Sunday, June 25, 2017

Jamas podría estar enojada con la mujer que me dio la vida tras ser violada

Tengo 18 años, soy de Entre Ríos, Argentina y dueña de un negocio de tatuajes que regento con un amigo y cocinera en el orfanato donde yo me crié y quiero contar mi historia.

A mi madre la violaron cuando tenía 11 años. Hace unos meses pude conocerla y, ciertamente, es una muy buena mujer. 

Ella fue valiente, dio a luz y  me dejó en un orfanato donde , aunque era humilde, ella sabía que me iban a cuidar. 

Pasó el tiempo y ella tenia miedo a encontrarse conmigo porque creía que yo iba a estar enojada con ella por haberme dejado en un orfanato. Pero, en realidad, es todo lo contrario. Estoy muy feliz de que me dejara ahí porque me crié con mi familia del hogar y ésta fue mi familia.  Recuerdo como las cocineras  nos seguían con el cucharón para pegarnos por portarnos mal, pero nos tenían mucho cariño. 



 Fue muy impactante cuando la conocí  porque soy muy parecida a ella. Le dije que  jamas podría estar enojada con la mujer que me dio la vida tras ser violada  y aún menos sabiendo que, al no poder cuidarme, me procuró la atención que me hiciera falta en un orfanato donde me cuidaron.  

Yo, ahora, he  adoptado a dos hermanitas hermosas y ellas  quieren mucho a su abuela y a su abuelo porque mi madre se casó. También he descubierto que tengo hermanos biológicos además, por supuesto, de mis hermanos del orfanato  y son excelentes personas.

Adriana es la segunda chica empezando por la derecha.

Si hay alguna mujer que ha sido violada y que espera un hijo fruto de ese acto y que está leyendo mi historia, le diría que  al tener a ese hijo va a darse cuenta que todo lo malo pasa por algo y que un hijo es lo mas hermoso del mundo y jamas se van a arrepentir por no matarlo. Él es su hijo, da igual cómo llegara, y es el unico que las va a amar por la simple razon de que es su mamá.  A las personas que son fruto de una  violación les diría  que, obviamente; ellos no tienen la culpa de cómo fueron concebidos y que su vida no vale ni más ni menos que otras. Valen los mismo porque todos somos humanos y tenemos derecho a vivir nuestras vidas.

Adriana Shinki, Argentina.

Adriana es colaboradora de Salvar El 1. Escribió este breve testimonio para poder ser compartido y ayudar a mujeres que se encuentren en una situación semejante.

Friday, June 16, 2017

Aquel bebé inocente tenía todo el derecho del mundo a nacer.

Hola, soy Claudia Marcela y soy colombiana.


Soy fruto de una violación a mi madre cuando sólo tenía 15 años a manos de un conocido de la familia.

Mi madre, aún con la inocencia propia de una niña de su edad, no pudo decir nada en su casa por miedo a las amenazas de la persona que la ultrajó y la dejó embarazada.

Ella no entendía por qué su cuerpo estaba cambiando tan rápidamente pero no se sentía con el valor suficiente para contar a su mamá, Ana, a su abuela Mercedes y a su hermana Amanda lo que le había sucedido.

Fue algo muy doloroso para ella.

Sin embargo, la persona más afectada con esta situación fue su abuela Mercedes. Mi madre era la niña pequeña y consentida, la niña de sus ojos. Fue tan grande su dolor que enfermó y, desde aquel día que conoció la noticia de la violación, ya no fue la misma.

Mi familia buscó con ganas al hombre que había cometido aquel horrible crimen para entregarlo a las autoridades pero él se había marchado de la ciudad.

Mi madre y mi abuela decidieron seguir con el embarazo, no sólo por el tiempo avanzado de gestación, sino también porque aquel bebé inocente tenía todo el derecho del mundo a nacer.

Pasaron los meses y nací. Dice un tío de mi madre que mi nacimiento ayudó a aliviar un poco el dolor pero  la abuela de mi madre, es decir, mi bisabuela Mercedes, no pudo superarlo y cayó a la cama enferma de depresión.

Ella pedía todos los días que me acostaran a su lado para consentirme, besarme y contemplarme, pero su dolor no le permitió continuar más y murió al poco tiempo.

Esto hizo que mi mama se culpara  por su partida y se endureció consigo misma y con su bebé.

En pocos meses su hermana Amanda, mi tía, se casó con un hombre llamado Edgar, que se enamoró de mí desde el primer momento en que me vio y se convirtió él, y también mi abuelo, en referentes paternos.

