Saturday, July 28, 2018

¿Alguien puede decirme que mi vida vale menos que otra concebida con amor?



Karina Estrella Etchepare, Argentina. Concebida en una violación. 


Soy una persona como cualquiera que puedas cruzar en la calle. Procuro ser una mujer de bien que ayuda siempre a la comunidad. Soy abogada, contadora pública Nacional y docente en una escuela para adultos en un barrio humilde de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, pero tengo una historia diferente. Mi Derecho a vivir fue cuestionado y dependió de la fuerza y tesón de una niña de 14 años que yo hoy estuviera contando mi historia. Hoy en Argentina se vuelve a repetir este cuestionamiento con todos los niños por nacer.
Karina con uno de sus dos hijos

Personas como yo hoy son consideradas desechables. ¿Cuál fue mi pecado para que se cuestione mi derecho a vivir?  No robé, no maté y sin embargo estuve a punto de ser asesinada intrauterinamente (aborto) sin cuestionamientos, solo por haber sido gestada en una violación a una niña pobre.

Mi madre biológica, Teresa del Milagro, vivía en la villa de emergencia Itatí de Bernal en la Provincia de Buenos Aires (Argentina) en un contexto de pobreza absoluta, violencia y alcoholismo. Fue violada y abusada por su padrastro y de esa  terrible situación quedó embarazada de mí a los 14 años.

Mi abuela biológica cómplice de esta situación hizo lo imposible para que mi madre biológica me abortara (creo que si la pastilla hubiera existido, hoy no estaría aquí contando esta historia). Sin embargo, el embarazo continuó y un día mi abuela biológica me ofreció, aún no nacida, a una vecina del barrio, quien siempre ayudaba a los más necesitados. Para mi abuela biológica yo era una abominación, pero para mi mamá biológica no, para ella yo era la única personita en el mundo que realmente la amaba.

Así fue como a los 22 días de nacida fui entregada a esa vecina, quien sería a partir de ahora mi querida mamá del corazón. Alicia (mi mamá del corazón) vivía con su esposo (Franklin) y un hijo de 21 años (Fran). Llegué a mi nuevo hogar en un estado deplorable con la ropa ahumada, sucia, muerta de hambre y quemaduras de tercer grado en los genitales.


Con su mamá del corazón el día que la recibieron en casa

Mi llegada al barrio fue una revolución. Aquel día todos los vecinos se solidarizaron buscando ropita, leche y cunita. Mi mamá inmediatamente me bañó y yo, que aun ni siquiera abría mis ojitos,  suspiré aliviada. Me sentí salvada.

Al día siguiente mi mamá del corazón comenzó los trámites de adopción realizando en primera instancia la denuncia policial correspondiente.

Si tuviera que calificar la relación con mis padres del corazón las palabras que resumirían toda nuestra vida juntos sería: Amor infinito. Cuando llegué a sus vidas mi mamá tenía 54 años y mi papá 49, a pesar de lo mayores que eran me dieron muchísimo amor y forjaron en mi la mujer que hoy soy, con defectos y virtudes pero siempre con firmes valores como la importancia de la ayuda a los más indefensos y en general un profundo respeto a la vida.  
La última vez que mi mamá del corazón vio a mi mamá biológica fue a mis ocho meses de vida mi madre biológica se presentó para saber de mí, pero fue advertida de la orden de alejamiento que el juez de la adopción había impuesto.  Teresa del Milagro avergonzada por la situación tomó un gorrito mío que llevaba mi mamá, lo acarició suavemente y se lo devolvió. Mi mamá del corazón siempre la esperó pero Teresa del Milagro nunca más regresó.

A los ocho años conocí mi origen y fue duro saberlo pero siempre tuve en claro que a pesar del dolor yo quería ayudar a los más débiles. Fueron años de sanación interna y agradezco haber transitado todo aquello porque sé hoy que la única manera de sanar el dolor es con amor, comprensión y perdón.

Junto a otros jóvenes pro vida

A los 28 años con mi partida original de nacimiento decidí buscar a Teresa del Milagro, necesitaba cerrar mi historia pero por sobre todo quería decirle GRACIAS POR PERMITIRME VIVIR PLENAMENTE.

Decepcionada, me enteré a través de una página de búsqueda de personas del Gobierno, que mi madre biológica había muerto a los 25 años, cuando yo apenas tenía 11 años.


