Saturday, April 29, 2017

Aunque fui concebida en un adulterio, no soy un accidente.

 Por Lori Sealy

Soy adoptada y hace unos cuantos  años tuve la dicha de conocer la historia de mi madre biológica.

Llegué a este mundo con unas  circunstancias que eran todo menos 'ideales'. Mi madre biológica  tocaba instrumentos musicales y tuvo una relación sentimental con un hombre casado que tenía seis hijos.

No habían planeado que mi mamá quedara embarazada pero ocurrió y se asustaron mucho. Pensaron que la mejor decisión para todos era que ella abortara. Para ellos terminar con el embarazo era mejor opción que terminar con el matrimonio de mi padre biológico  y era preferible  romper el corazón  de un niño que aún  no había nacido y al que no conocían  que los corazones de seis niños.

Juntos fueron a la clínica abortista, entraron, se registraron, se sentaron, y esperaron...y esperaron...y esperaron. Esperaron durante una hora, pero nadie apareció.

Lo que ocurrió fue que, por un error de la recepcionista, se saltaron en la lista el nombre de mi madre biológica así que, en vez de llamarla a ella, llamaron a la siguiente en la lista.

El error de la secretaria fue sólo una de las piezas de un rompecabezas providencial que  ayudó a asegurar que seguiera existiendo fuera del vientre de mi madre. Otra de las piezas de esa providencia fue que, durante su embarazo, se acordó de una lección que un día escuchó en una escuela dominical en la que había estado. El recuerdo tenía  más de dos décadas. Era la lección sobre los Diez Mandamientos, una lección que ella había oído  por casualidad cuando  visitó a una tía que vivía  en otro pueblo. Otra casualidad fue que su tía la llevase a la iglesia, algo que su familia raramente hacía.

Mientra ella se sentaba en una silla fría de metal en ese oscuro y sucio cuarto de espera, las palabras “No matarás” le pasaron por la conciencia como un trueno y advirtió que lo que iba a hacer era matar. Se volvió hacia mi padre biológico y le dijo que aunque dar a luz a ese hijo fuera difícil y traumático, ella no podía abortar, y encontría una manera de llevarme en su vientre hasta que diera a luz.

Llegaron juntos a esa clínica pero mi madre salió sola.


Pasó los siguientes siete meses sola, escondida en una cabaña de cacería que tenía un solo cuarto. Esta cabaña estaba  en un bosque en Sumter, Carolina del Sur. Ella se aisló de todas las personas  que la conocían para no tener que lidiar con la vergüenza y los comentarios  por seguir adelante con ese embarazo a pesar de las circunstancias de su concepción. Su sacrificio enorme hizo posible que yo ahora yo esté aquí.

Ella no escogió el camino más cómodo y fácil sino que invirtió radicalmente el rumbo de su vida y se persuadió  de  que la niña que llevaba en su vientre no debía morir a consecuencia de sus 'acrobacias' en un adulterio. 

Cuando reflexiono sobre la historia de mi vida y las circunstancias en las que fui concebida me doy cuenta de cuán cerca de la muerte estuve en la clínica  de abortos. Allí otra persona, una pequeña niña o un pequeño niño murió ese día en mi lugar cuando llamaron a su madre en el lugar de a la mía. Pienso en el matrimonio que fue destrozado por mi nacimiento; mis hermanos que sufrieron por la infidelidad de mi padre; el temor que mi madre sentía cuando se refugió en la pequeña cabaña y las consecuencias que, a largo plazo, sufrió mi madre por el sacrificio de dejarme nacer. Cuando pienso en todas estas cosas, me sorprende mucho. A mi madre le costó mucho llevar hasta el final el embarazo y muchos de sus sueños murieron. Pero ella sacrificó sus sueños para darle vida a mis sueños...

Con frecuencia me pregunto: ¿Por qué estoy aquí? ¿Debería estar aquí?

Podría mirar mi vida y decir: “Sólo soy un accidente. Ni siquiera debería existir. No soy más que un error"...

En esos momentos en los que la duda y la culpa surgen sobre los oscuros detalles de la historia de mi concepción, es cuando siento el peso de la carga de mi nacimiento puesto sobre las espaldas de otros; ahí es cuando emergen mis pensamientos más profundos y escondidos y la verdad de Dios me es revelada y me dice porqué estoy aquí. Estoy aquí por la Voluntad  de Dios aunque pueda parecer que surgiera del caos.


