Excelente entrevista a nuestra presidenta, Rebecca Kiessling. Fue realizada por Aciprensa durante su visita a Chile y recogida por Religión en Libertad.
Para verla, pinchar estos enlaces:
Entrevista realizada por Aciprensa
Religión en Libertad (entrevista)
Sunday, November 26, 2017
Monday, November 20, 2017
El Perú Provida es Moralmente Superior, por Rebecca Kiessling
Es un gran honor que me hayan
invitado a hablar en Perú en el Primer Congreso Internacional DEFIENDE LA VIDA
PERU. Soy abogada, esposa, madre de cinco hijos, conferencista pro vida
internacional, escritora y Presidenta de Save the 1 (Salvar El 1), una
organización pro vida internacional con una red de más de 525 personas que
fueron concebidas en una violación (como yo) y madres que quedaron embarazadas
como consecuencia de una violación y que, o bien han criado a sus propios hijos
concebidos en violencia, son madres biológicas que los entregaron en adopción o
abortaron en su momento y ahora lamentan haberlo hecho. Además, tenemos cientos
de padres en nuestra red a los que se les recomendó abortar debido a
diagnósticos pre-natales incompatibles con la vida, u otros también cuyos
padres fueron aconsejados con la opción del aborto. Valoramos nuestras vidas y
las vidas de nuestros hijos. Y por eso animamos a la gente del Perú a continuar
protegiendo la vida humana, ¡SIN EXCEPCIÓN!
Estoy segura que habrán oído a los
que promueven el aborto decir que es una atrocidad forzar a la víctima de una
violación a llevar en su seno “al hijo de un violador”. En primer lugar, no soy
la hija de un violador, soy la hija de una víctima de una violación. A mi madre
y a mí nos parece muy desagradable cuando se me describe de otro modo. ¡El
violador no tiene ningún derecho sobre mí! Digan a todos aquellos que piensen
tales cosas que no me insulten, ni tampoco a mi madre con este tipo de
palabras.
En segundo lugar, es simplemente
una monstruosidad castigar a un bebé inocente por el crimen de otra persona. La
justicia determina que, en una sociedad civilizada, hemos de castigar a los
violadores, no a los bebés. ¡Aquellos que quieren matar a niños inocentes son
unos bárbaros!
Yo no merecía la pena de muerte
por el crimen de mi padre biológico. Mi propia madre biológica intentó matarme
en dos abortos ilegales, y ella era pro aborto cuando nos conocimos hace unos
29 años, pero hoy, ambas agradecemos que la ley nos protegiera del horror que
supone el aborto, así como en la actualidad las mujeres y los niños de Perú
cuentan también con esta protección. Mi madre relata que, en aquel momento, el
aborto era la única opción que le ofrecían. No había centros de ayuda familiar
para mujeres embarazadas y nadie le daba ninguna esperanza.
En Perú tienen legisladores que
han puesto su punto de mira en niños como yo. A ellos les pido que rectifiquen
y que no nos utilicen como anzuelo. Yo no quiero ser parte de ese juego en el
que debo ser cazada y abatida. Soy una persona y merezco todo el respeto y el derecho
a vivir tanto como ellos. Este estigma con el que se pretende marcarnos es
deshumanizador y carente de toda moral, no sólo para aquellos concebidos no
nacidos, sino también para aquellos que ya lo hicieron y son consecuencia de
una violación. El dolor que provoca su odio es enorme y duradero.
Legalizar el aborto en caso de
violación y otras excepciones es dejar claro a personas como yo que nuestras
vidas son menos valiosas que cualquier otra por la manera en que fuimos
concebidas. Imaginen que una nación prohibiera el aborto, pero lo permitiera en
casos de bebés concebidos en hogares judíos, de familias católicas o de madres
latinas, por poner ejemplos.
Un mensaje así daría a entender que estas
personas tienen menor dignidad y no merecen la misma protección que las demás.