La madre biológica de Karina, su marido y un hijo de ambos

Sin embargo, me encontré con la familia que mi madre había formado. A pesar de todo, su gran acto de amor por mí le permitió volver a apostar a la vida. Conversé con ellos y supe que mi madre biológica fue devuelta a su abusador, que fue enviada a prostituirse y, como se negó, fue internada en un colegio hasta los 18 años. Supe que me buscó intensamente pero mi abuela biológica le negó la información y que sin esperanzas se suicidó. Estoy segura que fue un impulso, ella no era así, ella era una luchadora, sé que fue un momento de debilidad y me duele saber que la falta de contención y abandono del estado la mató.  

Mis padres del corazón no cambiaron mis nombres originales, aquellos que Teresa del Milagro me puso. Tengo un hermano y una hermana que tuvo ella con su nueva pareja. La sorpresa fue que mi hermana se llama también Karina, como yo, con lo que mi madre biológica me dejó bien en claro que nunca me olvidó. A pesar de que no pude conocerla, agradezco las fuertes convicciones que tenía siendo tan joven. Nunca me vio como un trauma por la violación o una aberración, siempre fue amor de una madre a sus hijos, a tal punto que no diferenció quien de sus hijos era gestado por amor o por violación.

Con su hermana y sobrinas biológicas

Teresa del Milagro hizo como su nombre lo dice un milagro en mí pues me permitió vivir y me salvó al darme en adopción cambiando mi destino. Yo no sería lo que soy sino hubiera sido dada a mi familia del corazón, la mejor que tuve.

Hoy mis padres ya no están pero su amor por mi vida trascendió las suyas, la prueba de ello son mis hijos Manuel y Martín, ellos hoy están acá porque mis tres salvadores dijeron ¡Sí a mi vida!.
Con su esposo Hernán y sus dos hijos

El martes 8 de mayo de 2018 no fue un día cualquiera en mi vida sino que fue el día en que grité a los cuatro vientos: ¡TODA VIDA VALE! en la Cámara de Diputados de la Nación. Todas las piezas de mi rompecabezas llamado “Vida” quedaron perfectamente encastradas.  Mi triste origen y mis vivencias a través de los años servirían para defender la vida de los seres más puros del mundo…los niños por nacer, los que no tienen voz y no se pueden defender.

Durante su intervención en el Congreso de Diputados

Mi historia llega a su fin, no sin antes preguntarte: ¿Podrías atreverte a decirme que tu vida vale más que la mía porque soy fruto de una violación?.

Espero que tengas bien en claro que la madre y el hijo son víctimas del violador y por eso hay que protegerlos. Nadie tiene derecho a decir que una vida vale menos que la otra, y mucho menos la del fruto de una violación, porque ese bebé NO ELIGIÓ COMO SER GESTADO. Si al violador, con suerte, se le sentencia a 15 años de cárcel, ¿por qué al bebé inocente se le sentencia a muerte?

Sin vida no hay libertad, valora la vida y defiende a los desprotegidos, siembra amor, siembra paz, siembra vida, ¡honra la vida!

No cesaré en la lucha para impedir que el aborto sea legalizado en mi país. No pararé porque tengo una deuda con la vida. Ella me dio una oportunidad y ahora me toca a mí pelear para conseguir que todo ser humano tenga garantizado su primer y más preciado de los derechos: el derecho a la vida.

En uno de los muchos actos en los que ha participado defendiendo la vida

Biografía: Karina vive en Buenos Aires, Argentina. Está casada y es madre de dos preciosos niños. Compagina su trabajo profesional con una intensa actividad en defensa de la vida.

Friday, July 20, 2018

Soy hija felizmente adoptiva, fui un bebé no deseado concebido durante una violación.



María de la Paz Rodríguez Coronel, Argentina

Mi madre con mucho dolor continuó valientemente con el embarazo dándome la posibilidad de vivir.

Siempre supe que soy adoptada. Me enteré hace poco que fui gestada durante un ataque sexual hacia mi madre biológica. Me produjo mucho dolor y culpa enterarme de la cruel verdad.
Paz con su inseparable pañuelo celeste por las dos vidas

Corrían los años 70. Un matrimonio jovencito, recién casados, soñaban con formar una familia tras varios intentos fallidos de quedar embarazados.

