Karina Estrella Etchepare, Argentina.
Concebida en una violación.
Karina con uno de sus dos hijos
Personas como yo hoy son
consideradas desechables. ¿Cuál fue mi pecado para que se cuestione mi derecho
a vivir? No robé, no maté y sin embargo
estuve a punto de ser asesinada intrauterinamente (aborto) sin cuestionamientos, solo por haber sido gestada en una violación a una niña pobre.
Mi madre biológica, Teresa del
Milagro, vivía en la villa de emergencia Itatí de Bernal en la Provincia de
Buenos Aires (Argentina) en un contexto de pobreza absoluta, violencia y
alcoholismo. Fue violada y abusada por su padrastro y de esa terrible situación quedó embarazada de mí a
los 14 años.
Mi abuela biológica cómplice
de esta situación hizo lo imposible para que mi madre biológica me abortara (creo
que si la pastilla hubiera existido, hoy no estaría aquí contando esta historia).
Sin embargo, el embarazo continuó y un día mi abuela biológica me ofreció, aún
no nacida, a una vecina del barrio, quien siempre ayudaba a los más necesitados.
Para mi abuela biológica yo era una abominación, pero para mi mamá biológica no,
para ella yo era la única personita en el mundo que realmente la amaba.
Así fue como a los 22 días de
nacida fui entregada a esa vecina, quien sería a partir de ahora mi querida
mamá del corazón. Alicia (mi mamá del
corazón) vivía con su esposo (Franklin) y
un hijo de 21 años (Fran). Llegué a mi
nuevo hogar en un estado deplorable con la ropa ahumada, sucia, muerta de
hambre y quemaduras de tercer grado en los genitales.
Con su mamá del corazón el día que la recibieron en casa
Mi llegada al barrio fue una
revolución. Aquel día todos los vecinos
se solidarizaron buscando ropita, leche y cunita. Mi mamá inmediatamente me
bañó y yo, que aun ni siquiera abría mis ojitos, suspiré aliviada. Me sentí salvada.
Al día siguiente mi mamá del corazón comenzó los trámites de
adopción realizando en primera instancia la denuncia policial correspondiente.
Si tuviera que calificar la
relación con mis padres del corazón las palabras que resumirían toda nuestra
vida juntos sería: Amor infinito. Cuando llegué a sus vidas mi mamá tenía 54
años y mi papá 49, a pesar de lo mayores que eran me dieron muchísimo amor y
forjaron en mi la mujer que hoy soy, con defectos y virtudes pero siempre con
firmes valores como la importancia de la ayuda a los más indefensos y en
general un profundo respeto a la vida.
La última vez que mi mamá del
corazón vio a mi mamá biológica fue a mis ocho meses de vida mi madre biológica
se presentó para saber de mí, pero fue advertida de la orden de alejamiento que
el juez de la adopción había impuesto.
Teresa del Milagro avergonzada por la situación tomó un gorrito mío que
llevaba mi mamá, lo acarició suavemente y se lo devolvió. Mi mamá del corazón
siempre la esperó pero Teresa del Milagro nunca más regresó.
A los ocho años conocí mi
origen y fue duro saberlo pero siempre tuve en claro que a pesar del dolor yo
quería ayudar a los más débiles. Fueron
años de sanación interna y agradezco haber transitado todo aquello porque sé
hoy que la única manera de sanar el dolor es con amor, comprensión y perdón.
Junto a otros jóvenes pro vida
A los 28 años con mi partida
original de nacimiento decidí buscar a Teresa del Milagro, necesitaba cerrar mi
historia pero por sobre todo quería decirle GRACIAS POR PERMITIRME VIVIR
PLENAMENTE.
Decepcionada, me enteré a
través de una página de búsqueda de personas del Gobierno, que mi madre biológica
había muerto a los 25 años, cuando yo apenas tenía 11 años.
La madre biológica de Karina, su marido y un hijo de ambos
Sin embargo, me encontré con
la familia que mi madre había formado. A pesar de todo, su gran acto de amor
por mí le permitió volver a apostar a la vida. Conversé con ellos y supe que mi
madre biológica fue devuelta a su abusador, que fue enviada a prostituirse y,
como se negó, fue internada en un colegio hasta los 18 años. Supe que me buscó
intensamente pero mi abuela biológica le negó la información y que sin
esperanzas se suicidó. Estoy segura que fue un impulso, ella no era así, ella
era una luchadora, sé que fue un momento de debilidad y me duele saber que la
falta de contención y abandono del estado la mató.
Mis padres del corazón no
cambiaron mis nombres originales, aquellos que Teresa del Milagro me puso. Tengo
un hermano y una hermana que tuvo ella con su nueva pareja. La sorpresa fue que
mi hermana se llama también Karina, como yo, con lo que mi madre biológica me
dejó bien en claro que nunca me olvidó. A pesar de que no pude conocerla,
agradezco las fuertes convicciones que tenía siendo tan joven. Nunca me vio
como un trauma por la violación o una aberración, siempre fue amor de una madre
a sus hijos, a tal punto que no diferenció quien de sus hijos era gestado por
amor o por violación.
Con su hermana y sobrinas biológicas
Teresa del Milagro hizo como
su nombre lo dice un milagro en mí pues me permitió vivir y me salvó al darme
en adopción cambiando mi destino. Yo no sería lo que soy sino hubiera sido dada
a mi familia del corazón, la mejor que tuve.
Hoy mis padres ya no están
pero su amor por mi vida trascendió las suyas, la prueba de ello son mis hijos
Manuel y Martín, ellos hoy están acá porque mis tres salvadores dijeron ¡Sí a
mi vida!.
Con su esposo Hernán y sus dos hijos
El martes 8 de mayo de 2018 no fue un día
cualquiera en mi vida sino que fue el día en que grité a los cuatro vientos:
¡TODA VIDA VALE! en la Cámara de Diputados de la Nación. Todas las piezas de mi
rompecabezas llamado “Vida” quedaron perfectamente encastradas. Mi triste origen y mis vivencias a través de
los años servirían para defender la vida de los seres más puros del mundo…los
niños por nacer, los que no tienen voz y no se pueden defender.
Mi historia llega a su fin, no
sin antes preguntarte: ¿Podrías atreverte a decirme que tu vida vale
más que la mía porque soy fruto de una violación?.
Espero que tengas bien en
claro que la madre y el hijo son víctimas del violador y por eso hay que
protegerlos. Nadie tiene derecho a decir que una vida vale menos que la otra, y
mucho menos la del fruto de una violación, porque ese bebé NO ELIGIÓ COMO SER
GESTADO. Si al violador, con suerte, se le sentencia a 15 años de cárcel, ¿por
qué al bebé inocente se le sentencia a muerte?
Sin vida no hay libertad,
valora la vida y defiende a los desprotegidos, siembra amor, siembra paz,
siembra vida, ¡honra la vida!
No cesaré en la lucha para
impedir que el aborto sea legalizado en mi país. No pararé porque tengo una
deuda con la vida. Ella me dio una oportunidad y ahora me toca a mí pelear para
conseguir que todo ser humano tenga garantizado su primer y más preciado de los
derechos: el derecho a la vida.
En uno de los muchos actos en los que ha participado defendiendo la vida
Biografía: Karina vive en
Buenos Aires, Argentina. Está casada y es madre de dos preciosos niños.
Compagina su trabajo profesional con una intensa actividad en defensa de la vida.