Sin duda, habría un clamor internacional si la legalización de un perjuicio tal
llegara incluso a proponerse, porque todo el mundo se daría cuenta de su enorme
carga discriminatoria. Y, sin embargo, sucede lo mismo con mi asociación, donde
sufrimos por la maldad y el desprecio constante hacia nuestras vidas. Las
madres que han sobrevivido a una violación se lamentan al ver como sus hijos
son sistemáticamente marcados y denigrados. Sufren incluso más porque, en
ocasiones, se las acusa de no decir la verdad puesto que, si hubieran sido
violadas, se da por supuesto que habrían abortado y también porque son mujeres
que aman a sus hijos.
Nos reconforta la preocupación por
las víctimas de una violación pero estas mujeres tienen mayor probabilidad de
morir en el año siguiente a la agresión si han abortado que aquellas que
optaron por dar a luz a sus hijos. El Dr. David Reardon, en su libro ‘Víctimas
y Victoriosas: Sobre los embarazos, abortos e hijos nacidos de una agresión
sexual’, cita los estudios que se han realizado sobre este punto. Después de un
aborto, las víctimas de una violación tienen un índice más elevado de suicidio,
drogadicción, etc. Los violadores, los pederastas y proxenetas promueven el
aborto, porque destruye la evidencia de su crimen y les da vía libre para
continuar sus fechorías y abusos. Incluso, en ocasiones la propia madre de una
muchacha la ha explotado sexualmente o la ha abandonado a su suerte.
El bebé es siempre el héroe de la
historia, por dejar la violación al descubierto, liberando a la madre de una
situación abusiva, protegiéndola y sanándola. Así que, si se preocupan de las
víctimas, deben proteger a las mujeres de su violador y del aborto, pero no del
bebé. El niño no es el enemigo que deba asustarlas. Es absurdo sugerir que una
mujer debe sentir miedo de un inocente bebé.
En relación al diagnóstico
pre-natal que determina “incompatibilidad con la vida”, es imposible
aplicárselo al bebé concebido cuando, en realidad, ya es un ser humano vivo.
Mientras haya un latido del corazón, hay vida y hay esperanza. Los médicos que
aconsejan el aborto en estos casos son los que realmente tienen un corazón
enfermo y demuestran su falta de humanidad cuando se niegan a tratar a esos
bebés cuyos padres no quieren abortar. Una mentalidad eugenésica se impone
cuando se permite el aborto por cualquier razón.
Veo el lenguaje que usa el lobby
abortista internacional y cómo intenta menospreciar a las naciones pro vida
como Perú, tachándolas de anticuadas o “tercermundistas”, como si la
eliminación de los más vulnerables fuera algo “progresista”. La verdad es que
Perú es una nación moralmente superior porque han establecido los rasgos más
importantes que una cultura debe tener, una cultura donde la gente es amada,
respetada, protegida y aceptada. El sacrificio de un niño, eso sí es anticuado.
Peruanos, por favor, no empiecen a favorecer una cultura de discriminación y de
muerte.
Hace unos pocos años, empezamos SalvarEl 1, la sección española de Save the 1, porque nos dimos cuenta de que América
Latina estaba en el punto de mira de los partidarios del aborto. De hecho,
están usando el supuesto de la violación para intentar legalizar el aborto a la
carta por cualquier razón durante los nueve meses de embarazo, a expensas del
contribuyente, tal y como sucedió en los Estados Unidos. Sabemos lo importante
que son nuestros testimonios porque son historias de vida que impactan
emocionalmente más que cualquier argumento que pueda aportarse.
En los Estados Unidos la decisión
de la Corte Suprema en el caso Roe vs Wade supuso un hito importante en la
historia del aborto en mi país porque lo hizo legal en todo el territorio
nacional. Norma McCorvey –su nombre real era Jane Roe- era una mujer embarazada
cuyo abogado le aconsejó mentir sobre el hecho de haber sido violada por una
banda. Años más tarde, ella misma buscó revocar el signo de su causa judicial,
sintiendo sobre su conciencia el peso de los millones de almas que cada año
eran abortadas por culpa de aquella sentencia de muerte. Alrededor de 60
millones de niños y niñas han sido asesinados sobre la mentira de una violación
que nunca existió. Los defensores del aborto lo saben y por eso explotan el
supuesto de la violación para abrir la puerta que ha de permitir el exterminio
de cualquier ser humano concebido y todavía no nacido.