Su deseo se aumentaba a medida que pasaban los meses y los años. Tratamientos, oraciones, plegarias… nada parecía funcionar.

Hasta que decidieron comenzar los trámites de adopción.

Soportaron duros requisitos, trámites burocráticos e investigaciones para ser buenos candidatos.

Lograron coincidir con todos los parámetros correspondientes para ser padres adoptivos. Los llamaban de todos lados.  Hasta que un día recibieron la noticia más feliz de su vida.
Era 1978, Provincia del Chaco, una adolescente sufrió un ataque sexual en el cual queda embarazada del violador.

Sola, desamparada, sin esperanza, humillada, se dirige a un hogar, a un hospicio. Vive el embarazo con mucha valentía. Probablemente, sentía vergüenza, por eso había huido de su casa.

Tuvo su beba con un peso normal de 3500 kg aproximadamente. Vagó por todos lados con la criatura en brazos. Hasta que decidió darla en adopción. Se dirigió a una casa cuna y con mucha tristeza y esperanza la entregó con la ropita que tenía puesta.

El personal de la casa cuna le dieron amor y cariño.  No se supo más de ella.

La beba creció entre niños, enfermeros y cuidadoras quienes luchaban día a día para mantener el hogar casa cuna digno y limpio dado que la situación económica era insostenible.

Un día, el matrimonio de Buenos Aires recibe el llamado de Dios. “Hay un bebé que fue dado en adopción”. ¿Ustedes podrán viajar lo antes posible a la Provincia del Chaco?

Los futuros padres se emocionaron mucho. Lloraron abrazados durante media hora. Agradeciéndole a Dios por sus plegarias.

Luz María, su madre adoptiva a quien Paz llama siempre su madre del corazón.

Al arribar a la provincia de Chaco se dirigieron a la casa cuna. Estaba fresco. Al llegar al hogar los reciben muchos chicos con la esperanza de irse con su familia adoptiva. Corrían niños por todos lados. Se encontraba el personal de mantenimiento reclamando dinero por los arreglos del inmueble. Entonces, el joven futuro padre adoptivo se fue al centro comercial y les compró una cocina nueva a donación.

Cuando regresó se dirigió hacia una de las tantas cunas en donde descansaba una bebita en pañales, delgada y abandonada.  La señora, antes de que le indicaran la cuna, se adelantó con mucha ansiedad y se dirigió a la cuna número 22. Apenas se acercó a la beba… La bebita abrió sus enormes ojos y lloró. La joven la levantó, la acunó con mucho amor en sus brazos y la bebé dejó de llorar y la joven madre no la soltó más.
Esa madre era Luz María y esa beba era YO.

Le preguntaron a mi madre las cuidadoras y enfermeras del hogar cómo sabía ella quien era la beba que iba a adoptar y ,felizmente, le contesto: “intuición de madre”.

Luego se realizaron todos los trámites correspondientes a la partida de nacimiento en el Registro Civil.

Me llamaron María de la Paz, consagrándome a la Virgen Reina de la Paz.

Volvimos felizmente a Buenos Aires. Allí nos esperaban mi bisabuela, abuelos, tíos y primos. Hicieron una fiesta. Me bautizaron.

A los dos años de edad le pregunté a mi mamá si había estado en su pancita, y me dijo que no. Seguimos la vida naturalmente. Fui al jardín de infantes, jugaba con mis primos y amigos. Luego tomé la Primera Comunión y la Confirmación. Tuve una infancia muy feliz. Muchas fiestas de cumpleaños y Navidades.

Cuando comencé la adolescencia empecé a cuestionar todo, incluso mi origen.

Había mucho hermetismo sobre mi historia previa a la adopción. Me faltaban 8 meses de mi vida que estaban vacíos, no sabía nada.

Al terminar el secundario comienzo a trabajar. Vivía la vida normal de una jovencita saliendo al mundo, a la sociedad. Pero nunca dejé de pensar en esos 8 meses vacíos de mi vida. Nadie me decía nada.

Pasaron los años, me casé y tuve dos hijas. Me recibí y realicé varios cursos de especializaciones.

Soy acompañante terapéutica, maestra integradora, asistente geriátrica, operadora lúdica comunitaria. Y Catequista de la Diócesis de San Miguel Arcángel.

