por Yazmin
Me llamo Yazmín y soy mexicana. Me hubiera
gustado relatar una historia diferente donde existiera un mundo en armonía y no
se supiera qué es la violencia pero, lamentablemente, hablaré sobre mi
vida, una vida miserable ante los ojos del mundo, pero una vida de
bendición ante los ojos de Dios, o al menos eso creo yo.
Desde temprana edad sufrí de abuso sexual
físico, psicológico y verbal por parte de mi tío y las personas que me rodeaban
junto con él. Crecí con dos pequeños niños hijos de mi tío que, por abandono de
mi tía, al igual que yo, quedaron a su cargo y cuidado.
Los abusos sexuales se sucedieron desde que
yo era muy chiquita. Crecí entre insultos y golpes frecuentes que me hundían
cada vez más en una terrible depresión tristeza y soledad. No lograba hablar
mucho pues crecí con la única compañía de esos dos pequeños niños y no conocía
a nadie más. No tenía amigas ni nadie con quién hablar así que mis dos mejores
amigos eran esos dos pequeñitos. Por ellos aprendí a aguantar dolores físicos e
internos. Para no llegar a asustarlos y preocuparlos les decía que mi cuerpo
era tan fuerte que no me dolían los golpes y no debían llorar por mí ni tener
miedo porque yo los protegería. Los golpes físicos se curan en cierto tiempo,
los moretes y las heridas desaparecen después, pero los psicológicos tardan un
poco más.
Recuerdo que cuando ellos dormían yo salía
a llorar mi dolor que era bastante; estaba enojada con él, con Dios, conmigo y
con la vida misma, la gente y la autoridad. Al igual que Dios, se habían
olvidado de mí. "Las personas son ciegas", pensaba, o
¿"Acaso soy invisible ante los demás?". Me llegué incluso a autonombrar la niña "fantasma”. “El día que yo tenga dinero ayudaré a todos
los niños de la calle, (como así nos llegan a nombrar), no permitiré que abusen
de ellos como lo hacen conmigo, les daré un hogar, cobijo, comida y por sobre
todo ¡Les daré amor! ¡Mucho amor! “.
Llegaba a pensar eso entre tantas cosas.
Pero... "¿Algún día de verdad lograré eso? ¡Ni siquiera puedo ayudarme a
mí misma ni a los niños!". ¿Me abandonaste por completo, Dios? ¿Dónde es
que te encuentras ahora? ¿Por qué permites tanto dolor y sufrimiento? ¡No
entiendo! la vida es fea y no me gusta, ¿Quién querría vivir en un mundo así?
Tú me has abandonado, soy una niña infeliz fea y miserable. Quiero ser feliz ir a la escuela y jugar, me porto bien y obedezco, Dios, no
soy grosera con nadie ¡dime por favor qué he hecho mal! ¡SÓLO QUIERO SER
FELIZ!.
La gente sólo me ve con lástima, y la policía y la autoridad sólo siguen normas
tontas que no me sirven ni defienden. La justicia llega tarde y después de
procesos largos, cumplen con un deber a medias donde buscan la solución más
fácil que no cree conflicto y no se preocupan por mí de verdad. Quiero un
abrazo lleno de amor que me haga sentir especial.
Al final de preguntas sin respuesta, reproches y lágrimas donde de alguna forma desahogaba mi dolor, lograba dormir
un poco para reponer algo de fuerzas y al día siguiente trabajar y servir a mi
tío.
Vendía dulces en las calles como otros
niños que hay por ahí y esa era mi rutina diaria para no llegar con
las manos vacías a casa y así tener algo de dinero para pagar mi plato de
comida y el de mis pequeños primos; los días y las horas eran largos para mí.
Algunos días eran más difíciles que otros
pues mi tío llegaba drogado y alcoholizado con mujeres y hombres y me
despertaban para servirles y me obligaban a tener sexo con ellos. Le pagaban a
mi tío para que dejara hacerme lo que quisieran y él, gustoso, aceptaba el
trato, sin antes decirme que debía obedecer y estar tranquila si no quería
tener problemas. Opté por la opción de aceptarlo y quedarme lo más quieta que
podía como si fuese una muñeca de trapo manejada a sus antojos; era la forma
más fácil si no los golpes repentinos aparecían y terminaba en un mar de
sangre y dolor.
