Por Nicole W. Cooley.
¡Hola! Me llamo Nicole Cooley y voy a compartir mi testimonio. Gracias por
la oportunidad que me brindan de abrir mi corazón. Estoy leyendo un libro,
"La Chabola". Trata de un hombre cuya joven hija es asesinada.
Después, el hombre hace referencia a esto como La Gran Tristeza. Para mí, La Gran Tristeza es el aborto y
para otras mujeres, también. Espero
que ustedes tengan la fortaleza de ayudar otras mujeres a evitar esta Gran
Tristeza.
Mi historia empieza hace catorce años. Era soldado militar y muy ingenua.
Mi novio era mayor, ahora no sé su edad. Por su trabajo, él tenía acceso a
drogas ilegales. Él me dio alguna droga y una noche me violó cuando estaba
dormida. Esa noche me quedé embarazada y nadie pudo ayudarme. Como no fui
consciente, no estaba segura de estar embarazada.
Tras dos semanas supe a ciencia cierta que sí estaba embarazada. Yo había
dejado ya a mi novio y lo temía porque me había llegado que era peligroso. Como
pensaba que la policía sería incapaz de ayudarme, fui a casa de mis padres en
otro estado para pensar qué iba a hacer. Mis padres no sabían cómo ayudarme. Mi
mamá me llevó a ver a una doctora y ella me habló sobre las opciones que tenía
y dijo que ella podía abortar a mi bebé si quería.
Fui a mi iglesia y lloré mucho en el
santuario. Le preguntaba a Dios qué debía hacer. Mi pastor me dijo que en mi
situación el aborto estaba bien si se lo preguntaba a Dios. En este
momento, yo decidí abortar a mi bebé. Es importante decir que mi papá tiene una
enfermedad y los doctores me recomendaron no tener niños hasta saber si era portadora
de ese gen. En este momento, yo no sabía si lo tenía . Creía que nadie querría
a mi bebé si no era perfecto.
El aborto fue más terrible que el ataque
de mi novio porque yo lo permití.
Después del aborto, me apagué y no pude sentir nada.
Pasaron cuatro años hasta que pude empezar a recuperarme. Después de aquel
terrible episodio, le pedí a Dios que yo quería una familia. Yo no sabía cómo
Dios iba a hacerlo pero Él me envió un hombre maravilloso, Patrick, una persona que
escucha y ama la voz de Dios. Empezamos como amigos. Luego, nos casamos.
Patrick me dijo que me amaba pero que el
aborto había sido incorrecto. La situación no cambió matando a mi hijo, por eso
el aborto estaba mal. No me gustó,
la verdad, pero fue el inicio de mi recuperación y sanación. Después de años,
Dios me sanó. En mi libro, La Luz, yo describo todo – como caminé con Dios por mi
pasado. Él me curó de todo: la violación, el aborto. Dos años después del
aborto, supe que yo no tengo el gen de la enfermedad de mi papá.
Ahora, tengo cuatro niños, tres hijos de diez, siete y cuatro años y una
bebé chica. Creo que Dios es El Creador.
Dios no tenía que darme hijos pero Él me los dio. La vida es el mejor regalo
que Dios puedo darnos. Para mí, el bebé concebido fue el propósito de mi dolor.
El bebé fue lo único bueno que vino de un acto malo. Para Dios, la vida no es
un accidente. Para nosotros, algunas veces, parecen que sí. Pero la vida no es
accidente – y cada vida es especial y se debe vivir.
Para muchas mujeres – y hombres – el aborto es lo más similar a La Gran
Tristeza. El aborto cambia todo porque Dios creó a las mujeres para proteger a
los niños. Cuando una mujer mata a su
propio bebé en un aborto, ella mata una parte de su corazón también.
Después del aborto, las mujeres pueden tener experiencias similares a los
soldados cuando regresan de la guerra. El pasado y el presente se confunden.
Este fue también un problema para mí durante muchos años. La probabilidad de
suicidio, de caer en el alcohol, de tomar drogas es mucho más después de un
aborto. Sin Dios, no se puede tener la esperanza de vivir. Sin Dios, no me hubiese curado.
Nicole y miembros de SaveThe1 en la marcha por la vida de Washington DC, Enero 2017
Bio: Nicole Cooley es una activista pro vida, colaboradora del Centre for
Bioethical Reform, conferenciante y bloguera de Save The 1 (Salvar El 1). Vive en Virginia
con su marido y sus cuatro hijos. Su página web NicoleWCooley.Com
No comments:
Post a Comment