La palabra de Dios me enseña que no estoy aquí por accidente sino que estoy aquí -independientemente de las circunstancias que me trajeron a este mundo- porque Dios me quería aquí. La palabra de Dios me dice que a pesar del pecado sexual de mis padres biológicos, Dios soberanamente “formó mis partes interiores y me unió en el vientre de mi madre". Él me dice que yo estoy “formada maravillosamente”.

Algunos años atrás, recibí una carta de mi madre biológica -la mujer que sacrificó tanto por mí. Ella me escribió para contarme que piensa que no estoy viva por accidente sino que yo existo por voluntad divina y que a pesar de todo lo que sufrió, no cambiaría nada si pudiera echar marcha atrás.

Decía en su carta:
 “Lori, Dios te hizo con un propósito. Tú no eres un accidente o una idea tardía, tu no estás en la tierra ‘solo porque sí' y tampoco eres simplemente un acto de creatividad de Dios sin orden ni concierto. Tu fuistes planeada por el Creador del Universo, aunque no fuistes planeada por mí. A ti, Dios te tenía en su mente mucho antes de que nacieras y te  esperaba con alegría. ¡Yo también lo hice!

Yo ahora me dirijo a todas esas mujeres que esperan un hijo y no disfrutan de las mejores circunstancias o a todas las que sufren como consecuencia de una gestación no planeada:

 Amigos y amigas, no conozco sus historias, pero lo que sí sé es que no importa tu situación de hoy, afrontando un embarazo no planeado, luchando  contra las consecuencias de un aborto, tratando de descifrar los detalles de un nacimiento que llegó de un adulterio, o de una  violación, o de otro hecho horrendo, Toda vida tiene valor y propósito desde el vientre hasta las tumba.



Yo no soy un accidente, y tú no lo eres tampocoSeguramente la pequeña vida que se está creando dentro de ti tampoco es accidente. No importa cómo sean tus circunstancias en este momento. Quiero que tú sepas que hay un Salvador que te perdona todos tus pecados en este mismo momento. Hay un gran Dios que es bueno y un Salvador que coge las cosas malas y las hace hermosas; hay un Dios que toma las situaciones más horrorosas y los hace maravillosas; un Dios que coge las historias más tristes y crea las canciones más dulces.

Él ha hecho eso por mi mamá biológica y por mí, y yo rezo para que a través de mi historia  puedas encontrar un poco de esperanza y ayuda en Él.

Biografía: Lori Sealy vive en Carolina del Norte con su esposo y sus dos hijos. Es pianista, guitarrista, cantautora, oradora, líder de adoración y bloguera pro-vida para Salvar el 1 (Save The 1). Ella comparte, también,  sus experiencias de crianza de su hijo con Autismo y su testimonio de fe, de cómo pasó de ser atea a cristiana. Su dirección de internet es www.lorisealy.com.







Saturday, April 22, 2017

Me vendieron a cientos de hombres para realizar servicios sexuales y me quedé embarazada.

Por Darlene Pawlik

Estuve atrapada en la industria del tráfico sexual desde los 14 a los 17 años. El tráfico de blancas no es como cualquier industria regulada. Es anarquía absoluta. No hay reglas.


Me concibieron en una violación brutal y me enteré de ello cuando era muy pequeña. El conocimiento de este hecho y el abuso sexual infantil del que fui víctima por parte de mi propio padre y, más tarde, por un tío materno me hicieron sentir que no valía nada y  era una niña muy vulnerable.

 Tenía 12 años cuando mi madre se divorció por segunda  vez. Desde los trece años, había estado metida en drogas y alcohol, vagando por el vecindario y saliendo con un fisicoculturista que conducía un Cadillac negro. Me cortejó y fue muy paciente mientras me manipulaba para meterme en su cama.

Yo me sometía a ese tráfico sexual por miedo, no porque me encerraran o amenazaran. No tenía esperanzas de que las autoridades me ayudasen. Un apartamento en el que me alojé fue alquilado al candidato a sheriff de esa pequeña ciudad. Algunos de mis clientes eran hombres de negocios, un concejal de la ciudad, profesionales, así como amantes de la violencia y mal.

Él me vendió por primera vez el día que cumplí 14 años. Me paré en tres pulgadas de lodo congelado, con los tenis llenos de agua helada, tiritando delante de una farmacia local al final de la calle donde vivíamos esperando a que me recogiera. El comprador estaba encantado de saber que yo era tan joven, inexperta y miedosa.

