Monday, July 2, 2018

Embarazada de 23 semanas dice no al aborto


Hermoso y emotivo testimonio de vida.
Paz Rodríguez Coronel

Así está la panza de esta mujer a las 23 semanas de gestación

Con 23 semanas de embarazo y una historia personal muy complicada tuvo que largarse de casa. Su familia no quiere que tenga el bebé porque no acepta a la pareja de la muchacha. Sus padres y demás familiares la dejaron de lado, se desentendieron totalmente porque para ellos sólo había una posible salida: el aborto. Un periodista independiente, una abogada llamada Karina Etchepare –concebida en violación y rostro visible estas últimas semanas de la lucha por la vida en Argentina- y yo misma que la llamé para acompañarla y atenderla como terapeuta, son las únicas ayudas que esta muchacha ha recibido para seguir adelante con su gestación.

Paz y Karina, ambas concebidas en una violación

La joven tiene ya un niño de 10 años y un chiquito de 3, ambos de una anterior relación. El padre del bebé que ahora lleva en la panza está metido en un asunto legal complicado, aunque manifiesta que él es inocente del delito de que se le acusa.

Todo su entorno familiar quiere que aborte. De hecho, ya hubo un primer intento a las ocho semanas de embarazo cuando, tras muchas presiones, acudió a un abortorio para terminar con la gestación, pero se arrepintió ahí mismo y se echó para atrás. La deplorable situación de aquel antro, lo más parecido a una carnicería, la hizo desistir.

Recientemente, un primo muy cercano a la familia le ofreció la plata necesaria para acudir a otra clínica clandestina para interrumpir el embarazo. Ante esta situación totalmente adversa ella tiene que irse de la casa donde está viviendo; de hecho, no tiene casa propia. De momento, mal vive en la choza de un familiar del padre de su bebé: un habitáculo sin piso, sin parte del techo, algo totalmente cochambroso e indigno.

Hace unos días la llamé y quedamos. Recién la conocí. Ella vino angustiada, lloraba y lloraba. La escuché, la contuve, le puse el hombro para que se sintiera cómoda y reconfortada. Le expliqué lo que significaba un aborto y la realidad de la vida que estaba creciendo en su interior. La abracé y la besé: necesitaba tanto mimo y cariño. Le infundí esperanza y valor. Al cabo de un rato ella decidió seguir adelante con su embarazo, luchar por las dos vidas.

Mientras Argentina se jugaba, sin lograrlo, el paso a los cuartos de final del mundial de fútbol, allí estábamos nosotras dos, llorando y animándonos con afecto, sabiendo que no podían negarle a esa beba o a ese pibe (no conoce todavía el sexo de la criatura) el derecho más fundamental de todos: la vida. Ese bebé no hizo nada malo, ni siquiera pidió permiso para llegar a este mundo hostil donde muchos niegan que tenga derecho alguno a vivir; pero esto no debería ser así, nadie puede considerarse juez de la vida de otra persona cuando esta empieza a existir y eso sucede en el mismo instante de la concepción.

A nuestro país, Argentina, se le viene otro partido encima mucho más importante: el de defender la vida de todo ser humano, sin excepción. Una contienda en la que, caso de prosperar la ley del aborto, el derrotado va a serlo para siempre, porque para él no hay vuelta atrás ni posibilidad de recuperarse o resurgir. A él solo le espera el desenlace más cruel… La muerte.

Esta es una historia de amor, una historia en la que ¡triunfó la vida! porque esta mujer quiso apostar por la vida de su bebé. Es cierto que ahora se siente triste y sola, abandonada de los suyos. Pero, ve un camino de esperanza en su futuro y quiere dar a su hijo la oportunidad que otros quieren arrebatarle. Lo que una mujer necesita no es un aborto, sino sentirse amada y acompañada. Lo que necesita no es una terminación que habrá de atormentarla toda su vida, sino medios y ayuda para salir adelante de una situación muchas veces comprometida y difícil.

El aborto no es la solución, jamás. Nuestra misión es luchar hoy, mañana y siempre por la vida, por todos y cada uno de los seres que han sido concebidos, sin excepción. Por eso peleamos porque amamos y respetamos las dos vidas: la de la madre valiente y también la de su bebé.

Paz Rodríguez defendiendo la vida

María de la Paz Rodríguez Coronel Dudignac
Nota: La madre del bebé dijo que si fuera niña la llamaría Franchesca y si fuera niño se llamará Ian.

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