Friday, December 30, 2016

Vengo con una bandera de luz que es la vida, por Rebeca Solórzano

Me llamo Rebeca Solórzano. Vengo con una bandera de luz que es la vida.


Nací en 1986. No es frecuente que un bebé venga a este mundo en situaciones tan adversas como fueron las mías: Nacer de una madre enferma, no apta para cuidar un hijo y, más aún, que el nacimiento de ese bebé sea, además, consecuencia de una violación. Y que ese bebé, en tamañas circunstancias, no tenga un padre que vele por ella ni una madre, puesto que ella no me podía  cuidar. Sin embargo, hay historias que parecen milagros y yo soy un milagro.

No tuve la oportunidad de vivir con mi madre biológica, pero en cambio llegaron dos seres llenos de luz, que se convirtieron en mis padres adoptivos.

Mi padre es carpintero y mi madre ha trabajado en oficios varios. Crecí con ellos, en una familia humilde. Mis padres siempre lucharon por su niña. Lucharon con paciencia y arduo trabajo hasta lograr que fuera capaz de valerme por mí misma. No fue fácil, pero esto me dió fortaleza para afrontar retos en mi vida y darme cuenta de lo que realmente quería. En esta familia maravillosa viví durante 23 años de mi vida. Hace 8 años que conozco mi origen y hoy lo comparto.

Hay una voz en mi interior que sabe que la vida es valiosa sin excepción y agradezco infinitamente que me concedieran la gracia de vivir y ser la mujer que hoy soy. El destino me ha proporcionado experiencias y he aprendido de ellas.


Cuando estudiaba tuve la oportunidad de ir a un intercambio a Chile. Ahí conocí a  personas con grandes talentos, entre ellos conocí a quien hoy es mi esposo, un hombre con un gran corazón. Juntos hemos tenido tres hermosos hijos, los cuales crecen y aprenden a pasos agigantados.


Hoy agradezco la gran herencia que en vida han dejado mi familia y amigos. Este legado es la certeza de que el éxito en la vida no se consigue sólo saliendo en TV o haciéndote famoso como muchos piensan sino luchando y triunfando en cada batalla que vives por mínima que parezca. Amando y agradeciendo los detalles más pequeños y la humildad que, a veces, olvidamos para con los demás.

 Hoy por hoy, soy consciente de mis orígenes y éstos me ayudan a afrontar la vida con valentía. Esto quiero transmitirlo a las generaciones venideras desde mis hijos hasta los que por alguna razón lean esto. La vida es el regalo más grande que podemos tener y las decisiones que tomemos en ella definirán nuestro destino.


Tengo un compromiso con la vida y la defenderé con todo mi corazón, porque a mí me dejaron vivir. Es tiempo de proteger la vida de las nuevas generaciones que formarán una nueva nación en el mundo.



Rebeca Solórzano, escribió este testimonio para Salvar El 1 con la intención de que su historia pueda ayudar a otras personas que pasen por algo parecido.

Friday, December 23, 2016

No ha sido un camino fácil, pero damos gracias todos los días por el milagro de vida y amor

Por  Edith Rodriguez Cardenas

Una seguidora de SalvarEl1 ha querido compartir con nosotros su testimonio de vida. La lucha por su hija Julieta Edith, con Trisomía 18 que contra todo pronóstico médico está saliendo adelante.


Hola soy Edith Rodríguez, de San Carlos provincia de Ñuble, región de Chile. Estoy casada hace 18 años y teníamos dos hijas antes de la llegada de Julieta.

En realidad, no sé si lo programamos o no sólo dejamos de cuidarnos. Después de años de inseguridades por el tiempo, nuestros trabajos, en fin, y en el mes de marzo del 2016 nos enteramos de que estábamos embarazados. Nuestros sentimientos fueron encontrados, por nuestra edad y felicidad a la vez. Teníamos dos hijas, una de 23 y una de 13, ellas estaban felices igual que nuestras familias.