Era 2007 cuando una tía me comenta que mi mamá biológica fue violada y como resultado de dicho ataque nací yo. No dije nada. Seguí con mi vida. Hasta que un día no aguanté más tanto dolor, me sentía culpable de haber nacido y decidí compensar a mi mamá biológica con mi vida. Le ofrecí a Dios todo mi ser y tras un terrible período de depresión tomé pastillas para aliviar el dolor. Estuve internada varios días en el hospital. Mis padres y familiares sufrieron mucho. Estaban enojados conmigo, no supieron comprender la situación. Reacción típica.

Logré recuperarme gracias a mi grupo de oración y a mi hijita y familia, familia política y amigos.

Con el tiempo acepté mi realidad.

Tuve dos madres, una que valientemente me dio La vida y otra que me dio SU vida hasta su última respiración.

Era verano del 2015 cuando andando en bicicleta por Bella Vista, veo un cartel con la imagen de un bebito de 8 semanas pidiendo nacer. No entendía el reclamo. Entonces me dirijo al número que aparecía y contacto con los que organizaban esa campaña de “El Bebito”.  Me sumo a la campaña por Facebook y comienza un vínculo con Mariana Rodríguez Varela a través de su hermana Helena.  Me brindan material para publicar y comienzo a militar a favor de la vida.

Con Mariana Rodríguez Varela

¡Claro! ¡Personalmente, celebro la vida! Me sumo con mucho amor.

En ese transcurso conozco a una adolescente que se quedó embarazada. Y no deseaba ese bebé por nacer. Yo tenía la información suficiente para enseñarle a esa chica que lo que llevaba en su pancita no era un montón de células, sino que era un bebé. Tras largos días de diálogo y contención, decidió continuar con el embarazo. Esa experiencia me hizo reflexionar. De inmediato, lo trasladé a mi persona.

No lograba contar públicamente que fui bebé no deseado gestado durante una violación.
Hasta que las cosas se pusieron muy difíciles en mi país, La República Argentina, con el proyecto de ley de la “interrupción voluntaria de embarazo”.

Un día comentando en Facebook a favor de la vida, veo que “en caso de violación” estaría bien que la mujer atacada sexualmente decida sobre su cuerpo deshaciéndose del feto que lleva en su vientre.

Por supuesto que no estuve de acuerdo con dicha afirmación. Entonces comenté libremente.

Hasta que recibo mensajes espantosos de una pariente, una prima cercana, que me hacía sentir culpable de haber nacido, que todos los niños abandonados debieron haber sido abortados, que los adoptados no debieron existir. Me sentí muy mal por eso, dado que en privado me decía que era culpable de lo que le había pasado a mi madre biológica y que yo no debía haber existido.

Esa tarde me derrumbé. No podía levantarme de la cama, lloraba todo el tiempo. Tenía los signos de aquella depresión. Entonces le mando un mensaje por WhatsApp a Mariana Rodríguez Varela llorando y renunciando a la campaña de “El Bebito”.  Me sentía muy mal por haber nacido gracias a esta mujer insultante. 

De inmediato, Mariana me pregunta: “¿Sos adoptada?”

Y le contesté: “Sí”.

Fue en ese instante que Mariana me contuvo con mucho amor, y me dijo que era una bellísima historia de amor.

Desde ese momento, celebré mi vida. Resucité. Había vivido años de dolor. Recibí el respeto y cariño de Mariana por medio de la Gracia de Dios.

Me sentí muy orgullosa de mis padres del corazón y salí a las calles otra vez con el estandarte de “El Bebito”.

Era una tarde de café cuando veo la exposición en la Honorable Cámara de Diputados del Congreso de La Nación Argentina de una chica llamada Karina Estrella Etchepare. Me dejó sin habla su discurso.

Con karina Estrella Etchepare

Entonces, pensé conmigo misma: “Yo también soy hija adoptiva gestada durante una violación”. El mundo tiene que saber mi humilde historia.

Comencé a publicar en todas las redes que soy felizmente adoptada y fruto de una violación. Sentí que debía honrar a mi madre biológica por lo valiente que fue al darme en adopción optando por la vida a pesar del dolor que sufrió. Tal vez no le fue fácil entregarme en aquella casa cuna, pero es lo que pudo hacer. Darme la oportunidad de vivir.

