Por Jane, De Jamaica
Comencé a salir con él cuando tenía 18
años y siempre fue respetuoso conmigo. Inicialmente, sólo éramos amigos y
cuando estábamos juntos, no teníamos intimidad sexual en absoluto. Rompimos,
después, durante un par de años y comenzamos a salir de nuevo. Tuvimos
intimidad dos veces, pero por lo demás, nuestra relación no era física. No
había ningún indicio en ese momento de lo que algún día sería capaz de hacerme.
Comenzó a prepararse para entrar en las
fuerzas policiales y en un par de ocasiones me dijo que, si alguna vez me veía
con otro tipo, me dispararía. Era difícil imaginar que hablaba en serio, pero
la primera vez que lo dijo, le advertí que, si alguna vez volvía a decir algo
sobre armas, terminaríamos nuestra relación. Cuando lo dijo por segunda vez,
otra vez le advertí que rompería con él a pesar de que me había dicho: "Si
alguna vez rompes conmigo, ningún otro hombre te tendrá si no puedo tenerte
yo". Y corté con él después de graduarse en de la policía debido a la
falta de comunicación entre nosotros.
Me había dicho en una ocasión: “No
importa cómo, vas a ser mi esposa. Incluso si te casas con otro, mataré a tu
esposo y tendrás un hijo mío de la manera que sea". Era difícil tomarlo en
serio porque sabía que tenía un gran respeto por su madre y sus hermanas y, por
lo tanto, era imposible imaginar que podía hacer esas cosas. Además, me
consideraba una persona valiente y en ese momento no me intimidaba fácilmente.
Después de las amenazas, me dejó estar
durante unos tres años, hasta que se presentó en mi casa una noche y me dijo
que quería hablar conmigo. Nos quedamos afuera mientras hablábamos. Me dijo:
"No puedo tener un bebé con otra mujer". Dejé en claro: "En
primer lugar, no quiero tener un hijo fuera del matrimonio". Pero él se
reía, así que pensé que estaba bromeando y pensé que estaba bromeando. Se fue
después de eso.
Unos días después, el 12 de octubre de
2015, cuando estaba disfrutando de un permiso por vacaciones, me llamó. No
reconocí su número porque había borrado su contacto. Dijo que estaba en el área
de paso, y como estaba lloviendo, me preguntó si podía detenerse en mi casa ya
que se encontraba mal. Es asmático y necesitaba descansar. Me dio pena y lo
dejé entrar en la terraza y en el porche. Para mi sorpresa, se metió en mi casa
y en mi habitación. Comenzó a decirme que había sido acusado de múltiples
cargos de asesinato y había pasado por causas judiciales, que había renunciado
al cuerpo policial y que ahora estaba entrenando en el ejército. Le pregunté si
era culpable, y ni siquiera puedo recordar su respuesta por lo que sucedió
después.
Me sujetó, me sostuvo por detrás y se
tiró sobre mí. Recuerdo repetidamente suplicar: "Detente, me estás
lastimando". Cuando intentaba escapar, sentía un dolor insoportable. Me
preguntaba a mí misma: "¿Realmente, me está haciendo esto? ¿Realmente
conozco a esta persona?" Todo lo que podía pensar era:"¿cómo puedo
alejarme de él?". Pensé que tal vez podría convencerlo de que no lo
hiciera.
Me dijo: “Quiero tener un hijo. Quiero
que se parezca a mí con tu color de ojos ". Luego, cambió y dijo:"
Creo que mejor quiero tener una hija. Quiero que ella tenga mi cabello, con tus
ojos y tu sonrisa". Sabía que necesitaba que él se detuviera, así que
dije:" Escucha, no debo quedar embarazada". Sólo preguntó por qué. Le
dije que no podía cuidar a un niño y respondió que él proporcionaría esa ayuda.
Luego le dije que mi médico me aconsejaba no quedar embarazada, lo cual no es
cierto, pero pensé que se detendría. Se enojó y me gritó: “¿Por qué, por qué,
por qué no puedes quedar embarazada?" "Acabo de decirte que por
razones médicas que no puedo revelarle", pero él ni siquiera respondió y
procedió a violarme.