El proxeneta me vendió por sexo cientos de veces. Luego me vendió a otro hombre que, a su vez, me vendió por sexo también. Era un círculo vicioso de abusos, violación en grupo, intento de suicidio, insomnio, acurrucarme en puertas y escalinatas de iglesias, drogas, alcohol, arrestos y huir de nuevo.



 A los diecisiete años, me vendieron a un hombre como una "mascota". Pensé que estaría más segura, al menos tendría que servirle solo a él. Me vestía bien y me llevaba a cenas agradables. Obtuve un trabajo y finalmente sentí un poco de estabilidad, era casi normal.

Me había dicho que si me embarazada tendría que abortar. Me asustó, pero no sentí que tuviera elección.

Después de cuatro meses, quedé embarazada. Mientras golpeaba su puño en el brazo de madera del sofá, me gritó: "¡No quiero vida!". Era aterrador - su voz se disparó a través de mí. El hombre era un jefe del crimen organizado. Dijo que me haría un aborto o me mataría y yo sabía que esto era cierto. Uno de sus agentes había sido mi traficante y me había golpeado y violado en numerosas ocasiones. Concerté la cita para abortar en su presencia.

Esa noche alcé las manos al cielo mientras lloraba y rezaba: “¡Dios, si eres real, por favor ayúdame!". De alguna manera, me quedé dormida y soñé con un aborto con todo detalle  desde la perspectiva del interior de la matriz. No tenía conocimiento del aborto en ese momento, pero ahora sé que era preciso por el nivel de desarrollo gestacional en gran detalle. Esas pequeñas manos y pies, ese rostro diminuto, las costillas y la sangre... ¡Era horripilante! Yo siempre había querido ser mamá desde que tenía uso de razón.

Cuando desperté, llamé a todos los que se me ocurría que me podrían ayudar. Busqué entre las tarjetas de presentación que la gente me había entregado en algún momento y di con una trabajadora social que había tratado de ayudarme una de las veces que me fugué. Ella me encontró un hogar para chicas embarazadas al que me llevaría. Algunos amigos llevarían mis cosas a una bodega. Pero, ¿cómo me iría? Mi captor insistió en salir a cenar después de la cita para el aborto.

Así que llegó el día. Me fui e hice arreglos con la trabajadora social, pero volví y me preparé para la cena. Estaba tan asustada que estaba llorando y casi histérica todo el día. Con mi cara hinchada, ojos inyectados en sangre, temblores y respiraciones superficiales, entré en el coche. Estaba muy intranquila - mi respiración lo delataba. Tartamudeé cuando le dije que me quería ir a vivir con una prima que me daría trabajo.

"Algo me pasó en esa mesa", le dije, "ya no quiero estar aquí". Pensé que él lo entendería porque me había platicado de otras chicas a las que había obligado a abortar y las había dejado ir. Toda la noche estuve muy nerviosa, no podía quedarme quieta porque tenía mucho miedo de que me descubriera. Fui al baño con frecuencia y lloré durante toda la cena, fingiendo náuseas y dolor. De camino a casa, me dijo que podía irme, pero si volvía a la ciudad, tendría que encontrarlo.

Salí de su casa rápidamente al día siguiente. Le prometí a Dios que formaría a mis hijos en el temor y admonición del Señor si mi bebé nacía bien. Ella era perfecta, y yo cumplí mi promesa. La gente que me conoce hoy, no puede comprender como pude haber vivido una vida así. Y yo les explico: Salvar a mi bebé me salvó la vida.



BIO: Darlene Pawlik está casada desde hace 24 años y es madre de cinco hijos. Es también autora, enfermera, pertenece al  Fondo para la Educación de New Hampshire Derecho a la Vida, es miembro del Consejo Ejecutivo de la Alianza Personhood, Vicepresidente de Save The 1 (Salvar El 1) y oradora y bloggera pro-vida para Save The 1.

Saturday, April 8, 2017

Tenía 14 años y había ido a hacer un trabajo con unos compañeros de clase. Ellos me golpearon y violaron.

Por Anahi Retsar, Argentina.

Pasaron unas semanas y me di cuenta de que había quedado embarazada. Entonces pensé que por algo había pasado por aquel horrendo acto de violación y entendí que de un hecho abominable también  puede salir algo realmente hermoso como un hijo.