Por eso, cuando usan de pretexto de abortar al bebé en caso de violación, no estoy de acuerdo que se condene a muerte al bebé gestado durante una violación dado que es un ser inocente. Se debería condenar al padre por el delito que cometió.

¿Quién se atreve a decirme que mi vida vale menos que la de cualquier persona que fue gestada durante un acto de amor?

¡No soy una abominación de la naturaleza por haber sido una bebé no deseada! ¡puedo amar y ser amada!!

Soy prueba irrefutable de que el amor y mis hijas son el resultado del triunfo de Dios en la tierra.

Con mi humilde historia quiero dejar el siguiente legado a mis hijas: El aborto no es la solución, no se deja de ser madre abortando, siempre, desde la concepción la mujer será madre, estará en su propia decisión elegir: “Ser madre de un niño vivo o de un niño muerto”.
Paz y sus dos hijas, Agustina y Sofía, en una marcha pro vida en Buenos Aires

¡Por eso le digo sí a la vida, sin excepción alguna!
Gracias al amor de toda mi familia, bisabuela, abuelos, tíos, tías, primos, de ser una “bebé no deseada” me convertí en una “bebé esperada”.

Biografía: Maria Paz vive en Buenos Aires, Argentina. Es madre de dos niñas, terapeuta y una gran activista pro vida.




                      

Sunday, July 8, 2018

Ayuda para una mujer embarazada de 27 semanas

Argentinos, necesitamos su solidaridad. ¡Ayuden y compartan!
Se llama Mayra, es argentina y tiene un embarazo de 27 semanas.
La panza de Mayra, su primera ecografía y un bebé de 27 semanas de gestación
Se necesita mucha ayuda solidaria para Mayra y su bebé. La muchacha debe mudarse con urgencia de la casa donde está viviendo con su tía, que la presiona constantemente para abortar. Su primo incluso le ofrece el dinero para acudir a una clínica clandestina. Duerme encerrada en su cuarto porque tiene miedo a que se la lleven de noche y la fuercen a un aborto. Mayra quiere irse cuanto antes a la casa de su pareja, aunque sea un hogar poco habitable; al techo le falta algo de chapa y el piso es muy inestable, con zonas que no están ni siquiera cimentadas. Pero ella tiene ganas de huir de su entorno familiar que no se muestra nada favorable a su embarazo. Además, su suegra, la madre de su pareja, vive delante de la nueva vivienda y ya le ha dicho que la quiere y la ayudará en todo lo que pueda.

Hace unos días Mayra tuvo su primera ecografía y supo que se trata de un bebé. Estaba feliz de ver a su hijo por primera vez. Piensa llamarlo Ian. Además, la fecha coincidió con el aniversario del fallecimiento de su madre, ocurrido hace apenas un año. Pensó que se trataba de una feliz coincidencia, pues el dolor de haber perdido a su madre quedaba paliado con la presencia de esa vida en su seno y el latido de ese corazón palpitante que oía por primera vez en su interior. De hecho, una vez escuchó los latidos del corazoncito de su bebé ya no tuvo ninguna duda de que debía seguir adelante con el embarazo. 

Solo ella sabe los duros momentos que ha debido afrontar durante todas estas semanas de gestación, rodeada de gente, familiares también, que solo le aconsejaban una opción posible: el aborto. Gracias a Dios y a la ayuda recibida, la muchacha está radiante de felicidad pensando en este hijo que está creciendo en su interior. Se siente esperanzada y con enorme paz.

En estos momentos la están ayudando en el CAM de Lenus. Ellos se encargarán de proporcionar recursos para que esta muchacha pueda alumbrar a su bebé con dignidad y buscarán medios para arreglar el hogar en el que habita. También un sacerdote se ha puesto en contacto con esta muchacha para ofrecerle consuelo y ayuda espiritual. El padre Fernando dice que es una mujer con una fuerza increíble. Cuando la conoció por primera vez vio como Mayra estaba muy enojada con Dios, pero todo cambió cuando la muchacha se sintió amada, apoyada y reconfortada. 

Seguro que todos tenemos algo en casa que no sirve, que podamos prescindir. Material que haya sobrado de alguna construcción reciente: un pote de pintura, unos listones de madera, un martillo o unos clavos… Incluso un obrero que pueda dedicar unas obras a reparar parte de la vivienda. 