Cuando terminó, permaneció allí durante
un tiempo largo, pero no tuve fuerzas para echarlo. Luego se levantó, se dirigió
a la puerta y se dio la vuelta justo antes de irse para decir: "Ni se te
ocurra ir a la policía porque si me denuncias, se reirán de ti porque los
escuadrones (policías) se cubren entre ellos. Y ya sabes cómo son mis amigos”.
Sabía que quería decir que los amigos de su comunidad estaban involucrados en
actividades relacionadas con pandillas y que vendrían por mí.
No me moví en absoluto después de eso.
Me quedé allí preguntándome qué acaba de pasar ¿Quién acaba de salir de mi
casa? ¿Quién era esa persona que había conocido cuando tenía 18 años? ¿Con
quién había salido? No me moví durante horas.
Al día siguiente, aunque tenía miedo
incluso de abrir la puerta, usé los últimos dólares que tenía para comprar la
píldora anticonceptiva de emergencia, con la esperanza de evitar el embarazo.
Tenía miedo de decirle a alguien lo que había hecho porque me avergonzaba y me
culpaba por dejarlo entrar a la casa.
El 9 de noviembre de 2015, al darme
cuenta de que no me venía el periodo, decidí visitar a mi médico. Me hizo una
prueba de embarazo. Cuando mi médico dijo: "Es positivo,
felicidades", me quedé congelada. Me sorprendí y me asusté al mismo
tiempo.
Le conté al médico qué había sucedido y
él me dijo: "Hay opciones". Por curiosidad y sin pensar realmente, le
pregunté: "¿Qué?" Mi médico dijo: "Podrías abortar", pero
le dije: "Eso no es una opción". Simplemente dijo: "Está bien,
está bien. Si eliges tener al bebé, sé que lo harás bien, aunque hayas dicho
que no estás preparada para tener un hijo, y que tu hijo será maravilloso”.
También me contó un caso de un embarazo no planeado en el que la madre dijo que
no estaba lista para tener un hijo, pero después de su nacimiento, lo llevó al
médico para mostrarle lo feliz que estaba de haberlo tenido. Estaba diciendo estas
cosas como palabras de aliento para mí y eso era lo que necesitaba escuchar,
aunque todavía estaba preocupada.
El aborto era ilegal aquí en Jamaica,
incluso en casos de violación, pero había formas de obtener un aborto ilegal.
Cuando estaba en la escuela secundaria, me enteré de que una chica abortó
ilegalmente. Recuerdo haberme preguntado por lo que estaría por pasando. Sabía
que ella estaba tratando de proteger su reputación y no quería abandonar la
escuela, pero pensé que aún así estaba mal porque era un asesinato.
Sabía que me esperaban tiempos difíciles
ahora que tenía un bebé en camino. Después de salir de la consulta del médico,
llamé a mi ex, el hombre que me violó. Estaba enojada y pensé que él tenía que
saber lo que había hecho, pero no respondió. Luego llamé a una amiga de mi
grupo de estudio bíblico. Ella era como una hermana mayor para mí. Le dije que
estaba embarazada y qué había pasado. Ella usó el término 'violación' de
inmediato. Al principio, me fue difícil decir esa palabra. Me había culpado por
dejarlo entrar a la casa. Siempre me había considerado fuerte, valiente y
autosuficiente, por lo que, al reconocer que me habían violado, estaba
admitiendo mi debilidad.
Mi amiga me preguntó: “¿A quién más se
lo has dicho?” Y me aconsejó que descansara un poco y que tratara de llamarlo
por la mañana, pero después de varios intentos y sin respuesta, le envié un
mensaje. Me contestó que actualmente tenía otras dos mujeres embarazadas y que,
si yo estaba embarazada, él cuidaría al niño.
Su primera frase cuando contactó conmigo
fue: "Cásate conmigo y cuidemos a nuestro hijo".
Cuando le dije que preferiría estar
muerta que casarme con un tipo cruel como él, se enojó. Durante mucho tiempo,
me intimidó verbalmente y trató de que mis amigos me convencieran de que me casara
con él. Dijo que, si no me casaba con él, se casaría con una de las otras
madres embarazadas, lo que no me importaba. Sólo quería que me dejara en paz.
