Según los médicos, todo iba bien, las ecografías, los análisis... Ya teníamos cositas para ella, regalos. La esperábamos con muchas ansias.
Cuando llegamos a la consulta de la semana 16, con muchas ganas de saber su sexo, el doctor no nos decía nada y observaba el monitor con mucha atención. Al rato, nos dijo: "Su bebé tiene un problema muy grave: Anencefalia".
Yo sabía antes de salir de mi casa que algo malo iba a pasar, lo presentía. No quería ir. Salí del consultorio destrozada, no podía respirar del dolor que sentía mí corazón. Era un dolor que quemaba el pecho. Nunca había sentido un dolor así.
Dos días después fuimos con mi obstetra y ella nos dio dos opciones: Seguir con el embarazo o interrumpirlo.
Yo no sabía qué hacer, no entendía que me decían. No podía pensar. Tenía la mente en blanco. Cuando me llevaron al hospital para hacerme otras ecografías y reevaluar el diagnóstico de Thais, me dijeron que ella no sentía nada y que no podía moverse. Que si yo sentía movimiento alguno era por el cordón umbilical que bombeaba mí sangre hacia ella.
Me dieron unas hojas para que firmara. Eran el consentimiento para hacerme un parto prematuro. Un aborto, en la práctica. Ni siquiera leí lo que decían, estaba tan mal psicológica y emocionalmente...
Firmé. Me indujeron el parto a las 18 semanas. Vi a mi hija, tan chiquita, tan indefensa. Con esa terrible enfermedad...No hay día que no me arrepienta de lo que hice. Estoy con tratamiento psicológico todavía y eso que mi bebé este dos de octubre cumple 2 añitos en el cielo. Es mí luz y mí oscuridad en está vida.
Necesitamos más médicos pro vida en el mundo que acompañen a las mujeres que atravesamos esta situación porque, como yo, hay muchas que no saben qué hacer y terminan haciendo lo "correcto" para los médicos.
Mi bebé nació el 2 de octubre, día de los Ángeles Custodios para la Iglesia católica. Hoy tengo a mí bebé arcoiris de casi 8 meses y no tengo ninguna duda que su hermanita la cuida desde donde esté.
Si tuviese que aconsejar a una muchacha en mis mismas circunstancias, le diría que no se guíe por lo que dicen los médicos. Muchos bebés han desafiado la Ciencia. Ellos sienten, porque no se necesita un cerebro para poder amar sino un corazón.
Nosotras no somos nadie para quitarle la vida a un ser humano. Que disfrute cada patadita que le dé su bebé y que le ame con todas las fuerzas que pueda El tiempo es ahora, porque después no sabemos qué pasará, si tendremos algunos minutos horas o quizás días para poder darle todo el amor que se tiene por un hijo. Y que no sienta culpa, porque estas patologías son un azar. Dios elige y al que le toca le toca.
Y que vaya a Tanatología durante el embarazo. La va a ayudar mucho. O a un psicólogo. Es difícil sobrellevar todo esto sola porque los demás, los de afuera pueden pensar o decir muchas cosas y sólo la madre sabe lo que realmente se siente al pasar por eso.
Un niño con una discapacidad o un diagnóstico de inviabilidad tiene el mismo derecho a nacer que cualquier otro sano. No le arrebatemos la oportunidad de llegar a esta vida.
María Schidz, Argentina
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