Mis abuelos no vivían juntos desde hacían un buen tiempo. Mi abuelo residía en otra ciudad con su propia familia; él me hacía de padre durante las vacaciones cuando lo visitaba. Era amoroso y  divertido. En todos encontraba amor pero en mi madre notaba mucha distancia aunque muy preocupada por llenarme de regalos y cosas materiales y no entendía el porqué.

Con el paso del tiempo, pregunté por mi padre y la respuesta fue que había muerto antes de que yo naciera.

Cumplí los 13 años y un familiar me confesó la verdad. Aunque descubrir la verdad resultó muy duro, aquella confesión sobre mis orígenes me hizo entender la actitud de mi madre.

Sin embargo, nunca lo hable con ella por el temor de lastimarla  al recordarle ese momento tan doloroso.

El tiempo fue pasando y cumplí los 21. Quedé embarazada de mi novio Carlos pero no imaginaba que lo estaba. Fui a un chequeo médico porque me sentía muy mal y el doctor me hizo una ecografía donde se veía una pequeña imagen como un simple granito de arroz. Entonces, el doctor me dijo: “Claudia, estas embarazada”.

Lejos de importarme si el padre se haría responsable o si mi familia lo aceptaría, mis ojos se llenaron de lágrimas, mi corazón quería saltar de amor y felicidad  pero el doctor creyó que mi llanto era de miedo y me dijo: “Claudia, si quieres abortar estás a tiempo y yo te puedo ayudar”.

Lo miré con ojos grandes, de ira y le respondí con deseos de golpearlo: “Carnicero, daría mi vida por mi hijo; haría todo por él sin importarme nada más”.

Salí furiosa del consultorio, busqué al papá de mi hijo y le dije con emoción y gran fuerza: “ESTOY EMBARAZADA, lo voy a tener con o sin tu ayuda”. A lo que él me respondió que estuviera tranquila, que estaríamos juntos en todo aquello y que aquel bebé era tan hijo suyo como mío. Aquellas palabras del que después sería mi esposo me llenaron de paz y ánimos.

 Fuimos entonces a hablar con mi madre. Y aquella mujer que siempre fue dura y fuerte como roca se fundió como hierro en el fuego con esta noticia. Mi abuela estaba feliz.

La batalla se desató en el seno de la familia cuando mi tío Edgar supo la noticia. Las mujeres de la casa deseaban que fuera una niña pero mi tío anhelaba que fuera un varón para, así, dejar de ser el único león de la manada y esperaba la llegada de otro hombre para que le respaldara y lo acompañaba.

Finalmente, mi tío acabó venciendo porqué nació un hermoso niño que acabaría por dominar a todas las mujeres, incluyéndome a mí, su madre. Aquel niño resultó una gran bendición.

A los seis meses de nacer mi hijo Mauricio me embaracé de mi hija Laura y 13 años después de mi nena Ana Valeria. Mis hijos han sido mis grandes tesoros.


Años después, mi madre pidió ayuda psicológica para superar todo el trauma que supuso la violación y yo la acompañé. Lo hicimos juntas.

Gracias a Dios y a la terapia recibida, se dio cuenta de que la única persona con quien podía contar en su vida era su hija y aquel descubrimiento, feliz aunque muy tardío, la llenó de enorme serenidad.

Mis hijos supieron esta historia en la adolescencia. Fue duro para ellos pero lo aceptaron con la sabiduría y el amor de Dios.

Con la frase “Dios hace nacer rosas donde sólo hay rocas” me gustaría que esta historia llegara a todas las mujeres que no saben qué hacer cuando se encuentran en una situación parecida o se plantean la posibilidad de abortar.

Todo en mi vida lo pude lograr con el ser maravilloso al que siempre le dije "papá", y ese ser maravilloso, celestial, se llama Jesús. A Él acudí siempre, en todo momento y también a su Santa Madre, María.

Thursday, June 8, 2017

Siempre fui pro-vida, pero tras ser violada por mi novio, tuve que tomar una decisión


Witlee Ethan

publicada originalmente en LifeSiteNews

De niña siempre soñé con un Príncipe Azul, castillos y un final de cuento de hadas.  Pero lo que pasó exactamente una semana antes de mi cumpleaños, en septiembre de 2009, no fue un sueño de infancia, sino una horrible pesadilla llena de dolor e incredulidad.

Cuando fui violada por mi novio, mis sueños se desvanecieron.  Mi mundo se vino abajo. Ese acto violento destrozó mi interior.

Cuando cuento mi historia, a menudo me preguntan cómo un novio podría ser culpable de violación.
Lo que algunas personas no entienden es que cuando una chica dice "No", quiere decir "No", sin importar si hay o no una relación íntima / sexual.  

