Tuve a mi hijo Daniel a
los 16 años. Ha habido desafíos, pero él ha sido mi
salvación. Ahora, a los 6 años, es un estudiante
fantástico, un hermano cariñoso y un hijo maravilloso. Él ha sido una gran bendición en mi vida, así como en las
vidas de los miembros de nuestra familia. Mi hijo tiene tanto
amor que no sabe qué hacer con
él. Él es verdaderamente un niño hermoso y
bendecido. Y... fue concebido en una violación.
Cuando
era adolescente, vivía con una familiar y mi madre. Esta
familiar comenzó a salir con un hombre mucho más joven que ella y nunca imaginé
que convertiría mi mundo en una pesadilla, pero al mismo tiempo, me dio la
mayor bendición de mi vida. Este
hombre de 33 años se mudó con nosotros poco después de que comenzaran a salir. Al
principio, era un tío genial. Pero
ahora me doy cuenta de que, desde el momento en que este hombre se mudó,
comenzó a ganarse mi confianza para después violarme.
Abogaba
en mi nombre para convencer a mi mamá de que me permitiera salir con mis
amigos, así que sentía que tenía un aliado. En una
ocasión, le dijo a la familia que me iba a llevar a ver a un pastor para que me
aconsejara, pero en cambio, me sorprendió llevándome a cenar y al cine. Él
también comenzó a comprar alcohol para mí y mis amigos. Necesitaba
ropa interior nueva, y él me llevó a comprarla, incluyendo tangas.
Después de esto, le pregunté a una amiga si eso era normal y me dijo que no,
que para nada, pero este tipo de relación distorsionada y pervertida era todo
lo que yo conocía. No
tenía idea de la manipulación de la que estaba siendo objeto. Me
animó a no ir a la escuela y pasar el rato con él en casa después de que todo
el mundo se fuera al trabajo. Y él hizo lo mismo de alguna manera. Se
anotó en turnos nocturnos de trabajo y
por la mañana se iba a trabajar pero
volvía a casa para pasar el rato conmigo
viendo películas.
Finalmente,
comenzó el contacto físico. Al
principio, no sabía qué hacer. Pensé
que tal vez algunas personas demuestran su cariño a alguien con un beso en los
labios. Lo apreciaba mucho y
quería hacerlo feliz, aunque le dije que se detuviera y supe que estaba mal lo
que estaba haciendo. Pero
él era mucho más grande que yo y me sentía impotente. Intenté
detenerlo pero sabía que no tenía la fuerza física suficiente.
Me sentí mal. Él siguió diciendo que todo iba bien. Ya
había sido abusada sexualmente anteriormente y estas experiencias
distorsionaron mis conceptos de relaciones “normales”.
Durante un año entre las edades de 14 y 15 años, este hombre me abusó sexual y
físicamente. Él me dijo que, si
alguna vez quedaba embarazada, tendría que abortar. Toda
mi vida he sido 100% pro-vida. Siempre
he tenido la firme convicción de que el aborto es incorrecto, pase lo que pase. Entonces,
cuando me dijo esto, no discutí, pero sabía que nunca sucedería si quedaba
embarazada. Me dijo que se había
hecho una vasectomía así que, realmente, no pensé que podría suceder. Por
supuesto, ahora, veo la inconsistencia en lo que estaba diciendo, pero en ese
momento yo tenía 14 años y no tenía un marco de referencia para analizar todo
esto.
A los
15 años, descubrí que estaba embarazada. Fue
algo extraño, porque él solo me dijo un día: "Tienes que hacerle una
prueba de embarazo". Él estaba conmigo cuando me la hice. Cuando vi que
era positivo, comencé a sollozar. Él me
abrazó y dijo: "Todo va a estar bien", pero sabía que no era así.
Sabía
que iba a tener que decírselo a mi madre. Me
senté en su cama y le dije que estaba embarazada y, por supuesto ella quería
saber quién era el padre. Le
dije que era un tipo que ella no conocía de 20 años. Ella
estaba furiosa y de inmediato me dijo que íbamos a ir a la policía y añadió:
"Él va a pagar por esto". Me rompió el corazón saber que, si hubiera
sabido la verdad entonces, se habría sentido aún más desconsolada.
