No sabía que estaba perdido hasta que fui
salvado y no tenía idea de que la forma en que estaba viviendo casi originó la
muerte de otra persona.
Soy Kirk Barker, el fundador de Chance
Pro-life Advocacy de Cameron. Pasé de no creer a ser seguidor de Cristo Jesús.
Como no era creyente, estaba ciego a los milagros de Dios, entre ellos al
milagro más importante de mi vida: Dios salvó a mi esposa e hijo hace 16 años.
Kirk y parte de su familia
Durante gran parte de mi vida, no fui
creyente. Aunque crecí en la iglesia hasta los 12 años, tras el divorcio de mis padres, le di la espalda a Dios, lo
negué. Mis padres habían dejado de llevarme a la iglesia. No podía entender por
qué la vida era así. Una excusa que usaba era: "Si hay un Dios, ¿por qué
deja que a las personas buenas le pasen cosas malas?" .
Chassidy y yo llevábamos viviendo juntos
unos tres meses cuando quedó embarazada en la Navidad de 2001. Planeamos
casarnos, pero sin prisas. Dios no era prioritario en nuestras vidas. Puede que
hubieramos hablado de religión o fe de vez en cuando, pero Dios no era parte en
nuestra toma de decisiones o modo de vivir. El 12 de enero de 2002, cuando nos
enteramos de que estaba embarazada, no consideramos el aborto porque sabíamos
que era incorrecto y nos pensábamos
casar pronto de todos modos. Estábamos asustados, pero, al mismo tiempo, muy
felices.
Sin embargo, Chassidy pronto se puso muy
enferma. Perdió 19 kilos en sólo un mes y estuvo hospitalizada la mayor parte
del tiempo. Los médicos nunca dieron un diagnóstico oficial pero a mediados de
febrero, el médico nos dijo: "No hay nada más que podamos hacer. Si no
aborta, morirá". Estaba embarazada de dos meses así que sabíamos que si
ella moría el bebé también moriría. Entonces no había dudas entre su vida y la
vida del niño.
Los dos estábamos deshechos. Lloramos,
tristes y asustados. Ya habíamos sufrido mucho con el deterioro de su salud y
ahora nos hablaban de algo tan difícil
como abortar. Era una situación en la que jamás quisiera estar. No quería
perder al amor de mi vida pero tampoco a
mi bebé.
Desafortunadamente, seguimos el consejo del
médico, una decisión que tomamos juntos. Teníamos todo listo. El 26 de febrero
de 2002, fuimos al abortorio - The Women's Center en Nashville, Tennessee. A
Chassidy le habían dado de alta en el
hospital. La clínica estaba a unos 30 minutos de nuestra casa. De verdad que no
queríamos hacerlo. Estábamos a punto de perder a nuestro hijo. Ni siquiera puedo
recordar el viaje en automóvil.
Aparcamos nuestro coche y cuando empezamos
a caminar hacia la clínica, vimos un grupo de manifestantes pro-vida. Chassidy
estaba un poco nerviosa porque no sabía si ellos iban a comenzar a gritarle.
Pero, en cambio, se nos acercaron con sonrisas amistosas, amor y amabilidad.
Recuerdo que nos suplicaron que no abortase. Les dijimos que no queríamos
abortar y les explicamos nuestra
situación. Fueron empáticos y oraron por nosotros. Estaba muy agradecido de que
les importáramos aunque no nos conocieran.
No podemos agradecer lo suficiente a Dios
que pusiera en nuestro camino a esos manifestantes pro-vida. Sé que mucha gente
los llama agitadores, pero en mi opinión, no violentan a nadie. Están allí
compartiendo el mensaje de vida de Dios: Que cada niño es una bendición.
Lamentablemente, entramos a la clínica.
Justo antes de que estuviéramos a punto de firmar lo que llamamos
"certificado de defunción" de nuestro hijo, Dios respondió esas
oraciones e intervino. Mi esposa me miró y me dijo: "No me importa si
muero. No voy a matar a nuestro bebé". Me sentí aliviado en ese momento, y
sólo tenía la esperanza de que ella de alguna manera mejorara. Nos levantamos y nos fuimos.
Después, simplemente vivimos nuestras
vidas. Yo trabajaba. Ella descansaba en casa. Dos semanas después, Dios sanó a
Chassidy. Ella dejó de vomitar y mejoró en todos los aspectos. Nunca volvió con
el médico que le dijo que abortara. Afortunadamente, encontró un nuevo médico y
se encontró a gusto con él porque cuidaba muy bien de ella y del bebé.
El resto del embarazo fue bueno y ella ya
se sentía mejor. Nuestro hijo Cameron nació a término el 16 de septiembre de
2002, perfectamente sano, sin complicaciones. Las primeras palabras de la boca
de Chassidy fueron: "¡Dios mío, se parece a Kirk!"
Tres semanas después, el 5 de octubre, nos
casamos, pero ni siquiera nos casamos en una iglesia, simplemente a través de
un juez de paz. Pasaron años antes de que finalmente diéramos nuestras vidas a
Cristo.