Sabiendo que no tendría un padre para
ayudar económicamente a mi hijo, pedí prestado dinero a varias agencias de
préstamos.
Como los préstamos eran reembolsables a
través de la deducción del salario, ganaba poco dinero para durante mi
embarazo. Soy secretaria, así que no tengo muchos ingresos. Mi madre está
desempleada y mi padre falleció, por lo que no tengo apoyo familiar. Mis amigos
de la iglesia eran mi familia y estaban allí para mí siempre. De vez en cuando
alguien me traía el desayuno, o me ayudaba a pagar el alquiler o pagar la
comida.
Pasé días sin comer, a veces lloraba
hasta dormirme, y encima de eso tenía que visitar el hospital con frecuencia
debido a las náuseas matutinas. También tuve que mudarme porque temía por mi
vida ya que mi violador estaba siendo juzgado por múltiples cargos de asesinato
relacionados con su trabajo, y no sabía cómo acabaría No tenía muebles ni
electrodomésticos y tenía que caminar para ir al trabajo ya que no tenía
transporte. Estaba tan estresada para sobrevivir que después de los chequeos, a
veces salía de la consulta del médico literalmente desorientada y no sabía qué
camino tomar.
Poco antes de que naciera mi hijo, la
familia de mi iglesia determinó que no debía estar sola, y me mudé con otra
joven de mi iglesia que me dio su dormitorio mientras ella dormía en el sofá.
Sentí como si estuviera entrometiéndome en su espacio, y sabía que ella no
tenía mucho dinero, pero estaba dispuesta a dar lo que tenía para acomodarme.
Cuando supe que estaba esperando un
varón, le di un nombre que significa "regalo de Dios", porque eso es
lo que es. Lo di a luz tres semanas antes, y fue un parto difícil. Una vez que
nació, me sentí tan aliviada al escucharlo llorar. Lo pusieron en mi pecho y me
llené de emoción. Con todo lo que había pasado durante mi embarazo, nunca supe
si iba a salir adelante, y en ese momento me sentí muy agradecida a Dios.
Cuando lo miré, no pude ver que se
parecía a mí o a su padre biológico. Era un niño guapo.
Mi hijo tenía dificultades para respirar
al principio, por lo que fue trasladado a la sala de Neonatología y, unas 12
horas después, me lo trajeron. Cuando la enfermera me lo entregó, me dijo:
“Madre, cuida bien de este niño." y sonrió.
Recuerdo que durante días sólo miré a mi
hijo pensando: “¿Realmente, he tenido este hijo? ¿Realmente, salió este hermoso
niño de mí?
Como estaba desnutrida, no tenía
suficiente leche, así que tuve que comenzar a darle leche de fórmula. Eso trajo
otro problema porque no tenía el dinero para la leche. La joven con quien
vivíamos iba y volvía a pie del trabajo para poder pagar la comida de mi bebé y
algunas veces se saltaba sus propias comidas.
Mi hijo tiene ahora 2 años y medio, y
esta amiga que nos ayudó es como una tía para él. Hoy, él está sano y bien
físicamente a pesar de las dificultades que todavía tengo para criarlo. Estoy
agradecida por los amigos que tengo que me han ayudado.
Hay días en los que me cuesta lidiar
física, mental y emocionalmente, ya que estoy obsesionada por todo lo referente
a su concepción. A veces, la violación se me viene encima. Saber que mi hijo va
a crecer sin un padre. Algunos días todavía me salto las comidas para poder
alimentarlo, y otros días, simplemente no tengo el dinero para comprarle las
frutas y verduras que necesita.
Creo que Dios tiene un propósito
especial para mi hijo y sólo quiero ser la mejor madre.
BIO: Jane es secretaria, tiene 28 años y
es madre soltera de Jamaica, ahora bloguera pro-vida para Save The 1 (Salvar El 1). Ella
tiene la intención de escribir más sobre su historia. Para quién desee ayudar a
Jane y su hijo, existe un GoFundMe configurado para poder hacerlo: