Me llamo Louise McLean, soy originaria de Terranova y viví en las
Cataratas Bishop hasta los 10 años, cuando mi padre consiguió un trabajo fuera
de la provincia y mi familia tuvo que mudarse a British Columbia (Canadá). Soy
madre por violación.
Cuando tenía 16
años, tuve mi primer novio “serio”. Después de 3 meses de relación, él abusó de
mí. Nosotros no teníamos relaciones
sexuales, pero una noche a pesar de mucha resistencia e insistencia para que
parara, lo hizo a la fuerza.
Louise y su hija
Un par de meses después fui al doctor y
escuché las palabras: "estás embarazada". Me llené de alegría y una sonrisa inundó mi rostro. Trataba de contener lo que sentía porque en
mi mente no podía comprender cómo era posible sentirme feliz por estar embarazada tras una violación, pero mi
corazón ganó la batalla.
Mi doctor me
dijo que existía la opción de abortar pero que él no lo realizaría el aborto y
le dije que me parecía bien y que de todas formas no quería hacerlo.
Hace 40 años, el
embarazo adolescente, las relaciones premaritales y la violación tenían
demasiados estigmas negativos alrededor.
Por esto, no quería contarles
nada a mis padres porque tenía miedo de que ellos pensaran que el pequeño
bebé que crecía dentro de mí era “algo” de lo que debían “hacerse cargo”. Mi inocente hija pudo haber sido concebida en
violación, pero no merecía menos protección y amor por tal razón. Así que la mejor forma de protegerla era
ocultar el hecho de que estaba embarazada y las circunstancias bajo las cuales
había sido su concepción.
Durante ese
tiempo fui a Planned Parenthood,
como me había sugerido una amiga y la enfermera de la escuela. Primero, no quería ir porque pensaba que
ellos solamente efectuaban abortos, pero me aseguraron que me aconsejarían y
ayudarían a decidir lo mejor para mí. Así que fui. Tenía 16 años y estaba
atemorizada. Me senté en la sala de espera mientras leía los panfletos con los
servicios que ofrecían, pero no veía nada que promoviera el quedarme con mi
bebé y respetar su vida.
Me dirigí a la mujer que se encontraba en la recepción
y le dije que deseaba hablar con alguien de cómo poder llevar mi embarazo a
término y que me habían contado que ellos tenían un servicio de asesoramiento
para ayudar a jóvenes que se encontraban en mi situación.
Para mi asombro,
ella me preguntó si yo no estaba allí para abortar. ¡Me quedé sin palabras!, no podía creerlo en
absoluto y dije: “No, nunca podría hacer eso”.
Cuando supo que
no quería abortar, me dijo que ellos
realizaban únicamente abortos y que, si no quería uno, no les interesaba
hablar conmigo. Me fui de allí sin poder
creerlo.
Mi embarazo se
mantuvo en secreto hasta los 6 meses de gestación y, entonces, mi madre me
preguntó qué quería hacer. Para su
sorpresa, le dije que mi plan era terminar la escuela y tener a mi bebé. No era
fácil para una soltera adolescente embarazada poder realizar actividades
normales sin que hubiera comentarios malintencionados. La gente decía que yo no
me tendría que haber acostado con nadie,
que era una desgracia y un mal ejemplo para las jovencitas; que debería estar
apenada y avergonzada y evitar andar caminando y sonriendo por la calle. Pero lo que más me lastimaba era oír decir
que debía abortar. No podía soportar que
las personas me odiaran a mí y a mi bebé.
Mi fecha
prevista para el parto era el 26 de noviembre de 1976. Exactamente 2 semanas antes de ese día,
estaba en la escuela y, de repente, mi vientre hizo algo asombroso que llamó mi
atención y la de mis compañeros. Era el
final de la hora del almuerzo y unos compañeros me acompañaron a la clase de
cocina mientras otros buscaban a la maestra y a la enfermera de la
escuela. Ambas vieron mi vientre y me
dijeron que el bebé se había encajado y me explicaron que en las siguientes 2
semanas nacería.
Pude sentir sus contracciones durante las siguientes
semanas. El
doctor que me atendía regularmente estaba de vacaciones. Cuando visité a mi nueva doctora, no podía
creer que mi fecha de parto era el 26 de noviembre y me decía que las chicas
jóvenes como yo no sabían cuándo habían quedado embarazadas, aún y cuando le
dije que yo sabía el día, la hora y el minuto.
Para entonces, no se cuestionaba a los doctores, así que le hice caso a
ella en lugar de a la enfermera de la escuela que me había dicho que podía
tener al bebé cualquier día.
Finalmente, el
viernes 17 de diciembre fui a ver a otro doctor y me preguntó si podía sentir
las contracciones. Le pregunté cuánto
tiempo se sentían antes de nacer el bebé y me dijo que un par de días antes de
que el bebé encajara. Asombrada, le informé que eso había ocurrido hace unas
semanas. Él inmediatamente ordenó rayos x, reposo en cama y con base a los
resultados fui admitida el domingo para realizarme una cesárea de emergencia y
me explicó que tenía placenta previa y no había dilatado nada. El doctor me preguntó que si ocurría algo
durante el parto a quién debía salvar, a mí o al bebé, a lo cual respondí: “Por
supuesto al bebé”.
Ese lunes, hace
40 años, le di la bienvenida a este
mundo a mi querida hija Dianalee.
Según el doctor mi bebé había nacido con la piel en estado de
descomposición debido a la larga duración del parto. Me dijo que dejó registrado el nacimiento de
mi hija como “milagroso” e inexplicable.
A sus 40 años de
vida, Dianalee NUNCA me ha recordado el abuso por parte de mi violador. Ha sido
un gran placer verla crecer y convertirse en la buena mujer que es ahora. Ella
y su esposo Brian, están involucrados en trabajos de caridad y usan su
testimonio para hablar de esperanza para la vida de los demás. También me han bendecido con 2 nietos, no
podría imaginarme la vida sin ellos. Tengo 7 nietos en total.
Las personas
necesitan esperanza. Necesitan saber que
no están solas y que es posible hacer todo, que muchas mujeres lo han hecho
antes y otras lo harán después de ellas.
Soy solamente una del 75-85% de mujeres embarazadas por violación que
acepta la vida de sus hijos, ya sea siendo madres de crianza o madres
biológicas. Habló para ofrecer ánimo a
las víctimas de violación embarazadas.
Tu bebé importa, más no la forma de su concepción. ¡Resiste, tú puedes
lograrlo!
Testimonio
traducido de Secular Pro Life
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