Saturday, March 9, 2019

Mató a mi familia en el lugar más seguro, como hacen los abortistas


Ya han pasado casi 8 años desde que mi hermano Lloyd, mi cuñada Dixie y mi sobrino de 22 años, Steven, fueran brutalmente asesinados en su casa, exactamente el Día del Padre del año 2011.  Lloyd y Dixie estaban casados desde que eran adolescentes, tenían dos hijas ya emancipadas que están casadas y tienen sus propias familias y a Steven que fue adoptado por Lloyd y Dixie cuando era tan sólo un niño. Cuando llegó a su casa venía de un orfelinato y pertenecía a los llamados "niños agitados" y ya sabían que iba a precisar cuidados especiales toda su vida. De hecho, los doctores dijeron a mi hermano y mi cuñada que Steven jamás andaría o hablaría, pero ellos lo adoptaron a sabiendas de que sería siempre una persona dependiente. Este hecho pone de manifiesto las personas amorosas que eran. Steven aprendió a andar, con lentitud con una sola extremidad porque en el lado derecho de su cuerpo tenía una movilidad muy reducida e incluso se graduó en la escuela superior. Y logró ir en bicicleta con cuatro ruedas con mucha soltura a pesar de sus serías limitaciones.



Ellos eran personas muy participativas en la vida de su comunidad y todo el mundo los apreciaba mucho y admiraban su generosidad. Lloyd colocaba azulejos de diseño y había sido un artesano toda su vida. Mucha de su actividad profesional la había desarrollado en Santa Fe en casas que costaban millones de dólares. Le encantaba pescar y disfrutaba con su esposa de cualquier actividad al aire libre. Dixie era voluntaria en una casa cuna y era la incansable abogada de su hijo Steven.  Ambos, Lloyd and Dixie, eran muy organizados, algo que tenían en común.

La noche en que fueron asesinados, mi hermano debió de oir al intruso, se levantó de la cama sin vestirse y vió qué estaba ocurriendo. Salió al exterior y allí fue atacado y asesinado con un pico. Tenía morados y heridas en sus brazos que le hicieron cuanto intentaba protegerse de los golpes. Es extremadamente duro para mí imaginar la escena que tuvo lugar allí.

El asesino, entonces, entró en la casa por la puerta trasera que mi hermano había dejado abierta cuando salió y se dispuso a entrar en la habitación de matrimonio donde mi cuñada aún estaba durmiendo. La mató con el mismo pico golpeándola directamente en la cabeza. La encontraron así, con la cabeza sobre la almohada.

Deducimos que mi sobrino debió oír algo. El asesino también lo atacó y lo asesinó en la cocina con la misma arma, pensamos que, mientras intentaba llegar al dormitorio de sus padres.

Recuerdo contestar al teléfono el Día del Padre con la noticia de que Dixie, Lloyd y Steven habían muerto y mi primer pensamiento fue: "¿En un accidente de tráfico?". Pero en lugar de eso me explicaron la horrible historia de cómo habían muerto. En aquel momento, aún no sabíamos quién había sido el artífice. El único camino que conseguí encontrar para afrontar la tragedia que acababa de ocurrir y el consiguiente proceso, fue perdonar a la persona o personas que lo habían hecho.

Dyanne y su hermano Lloyd

Gracias a este perdón, me sentí en paz y vi que Dios me mostraba cómo este acto macabro de acabar con la vida de alguien en el que debería haber sido el lugar más seguro -su hogar, en la calidez y seguridad de su lecho, descansando tranquilamente en mitad de la noche- es exactamente lo mismo que ocurre con un niño por nacer que es asesinado violentamente en la seguridad y tranquilidad que debería ser el seno de su madre, para él el lugar con más garantías de protección y amor...

Como es protocolo en los casos de homicidios, llamaron a la policía y empezaron las investigaciones. Tristemente, cuando los bebés son abortados la policía no recibe ninguna llamada ni se tramita una investigación para determinar la muerte.