Pedimos
una cita con mi pediatra aproximadamente cinco días después. Mi
violador nos acompañó a mi madre y a mí. Quería
obtener vitaminas prenatales y ver cómo estaba mi bebé, para asegurarme de
tener un embarazo saludable. Tenía
aproximadamente ocho semanas de embarazo y todo parecía normal.
Cuando
subimos al auto después de la cita, él me presionó mucho. Dijo
que "no iba a tener este bebé". Yo
siempre he sido muy terca y dije "Sí, lo haré”, pero por dentro, estaba
aterrorizada. No
quería que lastimara a mi bebé.
A
pesar de que todavía me estaba presionando para abortar, por extraño que
parezca, él era muy amable conmigo y muy complaciente. Sin
embargo, la mañana después de la cita con el médico, la policía vino a nuestra
casa y golpeó la puerta. Se
escondió en el ático, y la entrada estaba en la habitación donde yo estaba
durmiendo. Me desperté con
pistolas en la cara y la policía preguntándome dónde estaba él. Lo
sacaron de la casa y lo esposaron. Resulta
que lo buscaban por cargos graves de asalto y el secuestro de una novia que
había tenido hacía unos años.
Una
vez que se fue, me sentí aliviada al saber que no sería objeto de agresiones ni
abusos, y sabía que tendría algo de tiempo para pensar. Ese
alivio momentáneo se desvaneció cuando oí por casualidad la conversación entre
mis familiares que hablaban de toda su historia violenta, y temía que viniera
por mí y mi bebé cuando saliera de prisión.
Aproximadamente
una semana después, nos escribió diciendo que saldría en unos 10 días. Él me
escribió: "No creas las cosas que oyes de mí". Recuerda
de lo que hablamos y lo que tienes que hacer". Fue entonces cuando hablé
con un amigo de la familia, y decidimos decirle a mi madre que él es el padre
de mi bebé. Esa fue una de las
conversaciones más dolorosas que tuve, pero tenía que hacerlo para la proteger
a mi bebé y a mí. Mi
madre estaba desconsolada y lloraba y lloraba.
Fuimos
a la policía y archivamos un informe. Fue
liberado de prisión por la condena previa de asalto cuando mi hijo tenía seis
meses. No fue hasta que mi
hijo tenía ocho meses que finalmente hicieron una prueba de ADN, que tardó
cuatro meses en arrojar resultados. Mientras
tanto, me acosaba, pasaba por mi casa, etc.
Finalmente
obtuvo un acuerdo de declaración de culpabilidad y fue declarado culpable de
agresión sexual a una menor y sentenciado a tres años por violarme. Gracias
a Dios, él está en el registro de delincuentes sexuales en Carolina del Sur.
Aunque
fue muy duro, quedar embarazada es lo que realmente me acercó a Dios. No me
malinterpreten: estaba destrozada, porque sabía que criar a este niño sería un
camino largo y desgarrador.
Con la
presión de abortar no sólo de la familia, sino también de amigos, recuerdo
haberme sentado afuera en el patio trasero y, por primera vez en mi vida,
escuché que Dios realmente me hablaba. Me
dijo que debía criar a este niño, y no preocuparse, porque Él se encargaría de
todo.
A
partir de ese momento, tuve una determinación férrea cuando se trataba de mi
embarazo y mi bebé. Le
decía a cualquiera que dudaba, que todo lo podía en Cristo que
me fortalecía. Ni
siquiera sabía exactamente qué
significaba en ese momento, pero sabía en mi espíritu que era cierto.
Como
siempre, Dios proveyó. Tenía
todo lo que necesitaba para mi hijo, principalmente a través de donaciones a
través de la iglesia y de amigos de mi entorno. Fui
tan afortunada de tener tanto apoyo y
amor para mí y para mi niño.
