Saturday, February 23, 2019

He comprendido que, sea fruto de un accidente o de un amor real, todo niño es siempre un Jesús



Por Catalina

Siempre soñé con el día en que sería madre. No podía concebir una vida sin hijos. Sin embargo, mi primer hijo llegó de forma inesperada, increíble, repugnante... Fue concebido una noche de otoño, bajo la amenaza de un hombre que no conocía el respeto a la mujer. Yo tenía 19 años y no sabía nada de la vida. Dos meses más tarde, tuve que rendirme a la evidencia: llevaba un niño en mis entrañas.


¿Qué puedo hacer? ¿abortar?
Entonces comprendí lo que significa la desesperación que no te deja reflexionar, que te lleva a querer tirarte al río más cercano o directamente a abortar. He experimentado todos estos sentimientos y por ello, nunca podré admitir que se juzgue a las mujeres que han hecho una elección distinta de la mía. ¡Basta con tan poco!

En seguida renuncié a morir, idea que me pasó por la cabeza la noche en la que "me enteré". Estaba muy decidida a librarme de este ser no deseado con un aborto. Parecía fácil. Pero, según iban pasando los días, crecían las dudas y la conciencia me torturaba. Ya no sabía qué hacer y me decidí a contarle mi situación a un sacerdote en quien confiaba plenamente. Ayudada con su oración, tras una semana de insomnio, lágrimas, oración y discusión, dije "sí" a "su" vida, plenamente consciente de que suponía en cierto modo decir "no" a "mi" vida.

Este niño tiene sentido
Yo sabía que, al aceptar a este niño desconocido, sacrificaba mis estudios, mi familia, comprometiéndome con un futuro incierto. Tenía miedo de todo, del "qué dirán", de los caracteres hereditarios, de la soledad y, sobre todo, del sufrimiento que causaba a mi prometido, al que tanto amaba y que me amaba...

La cruz es a menudo difícil de llevar, la muerte de uno mismo, difícil de aceptar. Pero a través de esta cruz, se vislumbra la resurrección. Poco a poco he comprendido que, sea fruto de un accidente o de un amor real, todo niño es siempre un "Jesús", el Señor entre nosotros, que nos lleva a comprender mejor el misterio del Niño Dios nacido hace 2000 años, el misterio de Dios que decide hacerse pequeño y vulnerable.

Un padre para este niño
Soy feliz de haber dado la vida, un poco de mi vida, a este niño "caído del cielo". Ha sido su llegada la que me ha formado, la que me ha hecho enfrentarme a todo mi ideal de respeto por la vida, de no violencia, de acogida al más pequeño y de confianza en la vida y en Dios.

Mi hijo me ha enseñado que el amor es más fuerte que el miedo, que cada persona es única, que la fidelidad en lo que se cree trae paz a pesar de las dificultades, que toda vida es un maravilloso regalo de Dios. Igualmente he aprendido que cuando Dios permite un sufrimiento también nos da su fuerza para asumirlo, nos llena de su gracia y nos llama a comprender nuestro sufrimiento a la luz de su propia resurrección. También quiero dar testimonio de que una mujer con un niño puede ser amada por ella misma. Mi prometido, a pesar de las presiones familiares y de los "amigos", a pesar de sus propios miedos ante el futuro, no me abandonó. Todo lo contrario, se ofreció como padre de "mi" hijo que se ha convertido así en "nuestro" hijo.

El mayor de la familia
Y como el amor lo puede todo, nos hemos casado felices y llenos de confianza y hoy formamos una pequeña familia de la que nuestro hijo mayor también forma parte. Nos damos cuenta de toda la felicidad, toda la riqueza que no habríamos conocido de no haber acogido, hace 11 años, a este niño que nos ha abierto a la vida de forma tan intensa.

Biografía: Catalina escribió este testimonio para Salvar El 1, con la intención de compartirlo para poder ayudar a otras mujeres que se encuentren en una situación parecida. Prefiere guardar anonimato sobre su apellido y país.

