Margarita J., Argentina.
Concebida en una violación.
Empezaré
contando que procedo de una familia muy tradicional y hace 74 años, que son los
años que yo tengo, quedar embarazada y ser soltera no era ni lo más frecuente
ni lo mejor para algunas personas.
Mi
madre quedó embarazada con 17 años y la internaron en un centro de ayuda y
apoyo para madres solteras llamado "El buen pastor" donde pasa su
embarazo sola y con mucha tristeza. Cuando llega el momento del parto, la
llevan a un hospital, da a luz y, a continuación, se enferma del corazón o se
le manifiesta algo que ya tenía latente y muere al mes de nacer yo.
Entonces,
surge la pregunta de qué hacer con el bebé recién nacido. Muchos médicos me
quisieron adoptar, pero mi abuelo, el padre de mi madre, que estaba separado de
su esposa, mi abuela materna, decide criarme.
Así
pasé mi infancia que no puedo decir que fuera muy feliz porque tenía una
madrasta que no era buena en muchos sentidos. Mi abuelo sí me daba cariño y
todo lo bueno que tuve se lo debo a él.
Pasaron
los años y, a raíz de la muerte de una tía y los actos de funeral y velatorio,
me doy con una persona que me pregunta si yo era la hija de Perla, que así se
llamaba mi madre. Cuando respondo que sí me propone si quiero conocer a mi padre y yo respondí que sí.
Ahí
le di mi dirección y vino un día a visitarnos y no más. No fue una presencia
que recuerde mucho. En aquel entonces, yo ya estaba casada y con mis hijos
grandes. Mi hija menor sí que quiso contactarse con él, pero sus hijas le
dijeron que no molestara y ahí dejé de pensar en él pues nunca había sido parte
de mi vida.
Se
dieron muchas casualidades que no voy a detallar aquí, pero al tiempo me enteré
por una persona conocida de la familia que mi madre fue violada y quedó
embarazada de mí, la que fue su única hija. Ahí me di cuenta del motivo de
tanto silencio y vacío porque no me buscaron nunca.
A
veces pienso que ser concebida en violación es como un estigma que llevo en mi
vida, me duele ser el producto de una violación, pero, la verdad, no siento
odio por el que fue mi padre biológico. Soy una persona muy católica y eso me
da fuerzas. Y, por supuesto, siempre aconsejaría a una muchacha violada y
embarazada que optara por la vida y, a sus padres, que la acompañaran en este
camino. No estoy a favor del aborto
Esto
es todo lo que puedo contar de mi madre.
En cuanto a mi vida, no fui muy afortunada en mi matrimonio. Tengo
cuatro hijos, tres en Argentina y una hija en EEUU, nueve nietos y cinco
bisnietos.
Ahora
llevo unos años separada. Mi marido era una persona que venía tomado y me
maltrataba. Yo misma, sufrí violaciones maritales, aunque en aquel momento no
fuera consciente. De esa manera yo aguanté hasta que se casó la hija más
chica. Pero él se enfermó un día y
resulta que estaba enfermo de SIDA. Por eso creo tanto en Dios. Él me tiene de su mano. Creo que ninguna
mujer debe sufrir maltratos por parte del marido, menos violaciones y debe
recibir ayuda. En mis tiempos, no se hablaba de esto.
Biografía:
Margarita vive en Argentina. No quiso mostrar su fotografía por preservar la
intimidad de su familia. Colabora en organizaciones pro vida y en labores de su
Iglesia.
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