Aprovechando el alboroto de estos
días con "La culpa no era mía, ni dónde estaba, ni como vestía", brevemente
les contaré mi historia.
Johana y su madre
Me llamo Johana Ramírez y soy de
Colombia. Mi madre fue víctima de una violación a los 25 años. Tras ese gran
trauma, ella le pedía a Dios un motivo para seguir viviendo y entonces supo que
estaba embarazada de mí... Nunca pensó que pudiera ver a su violador en mí y
ella me dice que soy su mayor regalo. Es
una mujer temerosa de Dios y fue eso entre otras cosas lo que le ayudo a
superar ese horror. En aquel entonces ella vivía con mis abuelitos. El miedo de
mi madre era tan inmenso... Se tenía que enfrentar a muchos gigantes, uno de
ellos era mi abuelito.
Un día, platicando con mamá, ella
me contaba la historia y miles de cosas que pasaban por su mente y, ¿cómo no?...
Llevaba la terrible huella de una violación y en su vientre un bebé que venía
en camino producto de ésta.
Pero ella, valientemente, dijo:
"Mi bebé no tiene la culpa" y dio su Sí a la vida que hizo posible
que yo esté hoy aquí. Me siento
afortunada porque, aunque no soy producto de un amor humano, sí soy producto de
un amor sublime, orgullosamente hija del amor de Dios.
Con seguridad puedo decir que mi
valiente madre no se arrepiente de la decisión tomada. No les miento que al
principio fue un poco doloroso para mí saber esto, pero siempre he visto por
parte de mi madre mucho amor, atención, todo su tiempo y lo más bonito de ella
siempre ha sido para mí. Les cuento que hoy no me siento hija producto de una
violación porque ella me dice que no se imagina una vida sin mí y, más que
decirlo día a día, me lo demuestra con sus actos.
Son muchas las personas que se
acercan a decirme lo orgullosa que se siente ella de mí. Y les cuento que yo me
siento orgullosa de ella y no me canso de darle las gracias por enseñarme el
valor de la vida, el respeto, amor, perdón y el temor de Dios.
Cabe señalar que mi mamá no
guarda rencor en su precioso corazón, con amor de parte y parte hemos sanado.
Más que madre e hija somos amigas, cómplices, confidentes, apoyo la una de la
otra. Nos amamos cantidades inimaginables y soy su única hija.
Si bien la violación deja huellas
imborrables en una persona, del aborto ni hablemos... Es sumarle una huella más.
El aborto nunca es una opción, no es la solución.
Explicaré que mi abuelito, uno de
esos gigantes a los que temía mi mamá, me ama muchísimo.
Nota: Johana es colombiana,
estudiante de belleza integral, trabaja en una empresa como asistente administrativo, es misionera
de lazos de Amor Mariano y muy activa en las redes en la defensa por la vida.
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