Friday, March 13, 2020

Víctima de maltratos y abusos conyugal, su bebé concebido en violación le dio la fuerza necesaria para emprender la huída y cambiar de vida.



Por Nina




Llevábamos muy poco tiempo casados  cuando mi esposo empezó a golpearme. No mucho tiempo después, también a violarme. Me tenía encerrada en casa para que no me vieran los golpes que me  propinaba y sólo me dejaba estar con mi mamá a quien no le importaba verme con el ojo morado y me decía que no tenía su apoyo para dejarlo.

Quedé embarazada en esas circunstancias y no por eso cesaron los abusos. Me seguía manteniendo  encerrada y, ante las violaciones, yo sólo cedía, no quería  resistirme para que no me golpeara en exceso ya que me daba miedo que pudiera hacerle  daño a mi bebé con tanto golpe. Ése fue mi aliciente para encontrar la forma de dejar esa vida..

Supongo que pensó que ya estaba completamente sometida y que no escaparía pero lo hice. Mientras él trabajaba tomé lo que me cupo en una maleta y me fui pero no tenía a dónde ir. Hubo un momento en que, parada a un costado de una carretera sin saber dónde pasaría la noche,  pensé en lanzarme frente a un autobús. Pero me alejé de la carretera y le supliqué a mi papá que me recibiera en su casa, cosa que finalmente aceptó.


Cuando mi hijo nació y mientras aún me recuperaba del parto en una pequeña maternidad, por  un instante vinieron a mi mente todos los malos momentos que había vivido con su papá. Recuerdo que incluso ahí en la cama del hospital me sentí muy herida y le dí la espalda a mi bebé. Pero reaccioné rápido. Él era incluso más víctima que yo y por culpa de una mala persona su madre lo estaba castigando. Me giré y lo abracé, me arrepiento tanto de eso que cada que lo recuerdo llamo a mi hijo para abrazarlo fuerte y poder compensarlo.

Como no pude terminar mi carrera, no conseguía trabajo así que tuve que encontrar la forma de explotar mis talentos. Los mismos que un día pensé que eran tan inútiles hoy me permiten ser el sustento de mi hogar. Estuve un año en terapia psicológica y hoy me doy cuenta de que ese embarazo me salvó la vida porque si no fuera por eso no sé si hubiera juntado la fuerza necesaria ñ para escapar y quizás un día mi marido me hubiera  matado a golpes. Mi hijo me salvó.

 Hoy, después de mucho esfuerzo y trabajo, me siento plena y feliz. Aún hay días malos, a veces tengo pesadillas pero acepté el hecho de que hay cosas dentro de mí que no sé si un día  se reestablecerán completamente pero también sé que muchas otras han florecido,  cualidades que no pensé que tenía.

No tengo la vida que soñé tener, en realidad tengo una mucho mejor, es increíble que lo diga pero agradezco todo lo que he vivido porque amo la mujer que soy ahora y jamás lo hubiera logrado sin todas esas experiencias que me hicieron fuerte.


Bio: Nina es mexicana, madre de un niño concebido en situación de violación conyugal y redactora de investigación.

Saturday, March 7, 2020

Concebida en situación de abusos y violación conyugal: el delito que, habitualmente, no tiene condena.



In memoriam...

"Nada ocurre por qué sí y tu partida, mamá, fue permitida para salvarte, para que dejaras de vivir ese infierno y tener su merecido descanso. Porque al partir dejaste de sufrir y ahora estás en paz a la diestra de Dios reencontrándote con tu hijo en el cielo, donde ya no hay dolor, no hay tristeza".

Ésta es mi historia o, mejor dicho, la historia de una leona a la que llamábamos "mamá". Porque ella es la auténtica protagonista de esta historia.

Se casó por amor con el primer y único hombre de su vida. Él siempre tan cariñoso, tan detallista... Pero el mismo día de su boda todo cambió y aquel hombre al que amaba sacó su peor cara y así su vida de casada no era como ella la imaginaba, como un hogar lleno de amor y tranquilidad.

Primero, empezaron las burlas, las denigraciones; después, siguió la ignorancia y el desprecio; luego, los reproches, hasta lograr que ya no quedará nada de la que alguna vez fue llamada "la gorda" (como le decían con cariño). Esa mujer de carácter fuerte que no dejaba pasar una quedó sepultada bajo su propio miedo... Ese miedo que le daba autoridad a su esposo para ejercer violencia simbólica, rompiendo las cosas de la casa o dando pilas a las puertas y paredes. Pero luego ya no era suficiente y los golpes comenzaron a ser contra ella.

Se casó jovencita, con sólo 24 años, y a los 25 tuvo a su primera hija, Celeste, mi hermana mayor. Mi madre tuvo a mi hermana por cesárea. Allá por el año 85 las cesáreas se realizaban de manera vertical, el corte de la cirugía llegaba un poco más arriba del ombligo. Estando ya en su casa con su bebé con unas pocas semanas de nacida, apenas un mes, su útero herido recién estaba empezando a cicatrizar por dentro, aún tenía puntos de sutura, fue víctima de una violación por parte de su esposo, quien ya venía golpeándola desde hacía más de un año...

Sin embargo, cuando al poco se enteró que yo venía en camino, pese al miedo que suponía un nuevo embarazo en esas circunstancias, pese a ser un caso de alto riesgo, aun así eligió mi vida... Fue tan grande su amor, que me eligió, eligió seguir con mi vida, porque sabía que ese bebé en camino no tenía la culpa. Así que, mi hermana y yo nos llevamos 10 meses de edad. Somos como mellizas con la misma edad, hasta que ella cumple años.
  



A mi mamá la acabó matando mi progenitor, 5 meses antes de esta foto. Mi infancia y mi adolescencia no fueron fáciles por los conflictos familiares.  Lo mejor que me pasó es que el juez de menores me llevara a un hogar de menores, allí me ayudaron a salir adelante con mucho amor, y ayuda psicológica. En ese hogar volví a jugar como una niña.

Finalmente, tuve un encuentro con Jesús y junto a Dios aprendí a perdonar, me di cuenta de que tampoco era sano para mí arrastrar tanto dolor por años, era momento de cortar con esa raíz de amargura. Eso me hizo realmente libre, y fue la primera vez que me sentí con una paz y un amor como nunca imaginé, y que todo, absolutamente todo tenía un propósito de ser.

Después de años toda mi experiencia vivida me sirvió para trabajar en la fundación de una amiga que se llama "Fundación Este a Oeste" y que ayuda a las mujeres y niños que han sufrido algún tipo de violencia. Las vivencias de mi niñez me ayudaron a ser más empática y a aconsejar a todas esas mujeres y niños que sufrían violencia familiar.

Actualmente estoy comprometida, tengo un bebé de 4 meses. El hecho de haber recibido la ayuda profesional a tiempo evitó que yo repitiera la misma historia que mi madre.

Si bien no tenía planes de casarme, Dios me permitió conocer un hombre increíble, educado, muy respetuoso que me ama y me cuida por lo que me siento muy bendecida.

Bio: Evelyn es argentina, trabaja en el asesoramiento y ayuda a mujeres víctimas de violencia, está comprometida y es madre de un hijo.