Anahi con sus hijos y un sobrino. 
Catrial es el muchacho de la camiseta roja.

Mis papás no lo tomaron mal pero me dijeron que era mi hijo y que de él me tenía que responsabilizar yo aunque me ayudarían a cuidar de él. Fue para mí un gran alivio. De la violación no me había quedado trauma porque sólo había sido un momento. Entonces, me sentí feliz porque vi como del acto vil salía algo realmente hermoso.

Catrial y su abuela, la madre de Anahi.

Nunca se me hubiera pasado por la cabeza matar a ese niño porque ser violada y ser una asesina y encima echarle la culpa a alguien que no la tiene, son cosas diferentes. El hijo no tiene la culpa de la mala acción de su progenitor y no tiene que pagar por su crimen.

Por suerte, cuando nació mi hijo, conseguí trabajo rápido. Tenía que hacerlo para poder mantenerlo  porque soy de una familia humilde. 

Ahora tengo 29 años,  estoy casada y tengo en total cuatro hijos, dos de ellos adoptados y otro bebé en trámites de adopción, también.  La verdad es que he descubierto  que todo lo malo que pasa tiene su parte buena.

 Anahi con la bebé que quieren adoptar ella y su marido.

A mi hijo concebido tras la violación que se llama Catrial,  le dije a los 12 años que el papá que vivía con él  no era su papá biológico y que había sido concebido en una violación y me respondió  que lo único que le importa es que yo siempre lo amé y cuidé y que considera que su único papá es Martín (es mi marido) porque él fue quien siempre lo amó y lo cuidó y que no le importaba como había sido concebido lo único que le importaba es que nosotros lo amamos. La felicidad que te dan esas palabras no se puede igualar.


Si tuviese que aconsejar a una muchacha que estuviese en mi misma situación, le diría que no mate a su hijo porque es la única persona que la va a amar por el simple hecho de que seas su mamá y que no es quien para matarlo. Si no lo quieren, que lo den en adopción pero que no comentan algo mucho peor que una violación que es el asesinato de un niño.

BIO. Anahi contactó con Salvar El 1 (Save The 1) para contarnos su testimonio. Espera que su historia pueda ayudar a muchas mujeres que pasen por una situación semejante. Vive en Buenos Aires, Argentina, está casada y es madre de 4 hijos, dos biológicos y dos adoptados. Ahora está tramitando la adopción de una niña.

Saturday, April 1, 2017

En Planned Parenthood solo hay anticoncepción y aborto

Ramona Treviño Ex Directora de Planned Parenthood en Sherman, Texas.
Por Mariana Schroeder


Ramona Treviño creció siendo católica y pro vida. Al quedar embarazada a los 16 años escogió la vida para su bebé que ahora es una hermosa jovencita con muchísimas cualidades.

Madre ahora de 5 niños nunca se imaginó que detrás de Planned Parenhood lo único que encontraría sería anticoncepción y aborto. Ella realmente creía en poder ayudar a las mujeres en necesidad y confiaba en que esta institución apoyaba a la mujer integralmente, como una clínica con servicio ginecológico; pero la realidad era muy diferente.

Una amiga la recomendó para la dirección de la oficina de Planned Parenthood en Sherman, Texas y la idea le pareció cautivadora. La necesidad del trabajo, junto con el poder hacer algo por las mujeres texanas, le pareció la combinación perfecta, así que acepto. Además, el trabajo se acopló perfectamente a sus necesidades pues era bien remunerado y solo 3 veces a la semana lo cual compaginaba muy bien con su rol de madre.

A pesar de ser pro-vida y no estar de acuerdo en el uso de anticonceptivos al aceptar este trabajo tomo una actitud de “cada quien su vida”. Sentía que al expresar abiertamente el ser pro-vida estaba juzgando a sus clientes. Pero con ese pensamiento se auto engañaba y trataba de calmar su conciencia diciendo: “Es mejor que estas jovencitas tomen anticonceptivos a que aborten, o que tengan un bebé del que no se harán cargo”. Pero la situación cambio al darse cuenta de que a pesar de que no se realizaban abortos en la clínica a su cargo, ella tenía que referir y proveer información de donde realizarse uno.

Sus esfuerzos por salvar vidas al referir a las mujeres buscando aborto al centro de ayuda para la mujer de Sherman fueron frenados por sus superiores al enterarse de lo que estaba haciendo.