Un día después de los abusos constantes de
mi tío y sus amigos quedé embarazada. Tenía a un ser que crecería dentro de mí
cada día. Estaba muy asustada, la verdad, no sabría qué hacer con un bebé ni
cómo cuidarlo y no podría protegerlo dentro de un mundo donde existe tanta
maldad y pensé en abortar y no tenerlo. Pensaba que no sabría ni podría
darle los cuidados que necesitaría y yo siendo una niña tonta e inútil
fracasaría en el intento, tan sólo tenía 14 años. Pero después pensé: “Si Dios
me dió la vida a mí y me permitió nacer, ¿Quién soy yo para quitarle la vida a
un ser inocente y arrebatarle el derecho a vivir decidiendo por él?". Me
estaban arrebatando la vida a mí sometiéndome y obligándome a cosas que no
quería y sin derecho a nada y yo pensaba hacer lo mismo con ese bebé. "¡NO
ES JUSTO! Está creciendo una vida dentro de mí con un propósito y una
misión y al igual que yo tiene derecho a la vida".
Decidí continuar con mi embarazo
después de encontrar una página PRO-VIDA.
Debo decir que existen super héroes sin
capa y que no son como los dibujan en los cuentos y los pasan en los programas
de televisión. A ellos no les dan reconocimientos ni salen en las revistas
premiando su valentía y esfuerzo por ayudar pero son como ángeles con una
misión que Dios les encomendó y con ese propósito existen en esta
vida. Tuve la fortuna de encontrar super héroes en mi camino, en esos
momentos tan difíciles de mi vida. Estaban decididas a ayudarme sin pedirme
nada a cambio. Por fin mis suplicas fueron escuchadas y Dios y ese bebé me
dieron las fuerzas y el valor que yo necesitaba para salir adelante. En ningún
momento me dejaban sola, eran tres super héroes que se comunicaban conmigo
ideando cómo librarme del "hombre malo" ya que en la distancia era
complicado ayudarme tan fácilmente y aún con todo y sus problemas se dedicaban
a ayudarme y escucharme, con esa calma y atención que nunca nadie me
había regalado. Sentían el dolor que yo sentía y sufrían junto conmigo.
Por primera vez aprendí a confiar en las personas y descubrí que no todas son
malas.
Empecé por primera vez en mi vida a
rebelarme en contra de mi tío y exigir mis derechos, el de los niños y de
mi bebé aunque el todavía no nacía. Sabía que tenía que irme antes que naciera
y traté de fugarme para comenzar por fin a vivir una vida plena y feliz lejos
de ese ambiente que nos hacía tanto mal.
Mi tío estaba metido en drogas, venta de
ellas y las consumía. Por ende, conocía a muchas personas y contactos poderosos
de todos lados y de alguna forma cuando traté de huir dieron conmigo y los
niños. Cuando por fin creía que mi vida cambiaría y sería todo distinto regresó
y me encontró, como en una película de terror donde no existe salida. Sabía que
mis esperanzas de salir adelante terminarían y todos mis sueños sucumbieron al
capturarme, no tenía salida, además sabía que me iba a ir muy mal, el miedo regresó
y no me dejó ir.
Junto con él y sus amigos, a mitad del
camino, me drogaron y golpearon. Cuando desperté ya estaba en otra casa sola y
sin los niños, amarrada, sin comida ni agua, era un lugar distinto, solo frío y
feo que me daba mucho miedo. Gritaba pero nadie me escuchaba ni siquiera ruidos
de carros. No sabía dónde estaba y tenía mucho miedo. Después de un rato llegó
mi tío diciéndome que era una mala agradecida y que si creía que lo iba a
denunciar y hacer algo contra él, estaba mal. Decía que yo era una loca
prostituta y todo lo que recibía era porque lo merecía. Me advirtió que no
saldría de ese lugar y no lo dejaría jamás y si quería ver a los niños debía
obedecer y acostarme con más hombres y cumplirle a él como mujer. Decía que
sólo había nacido para eso y nada más.
Los niños iban a diario a la calle, él los
llevaba y vigilaba ahora, pues estaban amenazados que si hablaban con alguien
no me verían nunca más y él me mataría por culpa de ellos. Así que ellos sólo se dedicaban a vender y hacer lo que él les decía
temerosos de lo que pudiera hacerme. ¡No hay peor forma de matar a alguien que privándolo de su libertad!