Sí, estábamos comprometidos, pero esto no significa que tuviéramos relaciones sexuales.  De hecho, no las teníamos. Habíamos decidido, como seguidores de Cristo, que esperaríamos hasta que nos casáramos para tener relaciones sexuales.

Mi novio incluso había dicho: "¡Será difícil esperar, pero valdrá la pena!"  No tenía idea de que el hombre que juró protegerme siempre sería capaz de lastimarme tanto. ¿Cómo podría el hombre que planeó un futuro conmigo, que oró conmigo todas las noches por nuestros futuros hijos, y que me leía y citaba las escrituras ser el mismo hombre que me haría tanto daño?

Fue a través de esta situación que realmente comprendí el significado de la frase: "Un lobo con piel de oveja".  No sólo mi cuerpo fue violado, sino que también mi corazón había sido traicionado.

Lo estaba visitando fuera del estado.  No había familia alrededor.  Después de que me violó, llamé a mi hermana y le pregunté qué hacer.  Tenía dolor.  Ella me sugirió ir a un hospital para atención de urgencia, aunque todavía estaba en negación de todo lo que había pasado.  Las acciones de mi novio fueron, por primera vez, lo contrario de sus palabras, y era mucho para mí.


Después de contarle cada angustioso detalle del traumático evento al médico de urgencias, se sentó frente a mí en su silla giratoria y me dijo que por ley tenía que informar a las autoridades.  Me dio la opción de hacer la llamada a la policía y denunciar a mi propio novio por violación, o lo haría él.
Todo lo que podía hacer era llorar. No podía creer que esto estuviera pasando.

El médico dijo que él llamaría y volvería cuando llegara la policía. Mi familia y amigos estaban  a cientos de kilómetros mientras yo estaba sola en urgencias, preguntándome cómo mi historia feliz se había tornado tan oscura y violenta. Esto no era en absoluto como esperaba pasar mi fin de semana: Violada, luego en urgencia con un médico que denunciaba a mi novio por violación, tener que hacer el kit de violación (para recoger pruebas de agresión sexual) mientras la policía buscaba a mi ahora ex-novio.

Era la peor pesadilla de una mujer.  Pasé de estar felizmente enamorada a sentirme como la mujer más desamparada y sola del mundo.

¿Cómo llegué aquí? Estaba aterrorizada y emocionalmente destrozada.  No pude evitar llorar y sentirme absolutamente sola, mi futuro ahora parecía tan sombrío.

Toda mi vida he sido pro-vida.  Mientras me hacían el doloroso kit de violación, un pensamiento  pasó por mi mente.  Finalmente, entendí porqué algunas víctimas de violación están tentadas de hacerse un aborto. Y ese pensamiento me perturbó profundamente debido a las fuertes convicciones pro-vida que siempre he defendido. Sin embargo, no podía soportar la idea de quedar embarazada del hijo de mi violador.

En ese momento la enfermera me preguntó: "¿Crees que podrías estar embarazada?".

Su pregunta me hizo querer salir de mi piel y gritar. La enfermera discutió conmigo el momento de todo y determinó que probablemente estaba embarazada.

Entonces ella me dijo que iba a darme la píldora del día después.  Me quedé allí llorando, suplicando a Dios que me dejara de alguna manera morir o escapar de esta pesadilla.

Sabía que la píldora del día después era para terminar un embarazo, destruir la vida de otro ser humano. Hay tres maneras en la que la píldora del día después funciona: 1) Si una mujer aún no ha ovulado, evita la ovulación. 2) Si ha ovulado, pero no ha concebido, impide la concepción. 3) Si ha concebido, impide que el pequeño bebé (denominado "blastocito") se implante en la pared uterina, lo que hace que el bebé muera porque no puede recibir los nutrientes necesarios para sobrevivir.
El equipo de SART engaña a una mujer violada al decirle que la píldora del día después no "termina un embarazo".  Si estás embarazada, la píldora mata.

Mientras yacía ahí, dolorida y llorando, sabía en mi corazón que una vida, sin importar cómo se conciba, es un regalo precioso creado por Dios. Es un regalo que yo sabía que no tenía derecho a destruir, a pesar del trauma que estaba experimentando ahora. Ningún bebé no-nacido merece la pena de muerte por los pecados del padre.  Así que, yo sabía, mientras sollozaba mientras sacaban las fotos más gráficas de mis heridas, que independientemente del futuro, yo elegiría la vida.