Toda ayuda que se pueda conseguir será bienvenida y con el esfuerzo de muchos, salvaremos a su niño, a su madre y, lo que es muy importante también, pondremos una buena dosis de dignidad en su vida. Tenemos una oportunidad grande de hacer algo real, hermoso.
En lugar de pelearnos con las “verdes” seamos solidarios, compartamos nuestro corazón y salvemos de verdad las dos vidas.💙
Gracias!!!
Todos los que quieran colaborar contacte por favor via whatsApp con María de la Paz, terapeuta argentina que la ayuda y la acompaña en su embarazo.
Maria de la Paz
1535691208
Sobreviviente del aborto
Hija felizmente adoptiva 
Gestada en una violación


Saturday, July 7, 2018

No guardo ningún odio a mi padre biológico, por Margarita J.



Margarita J., Argentina. Concebida en una violación.

Empezaré contando que procedo de una familia muy tradicional y hace 74 años, que son los años que yo tengo, quedar embarazada y ser soltera no era ni lo más frecuente ni lo mejor para algunas personas.

Mi madre quedó embarazada con 17 años y la internaron en un centro de ayuda y apoyo para madres solteras llamado "El buen pastor" donde pasa su embarazo sola y con mucha tristeza. Cuando llega el momento del parto, la llevan a un hospital, da a luz y, a continuación, se enferma del corazón o se le manifiesta algo que ya tenía latente y muere al mes de nacer yo.
Entonces, surge la pregunta de qué hacer con el bebé recién nacido. Muchos médicos me quisieron adoptar, pero mi abuelo, el padre de mi madre, que estaba separado de su esposa, mi abuela materna, decide criarme.

Así pasé mi infancia que no puedo decir que fuera muy feliz porque tenía una madrasta que no era buena en muchos sentidos. Mi abuelo sí me daba cariño y todo lo bueno que tuve se lo debo a él.

Pasaron los años y, a raíz de la muerte de una tía y los actos de funeral y velatorio, me doy con una persona que me pregunta si yo era la hija de Perla, que así se llamaba mi madre. Cuando respondo que sí me propone si quiero conocer a mi padre y yo respondí que sí.

Ahí le di mi dirección y vino un día a visitarnos y no más. No fue una presencia que recuerde mucho. En aquel entonces, yo ya estaba casada y con mis hijos grandes. Mi hija menor sí que quiso contactarse con él, pero sus hijas le dijeron que no molestara y ahí dejé de pensar en él pues nunca había sido parte de mi vida.

Se dieron muchas casualidades que no voy a detallar aquí, pero al tiempo me enteré por una persona conocida de la familia que mi madre fue violada y quedó embarazada de mí, la que fue su única hija. Ahí me di cuenta del motivo de tanto silencio y vacío porque no me buscaron nunca.

A veces pienso que ser concebida en violación es como un estigma que llevo en mi vida, me duele ser el producto de una violación, pero, la verdad, no siento odio por el que fue mi padre biológico. Soy una persona muy católica y eso me da fuerzas. Y, por supuesto, siempre aconsejaría a una muchacha violada y embarazada que optara por la vida y, a sus padres, que la acompañaran en este camino. No estoy a favor del aborto

Esto es todo lo que puedo contar de mi madre.  En cuanto a mi vida, no fui muy afortunada en mi matrimonio. Tengo cuatro hijos, tres en Argentina y una hija en EEUU, nueve nietos y cinco bisnietos.

Ahora llevo unos años separada. Mi marido era una persona que venía tomado y me maltrataba. Yo misma, sufrí violaciones maritales, aunque en aquel momento no fuera consciente. De esa manera yo aguanté hasta que se casó la hija más chica.  Pero él se enfermó un día y resulta que estaba enfermo de SIDA. Por eso creo tanto en Dios.  Él me tiene de su mano. Creo que ninguna mujer debe sufrir maltratos por parte del marido, menos violaciones y debe recibir ayuda. En mis tiempos, no se hablaba de esto.

Biografía: Margarita vive en Argentina. No quiso mostrar su fotografía por preservar la intimidad de su familia. Colabora en organizaciones pro vida y en labores de su Iglesia.