Mi tío me castigó tanto por intentar huir,
que sus golpes eran cada vez más fuertes y toda su furia la descargaba conmigo,
como si fuese un costal de boxeador. Decía que mi tía lo había dejado
pero jamás nadie lo dejaría de nuevo y menos yo ni los niños. Me goleaba, violaba y escupía. Yo sentía no
poder más, tenía mucha hambre y sed, me dolía todo el cuerpo, mis manos, mis
pies, mis piernas, ¡todo completamente! Otra vez estaba sola y
decepcionada, le había fallado a mi bebé, Le pedía perdón acariciando mi vientre diciendo que todo estaría bien y que me
perdonara.
Un día llegó tan drogado y borracho que al
verme se me dejó ir a golpes. De inmediato empezó a golpear mi vientre y
patearlo y fue el dolor más grande que pude sentir, es inexplicable no
podía moverme, empecé a sangrar y sabía que algo no estaba bien. Él se salió
aturdido por la cantidad de sangre y ver mi estado físico, no podía levantarme,
ni siquiera podía llorar. Dentro de mí, en mi mente le pedía perdón a mi bebé,
¡pidiéndole que por favor no me dejara sola y que debía de ser fuerte que yo lo
necesitaba y pedía a Dios que no se lo llevara y le permitiera nacer! …pero
lo perdí.
Mi tío no tardó mucho en regresar con un
amigo que era médico y me auxilio un poco; sólo escuchaba lo que platicaban
como si los escuchara en un sueño. Creí que en ese momento moriría y así lo
pedí, Pedí a Dios me llevara en ese instante por que no soportaría más. Escuchaba como planeaban deshacerse de mí como un perro abandonado. Decían que
si me quedaba ahí en la casa algún día los descubrirían y no podían llevarme a
un hospital porque sería peor y con mayor facilidad llegarían a él. Me subieron al carro y me dejaron en un
lugar frío y desolado esperando lo peor. Yo ya me sentía preparada para
partir de este mundo, no deseaba ya nada más que eso, lo anhelé con toda mi
alma pero los designios de Dios son otros. Sus planes son distintos a
los nuestros. Esa noche la mano de Dios cuidó de mí. No encuentro otra forma más de describirlo si no ¡como un milagro!
No recuerdo cómo, ni a qué hora, ni quién, pero me encontraron y
auxiliaron. Lo único que recuerdo es que desperté en un hospital atendida y con
medicamentos, una de mis super héroes estaba ahí conmigo. Tampoco sé como se
enteró y como llegó a mí. Estaba cuidando de mí, me abrazó con tanto amor y me
dijo que todo estaría bien. Yo ni siquiera podía hablar, sentía tristeza,
dolor, desolación y a la vez alegría, bueno sentía como un poco de alivio que
estuviera ella ahí conmigo pero me sentía triste y vacía, era un mar de
sentimientos que no podía explicar. Ella estaba conectada por teléfono con una
mujer pro-vida de Guadalajara y tres más que estaban pendientes de mí y en
grupos de cadenas de oración hablándome y haciéndome sentir su amor a través de
la distancia. Ángeles al cuidado de mí, pendientes de mi recuperación física,
emocional y espiritual. Ellos que no me conocían estaban pendientes de mí sin
pedir nada a cambio, ¡realmente fui afortunada!
Se tramitó la denuncia correspondiente y
como era esperar, esa noche que cometió eso huyó con los niños como pensé
que haría. Finalmente lo encontraron y lo arrestaron pero lamentablemente
lo soltaron. Después supongo que debió mover sus influencias y de alguna manera
se salió con la suya y quedó libre. Jamás logré comprender eso y por qué
la autoridad no me defendió y lo dejó en donde debería estar para que no
siguiera causando daño.
Tiempo después de eso me enteré que murió
en un accidente automovilístico donde se encontraba sumamente alcoholizado y
drogado como era de costumbre. Entendí que la justicia de Dios es
diferente a la justicia del hombre y a veces nosotros nos hacemos justicia actuando
mal. Todo lo malo de alguna forma se regresa. Si las autoridades hubieran cuidado de mí
desde pequeña no habría sufrido todo eso y no habría perdido a mi bebé
pero las cosas suceden por algo y así tenía que suceder.