Friday, February 15, 2019

Embarazada tras una violación, sabía que el aborto es un asesinato




Por Jane, De Jamaica


Comencé a salir con él cuando tenía 18 años y siempre fue respetuoso conmigo. Inicialmente, sólo éramos amigos y cuando estábamos juntos, no teníamos intimidad sexual en absoluto. Rompimos, después, durante un par de años y comenzamos a salir de nuevo. Tuvimos intimidad dos veces, pero por lo demás, nuestra relación no era física. No había ningún indicio en ese momento de lo que algún día sería capaz de hacerme.


Comenzó a prepararse para entrar en las fuerzas policiales y en un par de ocasiones me dijo que, si alguna vez me veía con otro tipo, me dispararía. Era difícil imaginar que hablaba en serio, pero la primera vez que lo dijo, le advertí que, si alguna vez volvía a decir algo sobre armas, terminaríamos nuestra relación. Cuando lo dijo por segunda vez, otra vez le advertí que rompería con él a pesar de que me había dicho: "Si alguna vez rompes conmigo, ningún otro hombre te tendrá si no puedo tenerte yo". Y corté con él después de graduarse en de la policía debido a la falta de comunicación entre nosotros.

Me había dicho en una ocasión: “No importa cómo, vas a ser mi esposa. Incluso si te casas con otro, mataré a tu esposo y tendrás un hijo mío de la manera que sea". Era difícil tomarlo en serio porque sabía que tenía un gran respeto por su madre y sus hermanas y, por lo tanto, era imposible imaginar que podía hacer esas cosas. Además, me consideraba una persona valiente y en ese momento no me intimidaba fácilmente.

Después de las amenazas, me dejó estar durante unos tres años, hasta que se presentó en mi casa una noche y me dijo que quería hablar conmigo. Nos quedamos afuera mientras hablábamos. Me dijo: "No puedo tener un bebé con otra mujer". Dejé en claro: "En primer lugar, no quiero tener un hijo fuera del matrimonio". Pero él se reía, así que pensé que estaba bromeando y pensé que estaba bromeando. Se fue después de eso.

Unos días después, el 12 de octubre de 2015, cuando estaba disfrutando de un permiso por vacaciones, me llamó. No reconocí su número porque había borrado su contacto. Dijo que estaba en el área de paso, y como estaba lloviendo, me preguntó si podía detenerse en mi casa ya que se encontraba mal. Es asmático y necesitaba descansar. Me dio pena y lo dejé entrar en la terraza y en el porche. Para mi sorpresa, se metió en mi casa y en mi habitación. Comenzó a decirme que había sido acusado de múltiples cargos de asesinato y había pasado por causas judiciales, que había renunciado al cuerpo policial y que ahora estaba entrenando en el ejército. Le pregunté si era culpable, y ni siquiera puedo recordar su respuesta por lo que sucedió después.

Me sujetó, me sostuvo por detrás y se tiró sobre mí. Recuerdo repetidamente suplicar: "Detente, me estás lastimando". Cuando intentaba escapar, sentía un dolor insoportable. Me preguntaba a mí misma: "¿Realmente, me está haciendo esto? ¿Realmente conozco a esta persona?" Todo lo que podía pensar era:"¿cómo puedo alejarme de él?". Pensé que tal vez podría convencerlo de que no lo hiciera.

Me dijo: “Quiero tener un hijo. Quiero que se parezca a mí con tu color de ojos ". Luego, cambió y dijo:" Creo que mejor quiero tener una hija. Quiero que ella tenga mi cabello, con tus ojos y tu sonrisa". Sabía que necesitaba que él se detuviera, así que dije:" Escucha, no debo quedar embarazada". Sólo preguntó por qué. Le dije que no podía cuidar a un niño y respondió que él proporcionaría esa ayuda. Luego le dije que mi médico me aconsejaba no quedar embarazada, lo cual no es cierto, pero pensé que se detendría. Se enojó y me gritó: “¿Por qué, por qué, por qué no puedes quedar embarazada?" "Acabo de decirte que por razones médicas que no puedo revelarle", pero él ni siquiera respondió y procedió a violarme.

