Por Ron Archer
Ojalá todos los afroamericanos
tuvieran la oportunidad de vivir en el extranjero.
He vivido en África, Alemania,
Dubai y en muchos países del Caribe. Estados Unidos, con todos sus defectos, es
el país más grande de la Tierra, porque en los Estados Unidos puedes lograr
cualquier cosa si estás dispuesto a educarte, trabajar duro y tener una actitud
positiva y una disposición amorosa.
Nosotros, como negros
estadounidenses, debemos dejar de culpar a los demás por nuestros desafíos como
pueblo. Aquí están los hechos:
El 72% de los niños negros nacen
fuera del matrimonio y son criados en hogares monoparentales. Este porcentaje
era del 22% en 1960.
Las mujeres negras representan el
7% de la población de los Estados Unidos y, sin embargo, ellas registran el 40%
de los abortos del país.
Nací de una prostituta de 17
años. Intentaron abortarme varias veces. No conocí a mi padre. Asistí a
escuelas públicas de muy bajo nivel. Dos de mis tres tíos, mis modelos a
seguir, eran adictos a la heroína y uno fue a la cárcel. Crecí viviendo la
violencia armada y la actividad vandálica de las pandillas de jóvenes. Crecí en
un hogar sin fe.
Esto es lo que me permitió no
convertirme en un número en una estadística de la ciudad:
1. Me enseñaron el Evangelio de
Jesucristo y aprendí que puedo hacer todas las cosas por medio de Cristo que me
fortalece.
2. Si Dios está conmigo, ¿quién
puede estar en mi contra?
3. Me negué a verme como una
víctima de mis circunstancias.
4. Me negué a verme a mí mismo
como una minoría.
5. Entendí que la educación era
la clave para la emancipación económica y que no había cadenas ni alambradas en
las bibliotecas. Leí un libro a la semana sobre grandes líderes mundiales y
sobre Ciencia.
5. Vi que, en Estados Unidos, si
realmente quieres progresar, personas de todas las razas y colores tratan de
ayudarte.
6. Gané mi primer millón de
dólares como joven empresario a los 28 años. Lo primero que hice fue llevar a
mi hermana y otros parientes a la Universidad.
Debemos dejar de mirarnos a nosotros
mismos como víctimas perpetuas indefensas.
Un hombre es lo que piensa y
siente dentro de su corazón. Lo primero que les enseñé a mis hijos es que
pueden convertirse en todo lo que sueñan que pueden ser, que tienen la
capacidad a través de Dios de cambiar esas cosas que no son como querrían.
Prefiero encender una vela que sentarme y maldecir la oscuridad.
Los judíos son el 1% de la
población de los Estados Unidos y nunca los escucho llamarse 'minoría'.
La vida no es justa. No es justo
que las aves se coman el gusano. O si no, pregúntale al gusano.
Sí, hay desigualdades, racismo y
problemas, pero yo tengo la opción de ser el educador de mis hijos y un padre
de familia; un ganador o un quejica. Verme como un vencedor o una víctima.
Hoy, gracias a Dios, todos en mi
familia han recibido educación. Todos tienen su propia casa, al menos un título
de maestría y están involucrados en la vida de la ciudad ayudando a cambiar el
modo de pensar de la gente, los corazones, las manos y los hábitos de nuestras
comunidades negras.
Cambiemos nuestras comunidades
llenas de pandillas y la falta de participación de los padres en las escuelas
públicas. Dejemos de culpar a otros por cosas de las que debemos
responsabilizarnos como personas.
Con Dios todo es posible.
Nota: El Dr. Ron Archer es un
ministro ordenado, orador motivacional internacional y orador y bloguero
pro-vida de Salvar El 1 - Save The 1. Comparte su testimonio de haber sido
concebido por una niña de 17 años a raíz del tráfico sexual y haber sobrevivido
a varios intentos de aborto.
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