Fuimos al primer control y todo marchaba excelente, hasta la semana 15 cuando nos realizamos una ecografía y nos informaron de que nuestro bebé tenía traslucencia nucal y nos explicaron que había alguna probabilidad de que fuera un bebé con alguna alteración cromosómica. Decidimos hacer una ecografía más exacta y, en la semana 16, nos confirmaron que, además, el bebé tenía una cardiopatía. Como padres fue muy duro, sufrimos y lloramos mucho, y nos sugirieron realizar una amniocentesis para saber con exactitud el problema o la alteración de nuestro bebé. Nos dijeron que podría ser Trisomía 21, 13 o 18. Estudiamos y leímos mucho, sabíamos que la Trisomía 21 era Síndrome de Down.

En la semana 17 me practicaron la amniocentesis. Como pareja llegamos a rogar que nuestro bebé tuviera Síndrome de Down, porque nos habían dicho además de lo leído, que las otras Trisomías eran incompatibles con la vida. Fueron días terribles de espera de los resultados, hasta que recibo un llamado y me preguntan si estoy acompañada para que me dieran el resultado por teléfono porque vivimos en lugar distinto de donde nos hicimos la prueba. Cuando me informan que mi bebé venía con Trisomía 18 o Síndrome de Edward, INCOMPATIBLE con la Vida, casi me morí. Mi vida pasó por delante de mis ojos, yo quería a mi bebé a toda costa.

Vivimos el dolor en la intimidad, me alejé de todo, no quería que preguntaran, nos preparamos durante el embarazo para lo peor, lo que decía la bibliografía, que podía perder el bebé en cualquier momento, lo que no paso, yo seguí con mi embarazo avanzando, pero nunca nos dieron esperanzas de vida.

Cuando llego el momento del parto sólo llevamos dos mudas de ropa para el bebé. Teníamos todo listo para que nuestro bebé durara unas horas como todos nos decían. Como familia estábamos resignados y entregados a Dios, nuestra hija Florencia de 13 años, era la única que que tenia esperanza y nos decía que los milagros existen. Los días antes del parto lloramos solos.
Teníamos mucho miedo y lo único que queríamos era conocer a nuestra princesa Julieta Edith.

El día del parto pedí que no me dieran ningún calmante que hiciera que me durmiera porque yo quería estar y conocer a mi princesa. El parto fue el 2 de noviembre de 2016. Nuestra Julieta no lloró al nacer, llego muy débil, la besé mucho y se la llevaron. M esposo fue con ella, la vistieron y me dejaron en una sala post parto en donde permitieron que estuviera con mi princesa Julieta, mis hijas Nicole y Florencia y mi esposo Gastón, disfrutando de nuestra bebé. Fue bautizada en la intimidad mientras la vestía su padre y en presencia de sus hermanas. Siguieron pasando las horas y nos trasladaron a nuestra habitación. Yo estaba feliz con mi bebé. Fuera de todo pronóstico nuestra pequeña Julieta que peso 1.700gr y midió 40 cm, se aferraba a la vida, a seguir con nosotros, la felicidad era fantástica.

Al otro día siguió respondiendo bien, mi esposo con mi hija tuvieron que salir felices a comprar ropa. El dia 5 de noviembre me dieron el alta médica, y mi Julieta queda hospitalizada, con la finalidad de recuperar peso. Nosotros nos fuimos felices a casa a preparar todo, ya que no lo teníamos considerado, le dieron el alta el dia 8 noviembre con 1.595gr, debido a que había hecho apnea, y decidimos que era mejor que estuviera con nosotros debido al pronóstico que no era favorable. Nos la dejaron llevar a casa para que muriera con nosotros.


Hoy nuestra pequeña gigante Julieta Edith aún está con nosotros. No ha sido un camino fácil, pero damos gracias todos los días por el milagro de vida y amor que nos permite disfrutar a nuestra Julieta, no sabemos cuánto tiempo, pero le daremos todo el amor y cuidados.

