción. No lo veo como el producto de
una violación sino como un don de la Providencia.
La gente debe entender que Dios no manda al violador. Todos somos
libres en nuestro proceder y a veces se sirve de situaciones dolorosas
para hacer algo bueno: el bebé. Yo no juzgo a una joven chica por querer
abortar o por hacerlo porque yo misma estuve en esa tesitura pero
pienso que hay que ver al niño como el hijo de la víctima y no como el
hijo del violador. Y, como ser humano que es, tiene unos derechos y una
misión en esta vida.
Seamos claros: El niño no tiene culpa de lo ocurrido y tiene derecho a
vivir. A todos los niños les espera una vida que deben vivir y un gran
futuro porque están creados por Dios y Él no los habría hecho si no
fuera así. No son el producto de una violación sino Hijos de Dios. Él
los creó con una intención, como a mi hijo.
BIO: Betty E. es planificadora de eventos y maquilldora, de Nigeria, miembro y bloguera en Save the 1.
Ayuda y anima a mujeres que han concebido un hijo en una violación.