No voy
a mentir, ¡fui una madre fantástica incluso a los 16 años! Yo no era lo que la
gente piensa de la madre adolescente estereotipada que supuestamente deja a su
hijo con la abuela para hacer lo que ella quiera y los abuelos crían al niño. Me
hice cargo de él, lo amamanté durante dos años y medio, le leí libros, jugué
con él, le canté canciones de cuna. ¡Me
encantó ser mamá! Tuve
el apoyo de mi increíble madre con la que viví y eso me ayudó mucho. También
tuve el apoyo de mi iglesia y mi familia. Cuidé
a mi hijo a tiempo completo. Le
enseñé el lenguaje de señas, le leía y cantaba todos los días, y lo amaba
incondicionalmente.
Ahora,
seis años después, estoy casada con el hombre más maravilloso del mundo, que
ama a mi hijo como si fuera su propia sangre y estamos en el proceso de que mi
esposo lo adopte. Mi
hijo es un niño realmente maravilloso, extrovertido, dulce y hermoso. Lo veo
crecer en un asombroso hombre de Dios que moverá montañas.
Mi
hermoso hijo es el motivo por el cual, cuando oigo hablar de las creencias
"pro-vida" "excepto en los casos de violación", ¡me duele
el corazón!
"Excepto,
por supuesto, en el caso de…” mi hijo, mi primogénito, que es una persona
maravillosa e increíble. Dicen
que, excepto en los casos como él, en casos como mi hijo… Mi bebé nunca debería
haber tenido la oportunidad de vivir.
Independientemente
de sus nociones preconcebidas, entienda que cada vida tiene un significado. Por
ninguna circunstancia se le debe negar a un niño la oportunidad de vivir y
prosperar en este mundo. Todos
los niños tienen derecho a la vida.
Según
las estadísticas, menos del 1% de los abortos realizados en los EE. UU. son el
resultado de una violación. Ese 1%
importa. Mi bebé, ¡el 1%, importa! Es
insultante y muy dañino para mí. Es
como una puñalada. ¿Cómo
puede pensar la gente que era sólo una decisión y que mi hijo ni siquiera
debería estar aquí? La ley
debería proteger a mi hijo e hijos como él.
Debemos
dejar de mirar las circunstancias y comenzar a mirar la vida. Independientemente
de la concepción, las deficiencias del desarrollo o las circunstancias en las
que se encuentra la madre, cada niño merece su derecho a la vida.
Realmente
creo que mi hijo aportará algo al mundo y ciertamente ha dejado un impacto
positivo en nuestra familia y en todos nuestros amigos. Él es
una luz y un alma hermosa.
Soy
madre de tres hijos, pero sólo tengo dos en esta tierra. Después
de una larga espera, planificación y emoción, inesperadamente perdí a mi dulce
hija, Savannah, a las 40 semanas de gestación. Después
de un embarazo perfectamente saludable, nació muerta con el cordón enrollado
alrededor de su cuello varias veces. Me
mostró de nuevo cuán preciosa es la vida y cuán fugaz. No
sabes lo que traerá el mañana.
Unas
semanas más tarde, recibimos inesperadamente a nuestra hija adoptiva, que tenía
casi dos años, y su vida también es preciosa.
Hay
tantas personas que desean desesperadamente ser padres, ser mamá o
papá. Hay tantas personas que
anhelan un bebé en su vida, yo incluida. No
podemos ignorar la vida, solo basándonos en cómo comenzó la vida.
A
pesar de cómo comienza una vida, la vida de ese niño realmente puede
convertirse en algo hermoso. Mi
hijo es un testimonio de eso. Incluso
en los momentos más sombríos, siempre hay esperanza. Tenemos
que cambiar nuestro miedo por esperanza: Que cada bebé tiene una oportunidad,
incluso en casos de violación. Cada
niño es una verdadera bendición de Dios y merece tener la oportunidad de una
vida hermosa. Depende de nosotros
salvar el 1%.
BIO:
Rose Duncan está casada, es ama de casa y estudiante, y reside en el estado de
Carolina del Sur, donde espera poner fin a la excepción por violación. También es bloguera pro vida de
Save The 1 (Salvar El 1) .
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