En cualquier lugar donde hablo,
hago mención a ustedes los peruanos, y su VALIENTE Y FIRME defensa de la vida;
de cómo luchan día a día a favor de la vida, como si su propia vida dependiera
de ello; como hace un año y medio, el pueblo de Perú dijo NO a los muchos
intentos por legalizar el aborto en casos de violación, y como un mes después,
más de 500.000 personas participaron en la Marcha por la Vida en Lima. En
Estados Unidos tuvieron que pasar 40 años desde la legalización del aborto para
poder congregar a tanta multitud en una marcha por la vida.
Todas las personas con las que
hablo se muestran impresionadas de cómo en Perú han conseguido reunir a tanta
gente y también por el hecho de luchar por la vida de la persona concebida en
una violación. ¿Saben ustedes cuánta gente asistió a la Marcha de la Vida en
Estados Unidos cuando se empezó a legalizar el aborto por violación en los
estados sureños a finales de los años 60? ¡Ninguna! No hubo ninguna marcha
porque apena hubo alguien que se preocupara por esos niños. No fue hasta que el
aborto se legalizó bajo cualquier circunstancia que se empezó a organizar
concentraciones por la defensa de la vida. Eso no ha sucedido en Perú. ¡La
gente de este pueblo son más sabias y cuidadosas! ¡LOS FELICITO!
Cuando me pidieron hablar en Perú
en el Primer Congreso Internacional DEFIENDE LA VIDA PERU, lo primero que pensé
fue que tendría la oportunidad de conocer a esas personas que son héroes para mí y que constituyen una fuente muy valiosa de
información y coraje. Perú demuestra al mundo entero cuán valiosa es toda vida
humana. Son modelos y ejemplos pro vida para todos.
Recientemente, los promotores del
aborto han intentado introducir un nuevo proyecto de ley en Perú para
legalizarlo en caso de violación. Los partidarios de la muerte y la destrucción
no van a cesar en su empeño. Por eso, les pido de corazón a la buena gente de
Perú a que no se rindan. Por favor, no dejen que vuestra nación se convierta en
un campo de exterminio como Estados Unidos, como Canadá y como tantos otros
países de Europa y Asia. No derramen la sangre de niños inocentes peruanos en
esta tierra de vida. Continúen protegiendo la vida desde el inicio de su
concepción, de cada una de ellas, ¡sin excepción!
BIOGRAFÍA: Rebecca Kiessling es la fundadora y
presidenta de Save The 1 (Salvar el 1). Es esposa, madre, abogado,
conferenciante internacional, escritora y activista. Ha hablado en los
Parlamentos de diversos países, incluyendo Brasil, Chile, Irlanda, Irlanda del
Norte, Polonia, Malta, Canadá y en el Congreso de los Estados Unidos; también
en muchos de los parlamentos de los Estados americanos. Ha colaborado en la
creación e introducción de proyectos de ley para proteger a las víctimas de
violación y a sus hijos. Como abogado, ha litigado en numerosos casos
concernientes a mujeres víctimas de violación y a sus hijos. Es también
co-fundadora de Defensa del Embrión.
Sunday, November 19, 2017
El aborto es un acto cruel e inhumano
María Fátima Oliva
El artículo 15 de la Constitución Política del Estado Boliviano dice que: "Toda persona tiene derecho a la Vida y a la integridad física, psicológica y sexual. Nadie puede ser torturado, ni sufrirá tratos crueles, inhumanos, degradantes o humillantes". No existe la pena de muerte.
Si analizamos qué es el aborto vemos que es un acto de crueldad, con el hijo concebido; es un acto premeditado. Cuando mediante succión despedazan su frágil e indefenso cuerpo, o cuando se lo quema con salitre u otros químicos, el hijo concebido sufre crueles dolores y torturas en silencio en el vientre de la madre. Estamos violando nuestra Carta Magna y violando el derecho más importante, como es el Respeto a la Vida, al asesinar al hijo en el vientre de la madre.