La mayoría de la gente no se plantea nada acerca de la Justicia hasta que ocurre algo así con ellos mismos o sus seres queridos y muchos provida, incluso cristianos, no se involucran en los movimientos de defensa de la vida hasta que algo les sucede, les agita el corazón y es el detonante.  La falta y carencia que cometen estas personas es la de no implicarse y yo también fui uno de ellos y tuve que solventarlo.


Soy la única mujer de 10 hermanos y fui educada dentro de la Iglesia. De hecho, fui catequista de niños, pero no siempre recordé el tema del aborto.  Cuando tenía 16 años, todavía era muy niña, me quedé embarazada de un hombre de 23 años con el que salía. El aborto era algo implanteable, algo que jamás habría pasado por nuestras mentes. Cuando una chica se quedaba embarazada asumía la responsabilidad de sus actos así que me casé con el muchacho un mes después de cumplir mis 17 años, 5 meses antes de que naciera mi hijo.

Estuve casada con él tres años en los que abusó de mí en todos los sentidos que pueda haber. Incluso me violaba continuamente pero jamás he visto en mi hijo el recuerdo de ese abusador. Tras tres años, supe que jamás se había divorciado de su primera esposa así que tramité una nulidad. Me dieron la custodia total de nuestro hijo y el abusador eludió cualquier responsabilidad sobre él aunque periódicamente me amenazaba con raptarlo y ocultarlo en el lugar más recóndito de México. Criar a mi hijo sola, sin ningún apoyo gubernamental ni ayuda a la Infancia me convirtió en una mujer más fuerte y moldeó mi carácter y no me arrepiento en absoluto de haber dado a luz a mi hijo.  Sí yo pude hacerlo, entonces cualquiera lo puede hacer, también.

 A pesar de que yo misma era depositaria de un bello testimonio de vida, aunque no fuera consciente, no estaba tan identificada con la realidad del aborto como para implicarme hasta que ocurrió la tragedia de mi familia y Dios me dio esas luces para ver la analogía con el asesinato de los bebés inocentes. Desde entonces, mi militancia provida se ha activado y no hay nadie que, a estas alturas, pueda silenciarme.

En mi pequeña ciudad no hay ninguna clínica de abortos, pero doy conferencias en mi iglesia y manifiesto mi oposición y descontento en lugares distintos a las clínicas abortistas. He estado en el Capitolio estatal de California y soy editora de numerosas páginas provida entre las que se incluyen Save the 1 (Salvar El 1). También he participado en la Manifestación por la Vida de Washington, D.C con colegas de Save the 1. Aunque no me quedé embarazada tras sufrir una violación sé que es que te viole el padre de tu hijo biológico y me siento claramente identificada con todas esas mujeres que lo han sufrido.

Dyanne y su esposo Robert

Aunque estuve flirteando con el movimiento provida cinco años, era de las personas que defendían "excepto en casos de violación". Yo insistía en esta retórica sin haberlo pensado detenidamente porque era lo que oía continuamente del entorno. Y, en este momento, me presentaron a Rebecca Kiessling y escuché su historia. Empecé a seguirla en Facebook y me di cuenta de lo equivocada que estaba al pensar que un niño engendrado tras una violación era menos valioso por ese modo concreto en que había sido concebido. Y entonces, acudí a oírla hablar, estuvimos charlado un rato y empezamos a planear la estrategia de las no concesiones. Nuevamente, no podía creer que hubiese podido creer en la discriminación y devaluación de una vida proveniente de una violación convencida de que, lo correcto, era despreciarlas.

El 13 de febrero de 2015, supuso un punto y aparte en el caso sangriento de mi familia y hubo un arresto. Él chico tenía sólo 16 años en el momento del crimen que costó la vida a mis familiares. Era un conocido de la familia, aunque no íntimo. Nicolás Ortiz asesinó por dinero exactamente igual que hace un abortista. Con dos cómplices más, planeaban robar en la casa mientras mi familia dormía. Lo único que cambió para mí tras el arresto fue que, a partir de ahora, tendría un nombre concreto a quien dirigir mi perdón.

