Por Tricia Allen
Él era mi amigo. Me hacía reír. Él
era un gran tipo. Fue el 19 de diciembre. Lo recuerdo
claramente. Trataba de animarme porque era el aniversario de la muerte de
mi padre y me visitó en mi apartamento.
No tenía ninguna razón para no
confiar en él en ese momento. Todo cambió cuando me agarró por la
parte posterior de mi cuello y me empujó hasta caer en la cama, sobre mi
estómago. Nunca me soltó la nuca y tuve miedo. Una débil voz dentro
de mí como un susurro decía: "Para, por favor, para, por favor,
para". Pero nadie podía escuchar porque era un susurro muy pequeño.
Tengo que decir que ni siquiera recuerdo
cómo me quitó la ropa. Es un borrón. Sólo recuerdo su mano en mi
nuca. Y recuerdo el miedo. Recuerdo el dolor. Y recuerdo el
susurro...
Una parte de mí pensaba que iba a morir,
pero en algún lugar en el fondo sabía que no lo haría. No podía respirar
porque mi cara estaba muy presionada contra la cama. En muchos aspectos,
morí ese día. No físicamente, pero sí de una manera que la gente nunca
entenderá. Morí por dentro y siento que nada lo sanará jamás.
Cuando terminó, salió de mi
apartamento. Simplemente me quedé allí y lloré. Pensé que había hecho algo
mal y que era mi culpa. No podía comprender cómo un amigo me hacía
esto. Estaba casado, su esposa era reportera de los Juzgados, su suegro
era oficial de policía retirado. Y él sabía que yo tenía novio.
Sabiendo sus conexiones familiares, rápidamente pensé que, si lo
denunciaba, nada saldría de eso. Sin embargo, llamé a la policía y eso fue
más o menos lo que me dijeron. Así que guardé silencio después de eso.
Aproximadamente dos o tres semanas después,
me hice la prueba de embarazo en el baño de un restaurante. Ya sabía en mi
corazón cuál sería el resultado, pero no estaba preparada para
verlo. Embarazada por violación, me sentía tan sola... Era pobre, no
sabía qué iba a hacer y sentí que mi única salida era llamarlo y que lo
supiera.
Su respuesta inmediata fue:
"¿Estás segura de que es mío?". Estaba segura porque mi novio y
yo nunca habíamos tenido relaciones sexuales sin protección. Por el
contrario, mi violador no tomó precauciones en absoluto. Luego me preguntó
cuánto costaría un aborto. No tenía ni idea. Y la conversación
terminó con él diciéndome: " Ya me lo dirás".
En mi mente, no iba a tener a mi hijo,
pero mi alma seguía diciéndome que eso estaba mal. Nunca llamé a la
clínica de abortos. Y rápidamente tomé la decisión de no abortar a mi
hijo.
Durante los siguientes meses, viví
sola con el secreto de mi embarazo. Pero tenía síntomas y mi novio comenzó
a notarlo. Él asumió que lo había engañado, y yo aún no podía verbalizar
lo que me habían hecho, así que le dejé pensar eso y nuestra relación
terminó. Al mismo tiempo, mi familia vio crecer mi vientre y
también asumieron que había engañado a mi novio con un hombre
casado. Podría lidiar con esa vergüenza mejor que lidiar con la vergüenza de
la violación.
A pesar de que perdí a mi novio, a varios
de mis amigos y el respeto de mi familia, no tenía ninguna duda en mi mente de
que el asunto era simple: Estaba embarazada y tendría un bebé.
El día que nació mi hijo, las enfermeras
lo colocaron en mis brazos, y él se aferró a ellos de inmediato. Lo
miré y mi hijo era simplemente perfecto. No pensé un segundo en el hombre
que me había violado. Mi hijo era mío y sólo mío. Y resulta que es el
mejor regalo que me han dado nunca. Tiene unos hermosos ojos verdes y un
pelo rojo precioso.
Debido a que tenía pocos recursos
económicos, recibí asistencia estatal y, por lo tanto, mi violador fue
demandado por paternidad y manutención infantil. No me preocupaba que esto
le abriera la puerta para que se involucrara en la vida de mi hijo porque ya
sabía que no tenía interés en ver a mi hijo y eso era, por supuesto, ideal para
mí. Al final, solo vio a mi hijo dos veces: una para la prueba de
paternidad y otra en el Juzgado. En el momento de la prueba de ADN, cuando
mi hijo tenía sólo unos dos meses de edad, miró a mi hijo en su asiento, le
"chocó la mano" y dijo: "Hola, soy el imbécil". “Eso es
realmente lo que dijo, las únicas palabras que su padre biológico dirigió a mi
hijo, y nunca lo olvidaré. Pero no me sorprendió.