Cuando terminó, permaneció allí durante un tiempo largo, pero no tuve fuerzas para echarlo. Luego se levantó, se dirigió a la puerta y se dio la vuelta justo antes de irse para decir: "Ni se te ocurra ir a la policía porque si me denuncias, se reirán de ti porque los escuadrones (policías) se cubren entre ellos. Y ya sabes cómo son mis amigos”. Sabía que quería decir que los amigos de su comunidad estaban involucrados en actividades relacionadas con pandillas y que vendrían por mí.

No me moví en absoluto después de eso. Me quedé allí preguntándome qué acaba de pasar ¿Quién acaba de salir de mi casa? ¿Quién era esa persona que había conocido cuando tenía 18 años? ¿Con quién había salido? No me moví durante horas.

Al día siguiente, aunque tenía miedo incluso de abrir la puerta, usé los últimos dólares que tenía para comprar la píldora anticonceptiva de emergencia, con la esperanza de evitar el embarazo. Tenía miedo de decirle a alguien lo que había hecho porque me avergonzaba y me culpaba por dejarlo entrar a la casa.

El 9 de noviembre de 2015, al darme cuenta de que no me venía el periodo, decidí visitar a mi médico. Me hizo una prueba de embarazo. Cuando mi médico dijo: "Es positivo, felicidades", me quedé congelada. Me sorprendí y me asusté al mismo tiempo.

Le conté al médico qué había sucedido y él me dijo: "Hay opciones". Por curiosidad y sin pensar realmente, le pregunté: "¿Qué?" Mi médico dijo: "Podrías abortar", pero le dije: "Eso no es una opción". Simplemente dijo: "Está bien, está bien. Si eliges tener al bebé, sé que lo harás bien, aunque hayas dicho que no estás preparada para tener un hijo, y que tu hijo será maravilloso”. También me contó un caso de un embarazo no planeado en el que la madre dijo que no estaba lista para tener un hijo, pero después de su nacimiento, lo llevó al médico para mostrarle lo feliz que estaba de haberlo tenido. Estaba diciendo estas cosas como palabras de aliento para mí y eso era lo que necesitaba escuchar, aunque todavía estaba preocupada.

El aborto era ilegal aquí en Jamaica, incluso en casos de violación, pero había formas de obtener un aborto ilegal. Cuando estaba en la escuela secundaria, me enteré de que una chica abortó ilegalmente. Recuerdo haberme preguntado por lo que estaría por pasando. Sabía que ella estaba tratando de proteger su reputación y no quería abandonar la escuela, pero pensé que aún así estaba mal porque era un asesinato.

Sabía que me esperaban tiempos difíciles ahora que tenía un bebé en camino. Después de salir de la consulta del médico, llamé a mi ex, el hombre que me violó. Estaba enojada y pensé que él tenía que saber lo que había hecho, pero no respondió. Luego llamé a una amiga de mi grupo de estudio bíblico. Ella era como una hermana mayor para mí. Le dije que estaba embarazada y qué había pasado. Ella usó el término 'violación' de inmediato. Al principio, me fue difícil decir esa palabra. Me había culpado por dejarlo entrar a la casa. Siempre me había considerado fuerte, valiente y autosuficiente, por lo que, al reconocer que me habían violado, estaba admitiendo mi debilidad.

Mi amiga me preguntó: “¿A quién más se lo has dicho?” Y me aconsejó que descansara un poco y que tratara de llamarlo por la mañana, pero después de varios intentos y sin respuesta, le envié un mensaje. Me contestó que actualmente tenía otras dos mujeres embarazadas y que, si yo estaba embarazada, él cuidaría al niño.