Esa noche, no sólo rechacé la píldora del día después, sino que me negué a tomar cualquiera de los antibióticos de emergencia para enfermedades de transmisión sexual (ETS), al no estar segura de qué píldoras la enfermera  podría meter si tomaba alguna.  Así que asumí los riesgos a mi salud y confié en Dios.

Después de eso me enteré que es una práctica estándar que mientras se está realizando el kit de violación, no sólo se da la píldora del día después a las víctimas de violación, sino también antibióticos de emergencia para combatir enfermedades de transmisión sexual (ETS), incluyendo el SIDA, en caso que la víctima haya sido expuesta.  Todas las píldoras se administran generalmente juntas.  No hay manera de que una mujer sepa qué píldora es cada una.

A pesar de que había rechazado la píldora abortiva, la enfermera continuó presionando fuertemente para que la tomara, diciendo "¿Quién querría un bebé de una violación?"

Su comentario me chocó y entristeció.  Me sentí como si la enfermera estuviera tratando de manipularme para hacer lo que ella quería que yo hiciera, no lo que era mejor para un posible embarazo, o para mí.

Finalmente me dieron el alta y conduje toda la noche de vuelta a casa, sin saber lo que el futuro me deparaba. Pero yo sabía quién tenía mi futuro: mi Señor y Salvador, Jesucristo.

Las siguientes semanas fueron físicamente dolorosas y llenas de ansiedad mientras esperaba si las pruebas de embarazo que tomaba mostrarían una línea o dos. Pero las pruebas sólo mostraban una línea. Me sorprendí cuando un médico confirmó que no estaba embarazada.

Las pruebas que tomé seis meses después también mostraron que no había estado expuesta a ningún tipo de ETS.

Mientras reflexiono sobre ese valle oscuro que atravesé en 2009, puedo decir que, independientemente de lo que las pruebas de embarazo revelaron semanas después de mi violación, escogí la vida bajo las circunstancias más impensables y traumáticas, enfrentándose a un mundo de incógnitas.  Es una elección que haría de nuevo.

Después de la violación, he perdonado a mi violador. Me he convertido en una defensora de las víctimas de abusos, hablando de violación, violencia doméstica y eligiendo la vida. He encontrado esperanza y sanación por medio de Dios. Hoy soy una defensora de los no-nacidos.

No tomé la píldora del día después tras  la violación porque soy pro-vida. Está profundamente arraigado en el núcleo mismo de mi ser   Mi elección por la vida me ha ayudado a convertirme en la mujer que soy hoy.


Nota del editor: La historia de Witlee Ethan se publica aquí con permiso de la autora y ha sido editada. Witlee puede ser contactada en twitter: @VoiceUrRights.

Saturday, June 3, 2017

¡Es mi bendición que ha salido de una situación nefasta!


Mi madre siempre trabajó mucho para costear las facturas y gastos que teníamos. ¡Quiero a mi madre con todo mi corazón! No sólo era mi madre sino uno de mis mejores amigos. 

No quiero entrar en más detalles porque sigue siendo un tema delicado, pero me violaron y yo conocía al violador . Entonces fue cuando dejé de contarle todo a mi madre. Me sentía culpable y sucia, como si fuera mi culpa.

Y quedé embarazada de esa violación a la edad de 16 años ¡Tenía tanto miedo de decirselo a alguien! Sólo hablé con mi mejor amiga de la escuela; ella era la única que sabía lo que pasó. Mantuvo mi secreto. 

Todavía vivía con mi madre en ese momento, pero ella ni siquiera sabía que estaba embarazada. Siempre llevaba ropa holgada para que no se me notará el embarazo. Yo consideré el aborto, pero no podía hacerlo, sólo la idea me hacía llorar. Pensé en la adopción pero no podía pasar por ella sabiendo que alguien más estaba cuidando de mi bebé. La única cosa que sabía que iba a hacer era cuidar de mi bebé y ser una madre adolescente no importara lo difícil que fuera o qué sacrificios tuviese que hacer. 

Además de mi amiga nadie más sabía que estaba embarazada hasta que llegué a las 25-26 semanas de embarazo. No tuve cuidado prenatal hasta ese momento porque estaba muy asustada.

Tuve un niño el 15 de noviembre de 2008 - Lo llamé Lloyd Allen Hansen. ¡Es mi bendición que ha salido de una situación nefasta! ¡Es la mejor cosa en mi vida, además de mi familia! Ahora tengo 25 años y este año cumplo 26. Mi hijo cumple 9 años y tiene 4 hermanos y un padrastro que lo ama, al igual que si fuera suyo propio.

Lisa
FUENTE : Choice 42



Lloyd y sus cuatro hermanos