El 17 de mayo 2016 tuvo lugar el juicio. Entendí que tendría que luchar mucho para ofrecer mi perdón a ese muchacho. Fue una dura prueba para mí y para los miembros de mi familia; lo pasamos muy mal sentados ante el Tribunal durante el tiempo que duró el proceso. El perdón es una elección. Yo escogí el perdón para no vivir amargada, resentida y llena de odio y rencor. Por Voluntad propia elegí perdonar lo que en modo alguno quería decir que no deseaba que se hiciera justicia y que cayera sobre los asesinos todo el peso de la ley. Quería que los autores del crimen recibieran su merecido castigo y que los encerraran a buen recaudo. Pero yo, por mi parte, los perdonaba encarecidamente.

Algunos de mis familiares no me comprendían, no entendían que quisiera perdonar, al igual que nuestra sociedad. Y esto me recordó cuando participé en la Marcha por la vida con mis amigos de Save The 1.  Al final de la Marcha, en la Corte Suprema, nos manifestamos con nuestros carteles -en algunos de ellos se leía, "Concebido en una violación, amo mi vida" o "Madre tras una violación, amo a mi hijo" y también "Madre que abortó, añoro a mi bebé". Como mi marido hizo fotos del grupo, pude observar la reacción de los manifestantes-algunos eran adolescentes, pero también los adultos tenían el mismo semblante. Para mí fue muy significativo porque ellos estaban muy identificados con la Marcha, exhibiendo eslóganes provida. Pero, cuando vieron los nuestros, sus rostros manifestaban asombro y supe que, para algunos de ellos, se les habían abierto los ojos ante una realidad nueva. Ante ellos, ahora, había emergido la realidad de las excepciones, algo que nunca ante habían visto u oído.

Estamos llamados al perdón, sin excepción, y estamos llamados al amor y a procurar el cuidado, sin excepción, como Dios nos perdona y nos ama sin concesiones ni excepciones. Estos últimos 8 años de mi vida han sido con diferencia los más difíciles para mí. Pero quiero decir esto: ¡Dios ha sido mi principal fuente de esperanza en estos 8 años!

En diciembre de 2016 Nicolás Ortiz fue declarado culpable de asesinar a los tres miembros de mi familia. Estará un mínimo de 99 años en prisión. Este fue el segundo juicio por asesinato. El primero tuvo lugar en junio, y resultó  8-4 a favor de una condena por asesinato. El alivio que sentimos no puede ser explicado con palabras. Se había hecho justicia y el mundo era un lugar más seguro con Nicolás Ortiz tras las rejas.

Sin embargo, seis meses después de la condena, el tribunal de primera instancia dictaminó que hubo un error en una de las instrucciones del jurado, y el caso se apeló, aunque Nicolás Ortiz permaneció en la cárcel del condado durante este tiempo.

Finalmente, en febrero de 2019, la Corte Suprema de Nuevo México restableció la condena por triple asesinato. Ahora el caso se enviaba de vuelta al Tribunal del Distrito para que se restablezca el veredicto y se cumpla la sentencia.

Estoy de acuerdo con mi sobrina, Angela Ortiz, que dice: "No nos los devolverán, pero nos dará una base para seguir adelante". Fue muy frustrante porque nuestra familia sintió que el sistema judicial daba pie a una revisión y necesitamos todos un punto y final para este capítulo para que podamos avanzar y sanar en este libro abierto que llamamos vida.

Pare leer el testimonio en Inglés 
[http://savethe1.blogspot.com.es/2016/05/he-killed-my-family-in-safest-place.html]

BIO:  Dyanne Gonzales es esposa y madre, editora de diversas páginas pro vida, incluyendo A Voice For Unborn Babies, Salvar El 1, and for Save The 1.  Miembro del comité directivo de SaveThe1.


1 comment:

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