Su primera frase cuando contactó conmigo fue: "Cásate conmigo y cuidemos a nuestro hijo".

Cuando le dije que preferiría estar muerta que casarme con un tipo cruel como él, se enojó. Durante mucho tiempo, me intimidó verbalmente y trató de que mis amigos me convencieran de que me casara con él. Dijo que, si no me casaba con él, se casaría con una de las otras madres embarazadas, lo que no me importaba. Sólo quería que me dejara en paz.

Sabiendo que no tendría un padre para ayudar económicamente a mi hijo, pedí prestado dinero a varias agencias de préstamos.


Como los préstamos eran reembolsables a través de la deducción del salario, ganaba poco dinero para durante mi embarazo. Soy secretaria, así que no tengo muchos ingresos. Mi madre está desempleada y mi padre falleció, por lo que no tengo apoyo familiar. Mis amigos de la iglesia eran mi familia y estaban allí para mí siempre. De vez en cuando alguien me traía el desayuno, o me ayudaba a pagar el alquiler o pagar la comida.

Pasé días sin comer, a veces lloraba hasta dormirme, y encima de eso tenía que visitar el hospital con frecuencia debido a las náuseas matutinas. También tuve que mudarme porque temía por mi vida ya que mi violador estaba siendo juzgado por múltiples cargos de asesinato relacionados con su trabajo, y no sabía cómo acabaría No tenía muebles ni electrodomésticos y tenía que caminar para ir al trabajo ya que no tenía transporte. Estaba tan estresada para sobrevivir que después de los chequeos, a veces salía de la consulta del médico literalmente desorientada y no sabía qué camino tomar.

Poco antes de que naciera mi hijo, la familia de mi iglesia determinó que no debía estar sola, y me mudé con otra joven de mi iglesia que me dio su dormitorio mientras ella dormía en el sofá. Sentí como si estuviera entrometiéndome en su espacio, y sabía que ella no tenía mucho dinero, pero estaba dispuesta a dar lo que tenía para acomodarme.

Cuando supe que estaba esperando un varón, le di un nombre que significa "regalo de Dios", porque eso es lo que es. Lo di a luz tres semanas antes, y fue un parto difícil. Una vez que nació, me sentí tan aliviada al escucharlo llorar. Lo pusieron en mi pecho y me llené de emoción. Con todo lo que había pasado durante mi embarazo, nunca supe si iba a salir adelante, y en ese momento me sentí muy agradecida a Dios.

Cuando lo miré, no pude ver que se parecía a mí o a su padre biológico. Era un niño guapo.

Mi hijo tenía dificultades para respirar al principio, por lo que fue trasladado a la sala de Neonatología y, unas 12 horas después, me lo trajeron. Cuando la enfermera me lo entregó, me dijo: “Madre, cuida bien de este niño." y sonrió.

Recuerdo que durante días sólo miré a mi hijo pensando: “¿Realmente, he tenido este hijo? ¿Realmente, salió este hermoso niño de mí?

Como estaba desnutrida, no tenía suficiente leche, así que tuve que comenzar a darle leche de fórmula. Eso trajo otro problema porque no tenía el dinero para la leche. La joven con quien vivíamos iba y volvía a pie del trabajo para poder pagar la comida de mi bebé y algunas veces se saltaba sus propias comidas.

Mi hijo tiene ahora 2 años y medio, y esta amiga que nos ayudó es como una tía para él. Hoy, él está sano y bien físicamente a pesar de las dificultades que todavía tengo para criarlo. Estoy agradecida por los amigos que tengo que me han ayudado.

Hay días en los que me cuesta lidiar física, mental y emocionalmente, ya que estoy obsesionada por todo lo referente a su concepción. A veces, la violación se me viene encima. Saber que mi hijo va a crecer sin un padre. Algunos días todavía me salto las comidas para poder alimentarlo, y otros días, simplemente no tengo el dinero para comprarle las frutas y verduras que necesita.

