Ya han pasado casi 8 años desde que
mi hermano Lloyd, mi cuñada Dixie y mi sobrino de 22 años, Steven, fueran
brutalmente asesinados en su casa, exactamente el Día del Padre del año
2011. Lloyd y Dixie estaban casados
desde que eran adolescentes, tenían dos hijas ya emancipadas que están casadas
y tienen sus propias familias y a Steven que fue adoptado por Lloyd y Dixie
cuando era tan sólo un niño. Cuando llegó a su casa venía de un orfelinato y
pertenecía a los llamados "niños agitados" y ya sabían que iba a
precisar cuidados especiales toda su vida. De hecho, los doctores dijeron a mi
hermano y mi cuñada que Steven jamás andaría o hablaría, pero ellos lo
adoptaron a sabiendas de que sería siempre una persona dependiente. Este hecho
pone de manifiesto las personas amorosas que eran. Steven aprendió a andar, con
lentitud con una sola extremidad porque en el lado derecho de su cuerpo tenía
una movilidad muy reducida e incluso se graduó en la escuela superior. Y logró
ir en bicicleta con cuatro ruedas con mucha soltura a pesar de sus serías
limitaciones.
Ellos eran personas muy
participativas en la vida de su comunidad y todo el mundo los apreciaba mucho y
admiraban su generosidad. Lloyd colocaba azulejos de diseño y había sido un
artesano toda su vida. Mucha de su actividad profesional la había desarrollado
en Santa Fe en casas que costaban millones de dólares. Le encantaba pescar y
disfrutaba con su esposa de cualquier actividad al aire libre. Dixie era
voluntaria en una casa cuna y era la incansable abogada de su hijo Steven. Ambos, Lloyd and Dixie, eran muy organizados,
algo que tenían en común.
El asesino, entonces, entró en la
casa por la puerta trasera que mi hermano había dejado abierta cuando salió y
se dispuso a entrar en la habitación de matrimonio donde mi cuñada aún estaba
durmiendo. La mató con el mismo pico golpeándola directamente en la cabeza. La
encontraron así, con la cabeza sobre la almohada.
Deducimos que mi sobrino debió oír
algo. El asesino también lo atacó y lo asesinó en la cocina con la misma arma,
pensamos que, mientras intentaba llegar al dormitorio de sus padres.
Recuerdo contestar al teléfono el
Día del Padre con la noticia de que Dixie, Lloyd y Steven habían muerto y mi
primer pensamiento fue: "¿En un accidente de tráfico?". Pero en lugar
de eso me explicaron la horrible historia de cómo habían muerto. En aquel momento,
aún no sabíamos quién había sido el artífice. El único camino que conseguí
encontrar para afrontar la tragedia que acababa de ocurrir y el consiguiente
proceso, fue perdonar a la persona o personas que lo habían hecho.
Dyanne y su hermano Lloyd
Como es protocolo en los casos de
homicidios, llamaron a la policía y empezaron las investigaciones. Tristemente,
cuando los bebés son abortados la policía no recibe ninguna llamada ni se
tramita una investigación para determinar la muerte.
La mayoría de la gente no se
plantea nada acerca de la Justicia hasta que ocurre algo así con ellos mismos o
sus seres queridos y muchos provida, incluso cristianos, no se involucran en
los movimientos de defensa de la vida hasta que algo les sucede, les agita el
corazón y es el detonante. La falta y
carencia que cometen estas personas es la de no implicarse y yo también fui uno
de ellos y tuve que solventarlo.
Soy la única mujer de 10 hermanos y fui educada dentro de la Iglesia. De hecho, fui catequista de niños, pero no siempre recordé el tema del aborto. Cuando tenía 16 años, todavía era muy niña, me quedé embarazada de un hombre de 23 años con el que salía. El aborto era algo implanteable, algo que jamás habría pasado por nuestras mentes. Cuando una chica se quedaba embarazada asumía la responsabilidad de sus actos así que me casé con el muchacho un mes después de cumplir mis 17 años, 5 meses antes de que naciera mi hijo.