Tuesday, December 13, 2016

¡QUIERO UN MUNDO DONDE NO EXISTA LA VIOLENCIA; QUIERO UN MUNDO DONDE EXISTA EL RESPETO, LA IGUALDAD Y EL AMOR!

por Yazmin
Me llamo Yazmín y soy mexicana. Me hubiera gustado relatar una historia diferente donde existiera un mundo en armonía y no se supiera qué es la violencia pero, lamentablemente, hablaré sobre mi vida, una vida miserable ante los ojos del mundo, pero una vida de bendición ante los ojos de Dios, o al menos eso creo yo. 
Desde temprana edad sufrí de abuso sexual físico, psicológico y verbal por parte de mi tío y las personas que me rodeaban junto con él. Crecí con dos pequeños niños hijos de mi tío que, por abandono de mi tía, al igual que yo, quedaron a su cargo y cuidado.

Los abusos sexuales se sucedieron desde que yo era muy chiquita. Crecí entre insultos y golpes frecuentes que me hundían cada vez más en una terrible depresión tristeza y soledad. No lograba hablar mucho pues crecí con la única compañía de esos dos pequeños niños y no conocía a nadie más. No tenía amigas ni nadie con quién hablar así que mis dos mejores amigos eran esos dos pequeñitos. Por ellos aprendí a aguantar dolores físicos e internos. Para no llegar a asustarlos y preocuparlos les decía que mi cuerpo era tan fuerte que no me dolían los golpes y no debían llorar por mí ni tener miedo porque yo los protegería. Los golpes físicos se curan en cierto tiempo, los moretes y las heridas desaparecen después, pero los psicológicos tardan un poco más. 
Recuerdo que cuando ellos dormían yo salía a llorar mi dolor que era bastante; estaba enojada con él, con Dios, conmigo y con la vida misma, la gente y la autoridad. Al igual que Dios, se habían olvidado de mí.  "Las personas son ciegas", pensaba, o ¿"Acaso soy invisible ante los demás?". Me llegué incluso a autonombrar la niña "fantasma”. “El día que yo tenga dinero ayudaré a todos los niños de la calle, (como así nos llegan a nombrar), no permitiré que abusen de ellos como lo hacen conmigo, les daré un hogar, cobijo, comida y por sobre todo ¡Les daré amor! ¡Mucho amor! “.

Llegaba a pensar eso entre tantas cosas. Pero... "¿Algún día de verdad lograré eso? ¡Ni siquiera puedo ayudarme a mí misma ni a los niños!". ¿Me abandonaste por completo, Dios? ¿Dónde es que te encuentras ahora? ¿Por qué permites tanto dolor y sufrimiento? ¡No entiendo! la vida es fea y no me gusta, ¿Quién querría vivir en un mundo así? Tú me has abandonado, soy una niña infeliz fea y miserable. Quiero ser feliz ir a la escuela y jugar, me porto bien y obedezco, Dios, no soy grosera con nadie ¡dime por favor qué he hecho mal! ¡SÓLO QUIERO SER FELIZ!. 


La gente sólo me ve con lástima, y la policía y la autoridad sólo siguen normas tontas que no me sirven ni defienden. La justicia llega tarde y después de procesos largos, cumplen con un deber a medias donde buscan la solución más fácil que no cree conflicto y no se preocupan por mí de verdad. Quiero un abrazo lleno de amor que me haga sentir especial.

Al final de preguntas sin respuesta, reproches y lágrimas donde de alguna forma desahogaba mi dolor, lograba dormir un poco para reponer algo de fuerzas y al día siguiente trabajar y servir a mi tío.
Vendía dulces en las calles como otros niños que hay por ahí  y esa  era mi rutina diaria para no llegar con las manos vacías a casa y así tener algo de dinero para pagar mi plato de comida y el de mis pequeños primos; los días y las horas eran largos para mí.