¡Por fin era libre! ¡Al fin tenía libertad!
Ya no había nadie que abusara de mí y me golpeara. De alguna forma se
había hecho justicia y el hombre malo de la historia de mi vida se había ido
para siempre y no me atormentaría nunca más.
Físicamente comencé a recuperarme, a
retomar fuerzas y sólo empezaban a quedar cicatrices. Pero aún así,
sentía dolor, no físico sino emocional. Todo era una pesadilla que no me dejaba
dormir por las noches. Me sentía culpable por no haber cumplido a mi promesa de cuidar a mi bebé, no
podía perdonarme a mí misma. Tiempo después entendí que hice lo que
estaba a mi alcance y no podía protegerlos si yo no estaba protegida
también. No fue mi culpa, solo fui una víctima más junto con ellos, una
víctima de él y de la autoridad. No lo provoqué yo como pensaba. Era
momento de terminar con ese dolor que no me dejaba seguir. Tenía en mis manos
el poder de seguir siendo una víctima o levantarme como una leona y sacar
garras para seguir continuando con mi vida y cumplir mis sueños. Ya nadie me lo iba a prohibir, no existía
nadie que me detuviera y así fue, no fue fácil, pero tampoco imposible. El
dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional.
¡Decidí abrir mis alas y comenzar a volar!,
dejar a un lado el dolor junto con mi pasado y comenzar a vivir. Perdonar es la clave para ser feliz, no por ellos, ¡sino por mí misma! El sentimiento de rabia y de rencor provoca
cáncer emocional que no nos dejan avanzar y yo ya no quería más de eso. Los super héroes pro vida son ángeles que
manda Dios en forma de humanos para regalarnos esperanza, alegría, paz y amor.
El amor de Dios reflejado en sus vidas. Dios me hablaba a través de ellas. Ahora
sólo estaba en mí el salir adelante ya no era una niña invisible, ¡era un
milagro de vida!
¡Como una mariposa que despliega sus alas y decide volar!
Ese es el derecho de todos los niños y todas las mujeres víctimas de abuso
sexual. Mi pregunta es: ¿Por qué quieren cortarnos
las alas? Al aprobar las leyes de aborto nos envían un mensaje erróneo y contradictorio
de la vida, su forma de "proteger" no sirve, es egoísta: acabar con
una vida para proteger otra. No se puede matar a otra para vivir
"bien" porque ni siquiera estás viviendo. Dicen que todos somos
libres y ¡no nos dan esa libertad! Es contradictorio, no puedo acabar con
una vida para ser libre ni siquiera para sentirme mejor.
El dolor no desaparecerá de mi vida.
Contrario a eso me están enseñando a matar y a sentirme sola y acabada y no por
ser una mujer violada acabaré con una vida inocente para estar bien.
Nadie asegura que el procedimiento saldrá
bien y ¿si somos dos seres los que morimos en el intento de abortar? Y si no
muero físicamente y ¿muero de tristeza internamente? Ustedes sólo dirán que
cumplieron pensando que era lo mejor para mí.
¡No corten nuestras alas! ¡Ayúdenos a
volar! No corten las alas de esos seres inocentes, nadie sabe si en uno de los
tantos niños abortados alguno venía con la misión de crear la cura contra el
cáncer y le quitamos la esperanza de vivir. Dejemos de tomar un papel que no
nos corresponde sobre la vida ajena, ¡respetemos! No somos Dios y Él es el
único que decide sobre la vida y la muerte.
Seamos más humanos al dolor ajeno, debemos
escuchar con el corazón y la razón. Necesita que arresten a aquellos hombres
que roban nuestras vidas y esperanzas, necesito que las autoridades sean
conscientes.
Como mi historia, hay tantas
historias de niñas y mujeres violadas que necesitan ser escuchadas, todas con
historias diferentes pero sintiendo el mismo dolor y la impotencia con
necesidad de ser PROTEGIDAS REALMENTE Y ESCUCHADAS.
Mi historia de vida se sigue escribiendo
aún. Gracias a mi súper héroe favorita que me pidió escribir mi historia,
¡estoy y estaré siempre muy agradecida con ella!
Mi nombre es Yazmín, soy mexicana, una
víctima más de abuso sexual y soy PRO
VIDA.