Estuve casada con él tres años en
los que abusó de mí en todos los sentidos que pueda haber. Incluso me violaba
continuamente pero jamás he visto en mi hijo el recuerdo de ese abusador. Tras
tres años, supe que jamás se había divorciado de su primera esposa así que
tramité una nulidad. Me dieron la custodia total de nuestro hijo y el abusador
eludió cualquier responsabilidad sobre él aunque periódicamente me amenazaba
con raptarlo y ocultarlo en el lugar más recóndito de México. Criar a mi hijo
sola, sin ningún apoyo gubernamental ni ayuda a la Infancia me convirtió en una
mujer más fuerte y moldeó mi carácter y no me arrepiento en absoluto de haber dado
a luz a mi hijo. Sí yo pude hacerlo,
entonces cualquiera lo puede hacer, también.
A pesar de que yo misma era depositaria de un
bello testimonio de vida, aunque no fuera consciente, no estaba tan
identificada con la realidad del aborto como para implicarme hasta que ocurrió
la tragedia de mi familia y Dios me dio esas luces para ver la analogía con el
asesinato de los bebés inocentes. Desde entonces, mi militancia provida se ha
activado y no hay nadie que, a estas alturas, pueda silenciarme.
En mi pequeña ciudad no hay ninguna
clínica de abortos, pero doy conferencias en mi iglesia y manifiesto mi
oposición y descontento en lugares distintos a las clínicas abortistas. He
estado en el Capitolio estatal de California y soy editora de numerosas páginas
provida entre las que se incluyen Save the 1 (Salvar El 1). También he
participado en la Manifestación por la Vida de Washington, D.C con colegas de
Save the 1. Aunque no me quedé embarazada tras sufrir una violación sé que es
que te viole el padre de tu hijo biológico y me siento claramente identificada
con todas esas mujeres que lo han sufrido.
Dyanne y su esposo Robert
Aunque estuve flirteando con el
movimiento provida cinco años, era de las personas que defendían "excepto
en casos de violación". Yo insistía en esta retórica sin haberlo pensado
detenidamente porque era lo que oía continuamente del entorno. Y, en este
momento, me presentaron a Rebecca Kiessling y escuché su historia. Empecé a
seguirla en Facebook y me di cuenta de lo equivocada que estaba al pensar que
un niño engendrado tras una violación era menos valioso por ese modo concreto
en que había sido concebido. Y entonces, acudí a oírla hablar, estuvimos charlado
un rato y empezamos a planear la estrategia de las no concesiones. Nuevamente,
no podía creer que hubiese podido creer en la discriminación y devaluación de
una vida proveniente de una violación convencida de que, lo correcto, era
despreciarlas.
El 13 de febrero de 2015, supuso un
punto y aparte en el caso sangriento de mi familia y hubo un arresto. Él chico
tenía sólo 16 años en el momento del crimen que costó la vida a mis familiares.
Era un conocido de la familia, aunque no íntimo. Nicolás Ortiz asesinó por
dinero exactamente igual que hace un abortista. Con dos cómplices más,
planeaban robar en la casa mientras mi familia dormía. Lo único que cambió para
mí tras el arresto fue que, a partir de ahora, tendría un nombre concreto a
quien dirigir mi perdón.
El 17 de mayo 2016 tuvo lugar el
juicio. Entendí que tendría que luchar mucho para ofrecer mi perdón a ese
muchacho. Fue una dura prueba para mí y para los miembros de mi familia; lo
pasamos muy mal sentados ante el Tribunal durante el tiempo que duró el proceso.
El perdón es una elección. Yo escogí el perdón para no vivir amargada,
resentida y llena de odio y rencor. Por Voluntad propia elegí perdonar lo que
en modo alguno quería decir que no deseaba que se hiciera justicia y que cayera
sobre los asesinos todo el peso de la ley. Quería que los autores del crimen recibieran
su merecido castigo y que los encerraran a buen recaudo. Pero yo, por mi parte,
los perdonaba encarecidamente.