Creo que Dios tiene un propósito especial para mi hijo y sólo quiero ser la mejor madre.


BIO: Jane es secretaria, tiene 28 años y es madre soltera de Jamaica, ahora bloguera pro-vida para Save The 1 (Salvar El 1). Ella tiene la intención de escribir más sobre su historia. Para quién desee ayudar a Jane y su hijo, existe un GoFundMe configurado para poder hacerlo:

Sunday, February 10, 2019

Mi dulce hijo fue concebido En una violación, pero lo he criado con mucho amor


Por Leah Christine

Si contar mi historia y mis experiencias a todos los que conozco y al resto del mundo significa que puedo ayudar al menos a una mujer o joven, entonces definitivamente vale la pena cada palabra que escriba, aunque sea difícil de escribir.


Fui violada y acosada sexualmente por más de un "hombre" y varias veces. Ni siquiera intenté presentar cargos porque, ¿qué otra prueba tenía aparte de mi palabra? Muchas víctimas, incluida yo misma, no hemos sido emocional y físicamente capaces de decir la verdad de lo que sucedió hasta años más tarde.

Mi primera historia de violación se remonta a mi último año de la escuela secundaria, cuando fui engañada para ir a la casa de un chico cuando sus padres no estaban allí. Le dije que no me sentía cómoda haciendo esto, dije "no" varias veces y traté de rechazarlo físicamente. Él me quitó mi virginidad y no pensó en nada. Fue un milagro que no me quedara embarazada de él ya que se negó a usar un condón.

Después de graduarme, fui acosada por un compañero de trabajo, y terminé teniendo que dejar mi trabajo para alejarme de él. Hoy me doy cuenta de que estas dos experiencias me dejaron con bajas expectativas de los hombres y poca esperanza de encontrar a alguien decente.

Luego conocí a un hombre en la red que conversó conmigo y me habló como si fuera la reina del mundo. Me sentí tan especial y amada. Sin embargo, él no era mi príncipe azul. Fue el comienzo de una nueva vida donde nadie sabía el horror que estaba viviendo.


Terminé convirtiéndome en una de esas "personas" que conocen a alguien en Internet y quiere trabajar muy duro para asegurarse de que funcione, para poder decir que tiene una exitosa historia de amor en línea.

Nos conocimos en persona poco después de mudarme a Texas para trabajar en una academia de entrenadores de perros. Parecía que nos llevábamos bastante bien. Después de un par de veces en que él condujo cuatro horas para venir a verme, decidí pasar un fin de semana con él y viajé por carretera cuatro horas para ir a verlo y conocer a su familia. Me alojé en una habitación de hotel y él se invitó a quedarse conmigo en la habitación. Aparte de dormir, no pasó nada ese fin de semana, lo que me dio la falsa sensación de que estaba a salvo.

Salimos así hasta que terminé en la academia. Un día, me dio un anillo y me dijo que quería casarse. Nos mudamos juntos tan pronto como me gradué porque aún no podía permitirme vivir sola.

Al principio, las cosas fueron bien. Conseguí un trabajo de preparación y entrenamiento de novillos en un rancho. Nos despertábamos juntos, íbamos a trabajar juntos, volvíamos a casa juntos y nos acostábamos juntos. Pero esa vida se agrió muy rápidamente cuando descubrí que era muy difícil de complacer. Pensé en romper con él, tratando de considerar mis opciones.

Sin embargo, mis padres descubrieron que estábamos viviendo juntos, nos sentaron y nos convencieron para que nos mudáramos a lugares separados o nos casáramos de inmediato. Me sentí tan culpable de defraudar a mis padres que nos fugamos, aunque sabía que las cosas no estaban bien. Esa fue mi oportunidad de salir de allí y mi más profundo arrepentimiento fue tomar la decisión equivocada.