Algunos días eran más difíciles que otros pues mi tío llegaba drogado y alcoholizado con mujeres y hombres y me despertaban para servirles y me obligaban a tener sexo con ellos. Le pagaban a mi tío para que dejara hacerme lo que quisieran y él, gustoso, aceptaba el trato, sin antes decirme que debía obedecer y estar tranquila si no quería tener problemas. Opté por la opción de aceptarlo y quedarme lo más quieta que podía como si fuese una muñeca de trapo manejada a sus antojos; era la forma más fácil si no los golpes repentinos aparecían y terminaba en un mar de sangre y dolor.

Un día después de los abusos constantes de mi tío y sus amigos quedé embarazada. Tenía a un ser que crecería dentro de mí cada día. Estaba muy asustada, la verdad, no sabría qué hacer con un bebé ni cómo cuidarlo y no podría protegerlo dentro de un mundo donde existe tanta maldad y pensé en abortar y no tenerlo. Pensaba que no sabría ni podría darle los cuidados que necesitaría y yo siendo una niña tonta e inútil fracasaría en el intento, tan sólo tenía 14 años. Pero después pensé: “Si Dios me dió la vida a mí y me permitió nacer, ¿Quién soy yo para quitarle la vida a un ser inocente y arrebatarle el derecho a vivir decidiendo por él?". Me estaban arrebatando la vida a mí sometiéndome y obligándome a cosas que no quería y sin derecho a nada y yo pensaba hacer lo mismo con ese bebé. "¡NO ES JUSTO! Está creciendo una vida dentro de mí con un propósito y una misión y al igual que yo tiene derecho a la vida".
Decidí continuar con mi  embarazo después de encontrar una página PRO-VIDA. 

Debo decir que existen super héroes sin capa y que no son como los dibujan en los cuentos y los pasan en los programas de televisión. A ellos no les dan reconocimientos ni salen en las revistas premiando su valentía y esfuerzo por ayudar pero son como ángeles con una misión que Dios les encomendó y con ese propósito existen en esta vida. Tuve la fortuna de encontrar super héroes en mi camino, en esos momentos tan difíciles de mi vida. Estaban decididas a ayudarme sin pedirme nada a cambio. Por fin mis suplicas fueron escuchadas y Dios y ese bebé me dieron las fuerzas y el valor que yo necesitaba para salir adelante. En ningún  momento me dejaban sola, eran tres super héroes que se comunicaban conmigo ideando cómo librarme del "hombre malo" ya que en la distancia era complicado ayudarme tan fácilmente y aún con todo y sus problemas se dedicaban a ayudarme y escucharme, con esa calma y atención  que nunca nadie me había regalado. Sentían el dolor que yo sentía y sufrían junto conmigo.  Por primera vez aprendí a confiar en las personas y descubrí que no todas son malas.
Empecé por primera vez en mi vida a rebelarme en contra de mi tío y exigir mis derechos, el de los niños y de mi bebé aunque el todavía no nacía. Sabía que tenía que irme antes que naciera y traté de fugarme para comenzar por fin a vivir una vida plena y feliz lejos de ese ambiente que nos hacía tanto mal.

Mi tío estaba metido en drogas, venta de ellas y las consumía. Por ende, conocía a muchas personas y contactos poderosos de todos lados y de alguna forma cuando traté de huir dieron conmigo y los niños. Cuando por fin creía que mi vida cambiaría y sería todo distinto regresó y me encontró, como en una película de terror donde no existe salida. Sabía que mis esperanzas de salir adelante terminarían y todos mis sueños sucumbieron al capturarme, no tenía salida, además sabía que me iba a ir muy mal, el miedo regresó y no me dejó ir.