Todo esto hacia que sus sentimientos de culpa crecieran cada día más, pero no se sentía capaz de renunciar. Sentía que, a pesar de todo, estaba ayudando a algunas mujeres y estaba preocupada de, en caso de renunciar, el bienestar económico de su familia.

Poco a poco se fue dando cuenta de que detrás del slogan de ayudar a la mujer se escondía un negocio multimillonario, no escatimaban en pedirle que incrementara su clientela y los servicios que vendía su clínica: anticoncepción y aborto para otras clínica de la empresa; pero donde no existían ni mamografías ni ningún otro tipo de servicio de salud para la mujer.

Su desasosiego llego al límite cuando Lila Rose publicó los videos en los que Planned Parenthood no solo no daba parte a la policía sino también encubría y daba consejos a los tratantes y abusadores de menores. Ramona creyó que estos videos eran fabricados, que PP jamás podría estar detrás de algo tan bajo y vil. Su sorpresa y desilusión fue enorme al ser requerida a asistir a una junta para recibir entrenamiento respecto a estos videos. Al llegar a dicha junta comenzaron a mostrar los videos y a hablar de cómo detectar cuando están siendo grabados tanto en persona como por teléfono y la forma de contestar preguntas de manera no comprometedora. Ramona se atrevió a levantar la mano y preguntar cuando se tocaría el punto de cómo entrenar a sus empleadas para detectar si se está frente un caso de violación o tráfico de personas a lo cual le contestaron tajantemente que ese no era el tema a tratar en la junta. Sintió tanta repugnancia que le costó contenerse y recuerda que en ese momento supo que tenía que buscar otro trabajo, que no podía seguir trabajando para PP.

Dios fue guiándola poco a poco. Gracias a la Radio Católica  ETWN escuchó el testimonio de Abby Johnson, exdirectora de Planned Parenthood en Bryan Texas. Se sintió completamente identificada con ella ya que Abby también es católica y había sentido la presión de no poder dejar el trabajo debido a la remuneración económica, pero había descubierto el verdadero propósito de su exempleador, la empresa más grande de aborto en el mundo entero.

Sin embargo Ramona no dio su brazo a torcer hasta un poco más adelante, cuando hubo algo que le dio la fuerza y paz interior para renunciar. Una campaña que comenzó en Bryan, Texas y ayudó de igual manera a Abby Johnson y ahora llegaría hasta las puertas de su clínica en Sherman: 40 días por la vida. Una campaña de oración, ayuno y vigilia pacifica por el fin del aborto, esta se lleva acabo 2 veces al año, durante la cuaresma y en el otoño.


Ramona, como muchas otras personas que trabajan en la industria del aborto, más que apoyo económico lo que necesitaba era apoyo espiritual. Con motivo de la cuaresma decidió acercarse más a la iglesia y comenzar a rezar el rosario. Una noche después del trabajo tuvo la valentía de acercarse a las personas orando afuera de su clínica como parte de la campaña de 40 días, tenía miedo de enfrentarse a reclamos u ofensas, pero no solo tuvo oportunidad de pedirles oración, sino que también se dio la “Dioscidencia” de que le regalaron el libro de Abby “Unplanned” y pudo conocer más a fondo su historia.

Terminó la cuaresma y con ella la campaña de 40 días por la vida. Ramona seguía posponiendo su renuncia, tenía miedo, le faltaba valor. Este valor llego el Domingo 1 de Mayo del 2011, en que la Iglesia Católica celebra la Divina Misericordia además de la entonces beatificación de San Juan Pablo II. Durante la Misa al entonar la canción “Pescador de hombres” sintió como Jesús le llamaba a dejar su pasado en la arena y junto a Él buscar otro mar… ese Viernes fue su ultimo día de trabajo en Planned Parenthood.


 Desde entonces Ramona se ha dedicado a defender la vida y a compartir su testimonio de vida. En el 2015 publico su primer libro “Redimida por la Gracia” y trabaja activamente con asociaciones Pro-vida como 40 días por la Vida, ha participado en entrevistas con Lila Rose para LiveAction, colaborado directamente con el Comité Católico Pro-Vida del Norte de Texas, y es miembro activo de Sidewalk Advocates for Life entre muchas otras.  Además, es una orgullosa mamá que educa en casa (Homeschooler). 

Mariana Schroeder ha colaborado con Ramona Treviño en campañanas pro vida y es editora de Salvar El 1 (Save The 1)