Monday, July 2, 2018

Embarazada de 23 semanas dice no al aborto


Hermoso y emotivo testimonio de vida.
Paz Rodríguez Coronel

Así está la panza de esta mujer a las 23 semanas de gestación

Con 23 semanas de embarazo y una historia personal muy complicada tuvo que largarse de casa. Su familia no quiere que tenga el bebé porque no acepta a la pareja de la muchacha. Sus padres y demás familiares la dejaron de lado, se desentendieron totalmente porque para ellos sólo había una posible salida: el aborto. Un periodista independiente, una abogada llamada Karina Etchepare –concebida en violación y rostro visible estas últimas semanas de la lucha por la vida en Argentina- y yo misma que la llamé para acompañarla y atenderla como terapeuta, son las únicas ayudas que esta muchacha ha recibido para seguir adelante con su gestación.

Paz y Karina, ambas concebidas en una violación

La joven tiene ya un niño de 10 años y un chiquito de 3, ambos de una anterior relación. El padre del bebé que ahora lleva en la panza está metido en un asunto legal complicado, aunque manifiesta que él es inocente del delito de que se le acusa.

Todo su entorno familiar quiere que aborte. De hecho, ya hubo un primer intento a las ocho semanas de embarazo cuando, tras muchas presiones, acudió a un abortorio para terminar con la gestación, pero se arrepintió ahí mismo y se echó para atrás. La deplorable situación de aquel antro, lo más parecido a una carnicería, la hizo desistir.

Recientemente, un primo muy cercano a la familia le ofreció la plata necesaria para acudir a otra clínica clandestina para interrumpir el embarazo. Ante esta situación totalmente adversa ella tiene que irse de la casa donde está viviendo; de hecho, no tiene casa propia. De momento, mal vive en la choza de un familiar del padre de su bebé: un habitáculo sin piso, sin parte del techo, algo totalmente cochambroso e indigno.

Hace unos días la llamé y quedamos. Recién la conocí. Ella vino angustiada, lloraba y lloraba. La escuché, la contuve, le puse el hombro para que se sintiera cómoda y reconfortada. Le expliqué lo que significaba un aborto y la realidad de la vida que estaba creciendo en su interior. La abracé y la besé: necesitaba tanto mimo y cariño. Le infundí esperanza y valor. Al cabo de un rato ella decidió seguir adelante con su embarazo, luchar por las dos vidas.

Mientras Argentina se jugaba, sin lograrlo, el paso a los cuartos de final del mundial de fútbol, allí estábamos nosotras dos, llorando y animándonos con afecto, sabiendo que no podían negarle a esa beba o a ese pibe (no conoce todavía el sexo de la criatura) el derecho más fundamental de todos: la vida. Ese bebé no hizo nada malo, ni siquiera pidió permiso para llegar a este mundo hostil donde muchos niegan que tenga derecho alguno a vivir; pero esto no debería ser así, nadie puede considerarse juez de la vida de otra persona cuando esta empieza a existir y eso sucede en el mismo instante de la concepción.

A nuestro país, Argentina, se le viene otro partido encima mucho más importante: el de defender la vida de todo ser humano, sin excepción. Una contienda en la que, caso de prosperar la ley del aborto, el derrotado va a serlo para siempre, porque para él no hay vuelta atrás ni posibilidad de recuperarse o resurgir. A él solo le espera el desenlace más cruel… La muerte.

Esta es una historia de amor, una historia en la que ¡triunfó la vida! porque esta mujer quiso apostar por la vida de su bebé. Es cierto que ahora se siente triste y sola, abandonada de los suyos. Pero, ve un camino de esperanza en su futuro y quiere dar a su hijo la oportunidad que otros quieren arrebatarle. Lo que una mujer necesita no es un aborto, sino sentirse amada y acompañada. Lo que necesita no es una terminación que habrá de atormentarla toda su vida, sino medios y ayuda para salir adelante de una situación muchas veces comprometida y difícil.

El aborto no es la solución, jamás. Nuestra misión es luchar hoy, mañana y siempre por la vida, por todos y cada uno de los seres que han sido concebidos, sin excepción. Por eso peleamos porque amamos y respetamos las dos vidas: la de la madre valiente y también la de su bebé.

Paz Rodríguez defendiendo la vida

María de la Paz Rodríguez Coronel Dudignac
Nota: La madre del bebé dijo que si fuera niña la llamaría Franchesca y si fuera niño se llamará Ian.