Hoy tenemos un hijo increíble de 15 años.
¡Alabado sea el Señor!
Sin embargo, esa decisión de matar a
nuestro hijo, a pesar de que no lo hicimos, pesó mucho en nuestros corazones
durante muchos años. Nos hizo la vida muy difícil. Estábamos enojados con
nosotros mismos, enojados con el doctor y enojados por la decisión que
queríamos tomar Apenas podíamos hablar de eso.
Tuvimos otro hijo. Esta vez, Chassidy
perdió 14 kilos al comienzo de ese embarazo. Pero con la experiencia del primer
embarazo, supusimos que ella podría luchar y estaría bien y así fue.
Nuestra hija Caitlin nació el 15 de marzo
de 2004.
La vida continuó. A principios de 2007,
obtuvimos la custodia de nuestra sobrina y sobrino que tenían uno y dos años.
Simplemente, éramos personas felices que tomaban las cosas tal como venían.
Luego, en abril de ese año, perdimos todo
lo que teníamos en el incendio de nuestra casa. Nuestro hijo Cameron, de tres
años, se encaramó para alcanzar una caja de fósforos, encendió uno y lo dejó
caer sobre una silla, prendiéndole fuego. El incendio se extendió rápidamente.
Gracias a Dios, mi esposa pudo sacar a los cuatro niños de la casa sin que
ninguno de ellos sufriera daños. La casa de alquiler se quemó completamente.
Las únicas pertenencias que teníamos estaban en el coche e incluían la camiseta
de mi hijo que irónicamente decía: "Futuro Bombero". Hoy nos reímos,
pero en ese momento, fue devastador.
Poco después del incendio de la casa,
comenzamos a ir a la iglesia, porque intuíamos que necesitábamos a Dios en
nuestras vidas. En un principio, fue sólo un tiempo ya que volvimos a alejarnos
de Dios. Pero luego mi esposa quedó discapacitada con distrofia simpática
refleja, y yo obtuve la custodia de mi hija de 12 años de una relación
anterior. Sabíamos que todos nuestros hijos necesitaban más reciedumbre y que
estar en la iglesia y acercarse a Dios también fortalecería nuestro matrimonio.
En 2012, fui bautizado, pero no me convertí
realmente en seguidor de Cristo hasta que Dios me guió para formar un grupo
comunitario cristiano para adolescentes con necesidades especiales. Dios movió
a mi familia y a mí a una tierra donde no conocíamos a nadie, para construir
algo de lo que nadie había oído hablar. Lo que hizo que mi fe en Dios fuera aún
más fuerte. Esta situación me hizo comprender que Dios provee para sus hijos,
que todo lo que tenemos, todo lo que atravesamos, es por Su gracia. Ahora
entiendo que Dios abre las puertas cuando lo cree conveniente y que todo está
en el tiempo de Dios, no en nuestro tiempo. Llegué a entender que había estado
viviendo mi vida mal hasta este punto.
Mi momento de redefinición fue cuando tuve
la bendición de compartir mi testimonio sobre el aborto en una iglesia
católica. Estaba asistiendo a un estudio bíblico no confesional con un grupo de
hombres, cuando un sacerdote entró, imagino que Dios le guió para que estuviera
allí ese día. De alguna manera, comencé a compartir nuestra experiencia. Rara vez le había
contado a alguien esta difícil historia. El sacerdote me pidió que lo contara
en su parroquia, y esto cambió mi vida y la de nuestra familia.
Mi hijo Cameron sabe de su historia y por supuesto agradece que no lo matamos y es muy pro vida. Incluso ha hablado en eventos conmigo.
Kirk y su hijo Cameron son entusiastas defensores de la vida
Como ya han pasado tantos años, no podemos regresar a las
puertas del abortorio y agradecer a esas personas lo que hicieron. Pero sí que
nos queda la posibilidad de compartir nuestra historia y ser una luz para la
gente. A través de todo esto, Dios sanó nuestros corazones.
El año pasado, escribimos una publicación
en nuestra página de Facebook, Cameron's Chance Pro-life Advocacy. Este post
fue escrito como agradecimiento a la persona que nos ayudó y para alentar a otros con situaciones similares a
la nuestra:
"Nunca sabremos
tu nombre. Puede que ni siquiera sepas que Dios te puso ahí para salvar a
nuestro hijo. Hace 14 años, te paraste y rezaste por nosotros. Fueron tus
oraciones las que ayudaron a salvar a nuestro hijo. Nunca podremos expresar en
palabras nuestra gratitud por lo que hiciste. Que las palabras de este mensaje
sean un recordatorio constante del gran trabajo que haces: que sea un
recordatorio de que nos hiciste reflexionar y cambiar de opinión. No sabíamos
quién eras, pero te preocupaste por nosotros como si fuéramos amigos cercanos.
Gracias desde el fondo de nuestros corazones. Te estaremos eternamente
agradecidos. ¡Dios te bendiga! "
Bio: Kirk Barker está casado y es padre de tres hijos y fundador de ChancePro-life Advocacy de Cameron. Orador y bloguero provida de Save The 1.
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