Nadie en su familia ha reconocido la
existencia de mi hijo. Durante mucho tiempo pensé que era injusto, pero
después de un tiempo me alegré por ello. No los quería a su alrededor.
Cuando mi hijo tenía alrededor de cuatro
meses, mi madre y yo finalmente tuvimos una conversación sobre lo que realmente
sucedió, y ella me dijo: "Lo sabía". Mi madre tiene siete
hijos. Ella lo sabe todo y tiene una gran intuición. Me sentí muy
aliviada. Había elegido mantener mi violación en secreto durante mi
embarazo, pero me había dolido. Perdí a mis queridos amigos y nunca más
tuve la oportunidad de contarles la verdad de lo que realmente había sucedido.
Después de un año, conocí a mi
marido. Teníamos amigos comunes y sé que él había escuchado los rumores, pero
me dio una oportunidad y aproximadamente un mes después de empezó nuestra
relación, compartí con él lo que me habían hecho y me mostró una gran
empatía. Nos casamos unos meses después, y ahora llevamos casados
15 años y hemos criado tres hijos.
Mi hijo acaba de cumplir 16 años y es una
de las personas más empáticas que jamás conocerás. Es Boy Scout y
recibe muchos honores. Está en el equipo de robótica y habla
alemán. Se ve casi idéntico a su padre biológico, excepto por su pelo
rojo. En realidad, no nos referimos a mi violador como su "padre
biológico", pero lo llamamos "bio sleeze". El humor hace que sea
más fácil lidiar con eso.
A veces tengo flashbacks, pero sólo veo la
belleza del niño maravilloso que engendré en el peor día de mi vida. Mi
hijo sabe de dónde viene. Durante años, nunca usé la palabra
"violación", pero siempre ha sabido que "el hombre que lo
creó" no está en su vida. Sabe que tiene un medio hermano y una media
hermana. De vez en cuando, tal vez cada año o dos, me hace
preguntas. Trato de responderlas con la misma sinceridad que creo es
apropiada a su edad.
La primera vez que le conté algo fue
cuando tenía unos siete u ocho años. No recuerdo exactamente, pero fue
alrededor de ese tiempo. Tenía la edad suficiente para saber que se
necesita un hombre y una mujer para tener un bebé, y le expliqué que el hombre
que él conoce como su padre, su "papá", no era el hombre de quien
recibió la mitad de sus genes.
Estoy compartiendo mi historia porque ya no
me voy a esconder. Lo que me pasó no fue mi culpa. No estoy sucia ni
asqueroso y tampoco mi hijo. No estoy avergonzada y mi hijo tampoco
debería estarlo. La vergüenza descansa únicamente en el hombre que me
violó porque sabía exactamente lo que estaba haciendo y lo hizo de todos modos.
Mi salud no está bien debido a la
enfermedad de Lyme que estuvo latente varios años, lo que provocó trastornos
autoinmunes y daños severos en mi cuerpo y cerebro. Siento que compartir
mi historia ahora es mi oportunidad de dejar un legado duradero que enseñe a
mis hijos el valor de la vida y quiénes son como persona, así como a cualquier
otra persona que lea esto. Dios sabía lo que estaba haciendo cuando creó a
mi hijo y no tiene precio.
BIO: Tricia Allen es esposa y madre de
tres hijos. De Michigan. Le encanta cuidar a sus hijos, cocinar y disfruta
viajando con su familia.
Al leer estos caso me lleno de un sentimiento que no puedo definir. Es una mezcla de ira junto con misericordia. La primera por la inocencia de la mujer que suele confiar en ciertos hombres y que ellos defraudan. Misericordia por aquella mujer que sufrió un acto salvaje que se ve desamparada, abandonada, juzgada como lo peor. ¿Cuál fue la actitud de Cristo con la mujer sorprendida en adulterio tal como lo narra el evangelista san Juan en el cap. 8? Sin embargo, nosotros solemos echarle la culpa a la mujer y no reconocer que existen individuos inmaduros que solo desean satisfacer sus impulsos sin tomar en cuenta el sufrimiento que causan a la mujer y al hijo o hija que conciben. Sea como sea Dios jamás nos abandona y él hará justicia. Saludo a esta mujer que como ella conozca a varias que han sufrido este problema y que al tener su hijo son felices. Algunas se han casado y otras viven su dolor criando a su hijo o hija. Dios las bendiga y le pido que fortalezca a esas mujeres que realmente son valientes y fuertes. Mis mejores deseos para esta Navidad para ellas y para los que hacen posible esta página de internet.
ReplyDeleteAbelardo Aldama-Andrade