Junto con él y sus amigos, a mitad del camino, me drogaron y golpearon. Cuando desperté ya estaba en otra casa sola y sin los niños, amarrada, sin comida ni agua, era un lugar distinto, solo frío y feo que me daba mucho miedo. Gritaba pero nadie me escuchaba ni siquiera ruidos de carros. No sabía dónde estaba y tenía mucho miedo. Después de un rato llegó mi tío diciéndome que era una mala agradecida y que si creía que lo iba a denunciar y hacer algo contra él, estaba mal. Decía que yo era una loca prostituta y todo lo que recibía era porque lo merecía. Me advirtió que no saldría de ese lugar y no lo dejaría jamás y si quería ver a los niños debía obedecer y acostarme con más hombres y cumplirle a él como mujer. Decía que sólo había nacido para eso y nada más.

Los niños iban a diario a la calle, él los llevaba y vigilaba ahora, pues estaban amenazados que si hablaban con alguien no me verían nunca más y él me mataría por culpa de ellos. Así que ellos sólo se dedicaban a vender y hacer lo que él les decía temerosos de lo que pudiera hacerme. ¡No hay peor forma de matar a alguien que privándolo de su libertad!

Mi tío me castigó tanto por intentar huir, que sus golpes eran cada vez más fuertes y toda su furia la descargaba conmigo, como si fuese un costal de boxeador. Decía que mi tía  lo había dejado pero jamás nadie lo dejaría de nuevo y menos yo ni los niños. Me goleaba, violaba y escupía. Yo sentía no poder más, tenía mucha hambre y sed, me dolía todo el cuerpo, mis manos, mis pies, mis piernas, ¡todo completamente!  Otra vez estaba sola y decepcionada, le había fallado a mi bebé, Le pedía perdón acariciando mi vientre diciendo que todo estaría bien y que me perdonara.

Un día llegó tan drogado y borracho que al verme se me dejó ir a golpes. De inmediato empezó a golpear mi vientre y patearlo y fue el dolor más grande que pude sentir, es inexplicable no podía moverme, empecé a sangrar y sabía que algo no estaba bien. Él se salió aturdido por la cantidad de sangre y ver mi estado físico, no podía levantarme, ni siquiera podía llorar. Dentro de mí, en mi mente le pedía perdón a mi bebé, ¡pidiéndole que por favor no me dejara sola y que debía de ser fuerte que yo lo necesitaba y pedía a Dios que no se lo llevara y le permitiera nacer! …pero lo perdí.


Mi tío no tardó mucho en regresar con un amigo que era médico y me auxilio un poco; sólo escuchaba lo que platicaban como si los escuchara en un sueño. Creí que en ese momento moriría y así lo pedí, Pedí a Dios me llevara en ese instante por que no soportaría más. Escuchaba como planeaban deshacerse de mí como un perro abandonado. Decían que si me quedaba ahí en la casa algún día los descubrirían y no podían llevarme a un hospital porque sería peor y con mayor facilidad llegarían a él. Me subieron al carro y me dejaron en un lugar frío y desolado esperando lo peor. Yo ya me sentía preparada para partir de este mundo, no deseaba ya nada más que eso, lo anhelé con toda mi alma pero los designios de Dios son otros. Sus planes son distintos a los nuestros. Esa noche la mano de Dios cuidó de mí. No encuentro otra forma más de describirlo si no ¡como un milagro! 
  
No recuerdo cómo, ni a qué hora, ni quién, pero  me encontraron y auxiliaron. Lo único que recuerdo es que desperté en un hospital atendida y con medicamentos, una de mis super héroes estaba ahí conmigo. Tampoco sé como se enteró y como llegó a mí. Estaba cuidando de mí, me abrazó con tanto amor y me dijo que todo estaría bien. Yo ni siquiera podía hablar, sentía tristeza, dolor, desolación y a la vez alegría, bueno sentía como un poco de alivio que estuviera ella ahí conmigo pero me sentía triste y vacía, era un mar de sentimientos que no podía explicar. Ella estaba conectada por teléfono con una mujer pro-vida de Guadalajara y tres más que estaban pendientes de mí y en grupos de cadenas de oración hablándome y haciéndome sentir su amor a través de la distancia. Ángeles al cuidado de mí, pendientes de mi recuperación física, emocional y espiritual. Ellos que no me conocían estaban pendientes de mí sin pedir nada a cambio, ¡realmente fui afortunada!