Algunos de mis familiares no me
comprendían, no entendían que quisiera perdonar, al igual que nuestra sociedad.
Y esto me recordó cuando participé en la Marcha por la vida con mis amigos de Save
The 1. Al final de la Marcha, en la
Corte Suprema, nos manifestamos con nuestros carteles -en algunos de ellos se
leía, "Concebido en una violación, amo mi vida" o "Madre tras
una violación, amo a mi hijo" y también "Madre que abortó, añoro a mi
bebé". Como mi marido hizo fotos del grupo, pude observar la reacción de los
manifestantes-algunos eran adolescentes, pero también los adultos tenían el
mismo semblante. Para mí fue muy significativo porque ellos estaban muy
identificados con la Marcha, exhibiendo eslóganes provida. Pero, cuando vieron
los nuestros, sus rostros manifestaban asombro y supe que, para algunos de
ellos, se les habían abierto los ojos ante una realidad nueva. Ante ellos,
ahora, había emergido la realidad de las excepciones, algo que nunca ante habían
visto u oído.
Estamos llamados al perdón, sin
excepción, y estamos llamados al amor y a procurar el cuidado, sin excepción,
como Dios nos perdona y nos ama sin concesiones ni excepciones. Estos últimos 8
años de mi vida han sido con diferencia los más difíciles para mí. Pero quiero
decir esto: ¡Dios ha sido mi principal fuente de esperanza en estos 8 años!
En diciembre de 2016 Nicolás Ortiz
fue declarado culpable de asesinar a los tres miembros de mi familia. Estará un
mínimo de 99 años en prisión. Este fue el segundo juicio por asesinato. El
primero tuvo lugar en junio, y resultó
8-4 a favor de una condena por asesinato. El alivio que sentimos no
puede ser explicado con palabras. Se había hecho justicia y el mundo era un
lugar más seguro con Nicolás Ortiz tras las rejas.
Sin embargo, seis meses después de
la condena, el tribunal de primera instancia dictaminó que hubo un error en una
de las instrucciones del jurado, y el caso se apeló, aunque Nicolás Ortiz
permaneció en la cárcel del condado durante este tiempo.
Finalmente, en febrero de 2019, la
Corte Suprema de Nuevo México restableció la condena por triple asesinato. Ahora
el caso se enviaba de vuelta al Tribunal del Distrito para que se restablezca
el veredicto y se cumpla la sentencia.
Estoy de acuerdo con mi sobrina,
Angela Ortiz, que dice: "No nos los devolverán, pero nos dará una base
para seguir adelante". Fue muy frustrante porque nuestra familia sintió
que el sistema judicial daba pie a una revisión y necesitamos todos un punto y final
para este capítulo para que podamos avanzar y sanar en este libro abierto que
llamamos vida.
Pare leer el testimonio en Inglés
[http://savethe1.blogspot.com.es/2016/05/he-killed-my-family-in-safest-place.html]
[http://savethe1.blogspot.com.es/2016/05/he-killed-my-family-in-safest-place.html]
BIO: Dyanne Gonzales es esposa y madre, editora de
diversas páginas pro vida, incluyendo A Voice For Unborn Babies, Salvar El 1,
and for Save The 1. Miembro del comité
directivo de SaveThe1.
Este es un testimonio que todos deben leer, estoy aquí para informarle a todo el mundo sobre un hombre que salvó mi relación y este gran hombre se llama Dr. IZOYA. De hecho, hizo un gran trabajo para mí al traer de vuelta a mi ex amante que me dejó y me prometió no volver nunca más a mí. Con esto, me he dado cuenta de que dar a conocer al mundo los detalles del Dr. IZOYA hará mucho bien a los que tienen hogares rotos y relaciones para ayudarlo a arreglar esa relación rota o su matrimonio. Puede comunicarse con él a través de su dirección de correo electrónico: drizayaomosolution@gmail.com o llamarlo directamente al [+12098373537]. Póngase en contacto con él y vea cómo su problema.
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(11) ganar elecciones