Mi vida empeoró con él, no sólo gritándome y echándome la culpa de todo, sino también lanzándome cosas y luego forzándome sexualmente. Mis experiencias pasadas me llevaron a sentir que eso era normal. Teníamos días buenos y algunos momentos divertidos, y pensé que sólo necesitaba soportar esos momentos malos. No entendía por qué los chicos se comportaban así.

En varias ocasiones, perdió la calma por completo y me pegó. Lo descubrí varias veces ligoteando también, pero no lo admitió y se volvió contra mí. Incluso cuando intentaba ir al dormitorio y cerrar la puerta, él golpeaba la puerta, gritaba y abría la cerradura. Intentaba entrar en el armario y mantener la puerta cerrada y esconderme, pero eso tampoco funcionaba.

Finalmente, me di cuenta de que, si él quería sexo, al menos trataría de decir "no" y luego me rendiría sólo para no lastimarme físicamente. ¿Qué sentido tenía luchar más? Era físicamente más fuerte que yo y ya me había destruido emocionalmente.

Aproximadamente un mes antes de que nos mudáramos a mi ciudad natal, me había atacado y forzado a tener sexo, pero tuve la menstruación un par de días después así que no había forma de estar embarazada, ¿verdad?

Después de mudarme, estaba teniendo cólicos y dolor que creíamos que estaba asociado con un problema anterior que había experimentado. Mi madre me llevó al obstetra / ginecólogo y me hicieron una ecografía. El técnico encendió la pantalla grande, señaló un pequeño globo que se parecía vagamente a un pequeño humano y luego dijo: “¡Mira! ¡Hay un bebé!

Me quedé impactada. Estaba asustada. Sabía que mi vida y sus circunstancias no eran lo mejor para un bebé o un niño, pero nunca asesinaría a un ser humano sólo por las experiencias de mi vida y la situación actual. Este bebé se convirtió instantáneamente en mi motivación para una vida mejor porque ya no era sólo mi propio bienestar el que debía preocuparme.

Unos días después, le dije que quería el divorcio. Pensó que yo estaba bromeando. Pronto se dio cuenta de que no lo estaba y se enfadó, pero afortunadamente se fue a Texas al día siguiente en lugar de quedarse. No lo he visto desde entonces, y pasamos por el divorcio, que no pudo ser finalizado hasta que nació el bebé.

Durante varios meses, me acosó a través de llamadas, mensajes de texto, Facebook y correo electrónico. Tuve que bloquearlo repetidamente, y cambiar mi correo electrónico y mi número de teléfono, hasta que hice una denuncia policial sobre el acoso. El oficial lo llamó personalmente y le dijo que, si continuaba, se emitiría una orden de arresto. No tuve un problema después de eso.

Mi hermoso hijo nació sano con 8 libras y 21 pulgadas de largo. Mi ex esposo nunca se presentó en el hospital y nunca se molestó en verlo, escucharlo o hablar con él y no le envió regalos ni tarjetas. Mi hijo nació con problemas de desarrollo, que no se hicieron evidentes hasta que tenía poco más de un año. Ahora tiene casi tres años. Luchamos diariamente con sus problemas de desarrollo y de salud, pero lo amo mucho y él es la luz de mi vida. Mi chico dulce ahora tiene un padre increíble que entró en nuestras vidas cuando tenía solo tres meses de edad. Él es el único padre que mi hijo ha conocido.


No recuerdo la violación cuando miro a mi hijo. Veo a un niño inteligente, divertido e inocente que disfruta de la vida y sabe que su familia lo ama. Mi dulce niño puede haber sido concebido en una violación, pero lo estoy criando con amor y está guiado en la vida por dos padres muy amorosos.

Biografía: Leah Christine es esposa, ama de casa y madre de 2 hijos. Es bloguera pro-vida para Salvar El 1 como madre por violación. Reside en Springfield, Missouri.