Se tramitó la denuncia correspondiente y como era esperar, esa noche que cometió eso huyó con los niños como pensé que  haría. Finalmente lo encontraron y lo arrestaron pero lamentablemente lo soltaron. Después supongo que debió mover sus influencias y de alguna manera se salió con la suya y quedó libre.  Jamás logré comprender eso y por qué la autoridad no me defendió y lo dejó en donde debería estar para que no siguiera causando daño. 
Tiempo después de eso me enteré que murió en un accidente automovilístico donde se encontraba sumamente alcoholizado y drogado como era de costumbre.  Entendí que la justicia de Dios es diferente a la justicia del hombre y a veces nosotros nos hacemos justicia actuando mal. Todo lo malo de alguna forma se regresa. Si las autoridades hubieran cuidado de mí desde pequeña no habría sufrido todo eso y no habría perdido a mi bebé pero las cosas suceden por algo y así tenía que suceder. 

¡Por fin era libre! ¡Al fin tenía libertad! Ya no había nadie que abusara de mí y me golpeara.  De alguna forma se había hecho justicia y el hombre malo de la historia de mi vida se había ido para siempre y no me atormentaría nunca más. 

Físicamente comencé a recuperarme, a retomar fuerzas y sólo empezaban a quedar cicatrices.  Pero aún así, sentía dolor, no físico sino emocional. Todo era una pesadilla que no me dejaba dormir por las noches. Me sentía culpable por no haber cumplido a mi promesa de cuidar a mi bebé, no podía perdonarme a mí misma. Tiempo después entendí que hice lo que estaba a mi alcance y no podía protegerlos si yo no estaba protegida también.  No fue mi culpa, solo fui una víctima más junto con ellos, una víctima de él y de la autoridad. No lo provoqué yo como  pensaba. Era momento de terminar con ese dolor que no me dejaba seguir. Tenía en mis manos el poder de seguir siendo una víctima o levantarme como una leona y sacar garras para seguir continuando con mi vida y cumplir mis sueños. Ya nadie me lo iba a prohibir, no existía nadie que me detuviera y así fue, no fue fácil, pero tampoco imposible. El dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional.

¡Decidí abrir mis alas y comenzar a volar!, dejar a un lado el dolor junto con mi pasado y comenzar a vivir. Perdonar es la clave para ser feliz, no por ellos, ¡sino por mí misma! El sentimiento de rabia y de rencor provoca cáncer emocional que no nos dejan avanzar y yo ya no quería más de eso. Los super héroes pro vida son ángeles que manda Dios en forma de humanos para regalarnos esperanza, alegría, paz y amor. El amor de Dios reflejado en sus vidas. Dios me hablaba a través de ellas. Ahora sólo estaba en mí el salir adelante ya no era una niña invisible, ¡era un milagro de vida! 

¡Como una mariposa que despliega sus alas y decide volar! 
Ese es el derecho de todos los niños y todas las mujeres víctimas de abuso sexual. 
Mi pregunta es: ¿Por qué quieren cortarnos las alas?  Al aprobar las leyes de aborto nos envían un mensaje erróneo y contradictorio de la vida, su forma de "proteger" no sirve, es egoísta: acabar con una vida para proteger otra. No se puede matar a otra para vivir "bien" porque ni siquiera estás viviendo. Dicen que todos somos libres y ¡no nos dan esa libertad! Es contradictorio, no puedo acabar con una vida para ser libre ni siquiera para sentirme mejor.

El dolor no desaparecerá de mi vida. Contrario a eso me están enseñando a matar y a sentirme sola y acabada y no por ser una mujer violada acabaré con una vida inocente para estar bien.

Nadie asegura que el procedimiento saldrá bien y ¿si somos dos seres los que morimos en el intento de abortar? Y si no muero físicamente y ¿muero de tristeza internamente? Ustedes sólo dirán que cumplieron pensando que era lo mejor para mí.

¡No corten nuestras alas! ¡Ayúdenos a volar! No corten las alas de esos seres inocentes, nadie sabe si en uno de los tantos niños abortados alguno venía con la misión de crear la cura contra el cáncer y le quitamos la esperanza de vivir. Dejemos de tomar un papel que no nos corresponde sobre la vida ajena, ¡respetemos! No somos Dios y Él es el único que decide sobre la vida y la muerte.

Seamos más humanos al dolor ajeno, debemos escuchar con el corazón y la razón. Necesita que arresten a aquellos hombres que roban nuestras vidas y esperanzas, necesito que las autoridades sean conscientes.
Como mi historia, hay tantas historias de niñas y mujeres violadas que necesitan ser escuchadas, todas con historias diferentes pero sintiendo el mismo dolor y la impotencia con necesidad de ser PROTEGIDAS REALMENTE Y ESCUCHADAS. 

Mi historia de vida se sigue escribiendo aún. Gracias a mi súper héroe favorita que me pidió escribir mi historia, ¡estoy y estaré siempre muy agradecida con ella!


Mi nombre es Yazmín, soy mexicana, una víctima más de abuso sexual y soy  PRO
VIDA.

Yazmin escribió este testimonio para SalvarEl1, SaveThe1

Monday, December 12, 2016

Solo pido que las mujeres que pasan por la desagradable experiencia del aborto se acerquen a Dios


Por Milagros Luciano
Hola, ante todo muchas gracias a Dios por darme otro día de vida.
Durante años tuve relaciones difíciles y decisiones que me llevaron a destruirme como persona y también al aborto en diversas ocasiones. ¿Cómo cambié de vida? Pues me hice seguidora de EWTN, un exitoso canal católico y es ahí donde conocí el testimonio de Patricia Sandoval, una gran activista pro vida. En su persona me vi totalmente reflejada, me emocionó su valentía para contarlo y su conversión.

El testimonio de Patricia fue una inspiración y me tocó el corazón de lleno hasta el punto de acercarme a la confesión, lo cual pensé iba a resultar un momento durísimo pero acabó siendo una enorme sanación para mi alma. Todavía no he vivido un retiro post aborto pero imploro y ruego a Dios su misericordia a pesar de no merecerla.

 El aborto es algo injustificable, lo digo por experiencia propia. Siento que, a pesar de mi error, Dios me ama, nos ama a todas las mujeres que hemos pasado por esta situación. Mis ángeles, esas inocentes criaturas a las que aborté, están presentes conmigo cada día. Solo pido que mujeres que pasan por la desagradable experiencia del aborto se acerquen a Dios y oren por sus hijos ya que Jesucristo vela por nosotras.
Milagros Luciano escribió este testimonio personal para compartirlo en SalvarEl1.
na inspiración y me tocó el corazón de lleno hasta el punto de acercarme a la confesión, lo cual pensé iba a resultar un momento durísimo pero acabó siendo una enorme sanación para mi alma. Todavía no he vivido un retiro post aborto pero imploro y ruego a Dios su misericordia a pesar de no merecerla.
El aborto es algo injustificable, lo digo por experiencia propia. Siento que, a pesar de mi error, Dios me ama, nos ama a todas las mujeres que hemos pasado por esta situación. Mis ángeles están presentes conmigo cada día. Solo pido que mujeres que pasan por la desagradable experiencia del aborto se acerquen a Dios y oren por sus hijos ya que Jesucristo vela por nosotras. Milagros Luciano