¡No existe la pena de muerte en Bolivia! ¿Por qué, entonces, queremos dictar sentencia de pena de muerte al ser más indefenso? ¿Quién está interesado en asesinar al hijo concebido? Nuestra Constitución también dice en el artículo 13 que "Los derechos reconocidos por está Constitución son inviolables, universales, interdependientes, indivisibles y progresivos. El Estado tiene el deber de promoverlos, protegerlos y respetarlos".
Además los Tratados Internacionales como la Convención Americana de Derechos Humanos en su artículo 4.1 dice que "Toda persona tiene derecho a que se respete su vida". Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la Concepción. Nadie puede ser privado de la Vida ARBITRARIAMENTE. Ahora nos preguntamos, ¿será que los Padres de la Patria, que legislan para las generaciones venideras, quieren violar muestra Carta Magna y los Tratados Internacionales y legalizar el asesinato del hijo concebido? ¿Están obedeciendo a una agenda de muerte transnacional?
En consecuencia rechazamos enfáticamente la pretensión del proyecto de ley del Código de Sistema Penal Boliviano que en artículo 157.5 dice: "No constituirá infracción penal (aborto) cuando la interrupción voluntaria del embarazo sea solicitada por la mujer y concurran las causas siguientes; 1.- Que se realice durante las 8 primeras semanas de gestación, por única vez y la mujer se encuentre en situación de calle o dé pobreza. Además que declare no contar con recursos económicos suficientes para la manutención propia o de su familia, o tenga a su cargo un familiar adulto mayor o sea estudiante".
El Derecho a la Vida en Bolivia, pretenden hacerlo selectivo, con ciudadanos desechables, de primera y segunda clase por la condición económica o social. No aceptamos tal aberración jurídica. Todos los Bolivianos tienen derecho a nacer y a tener un Padre y una Madre con una vida digna y que se garantice el ejercicios de sus derechos, conforme a nuestro ordenamiento legal. ¡La muerte no pasará en Bolivia sobre el hijo concebido!
BIO: María Fátima Oliva madre de tres hijos. Abogada y Presidenta de Mujeres en Victoria. Vive en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia.
Saturday, November 18, 2017
¿Qué dicen las víctimas de una violación sobre su embarazo?
Stephanie Gray
Con frecuencia, se oye argumentar:
“El aborto es necesario en aquellos casos en
los que mujer es víctima de una violación y ha quedado embarazada”.
De todas las justificaciones que he oído sobre el aborto, ésta es, con
diferencia, la más frecuente. Recordando una reciente entrada en el blog y
la reseña del libro Una pregunta más bonita (A more beautiful
question), me gustaría cuestionar esta afirmación con una serie de
preguntas.
¿En qué se fundamenta este apoyo concreto al aborto? ¿Se basa en la
afirmación que han hecho víctimas de violación que quedaron embarazadas y
han dado luz a sus hijos? ¿O se basa en las declaraciones de víctimas que nunca
han quedado embarazadas en una violación o tenido abortos? ¿Es posible
quedarse embarazada después de una odiosa agresión sexual y aún así amar
al bebé que se ha concebido?
Consideremos las historias de Amanda Berry, Gina DeJesus y Michelle
Knight.
Estas tres mujeres fueron secuestradas (a las edades de 16, 14 y 21
años, respectivamente) y sufrieron violaciones diarias y otras
torturas horrorosas a manos de Ariel Castro. Sobrevivieron más de una
década recibiendo abusos inhumanos en su casa de Cleveland, Ohio.
Amanda quedó embarazada tres veces durante su cautiverio. ¿Cuál fue su
reacción?
En la primavera de 2006 supo a través de las noticias que su madre había
fallecido de un ataque al corazón.
Poco después, descubrió que estaba embarazada y escribió en su
autobiografía: “Pienso que mi madre
me envió este bebé. Fue su modo de regalarme un ángel. Alguien que me
ayudara a recuperarme y me diera una razón para luchar”.
Ciertamente, en el libro Experiencias de supervivencia en Cleveland,
que escribió con su compañera Gina, ellas se refieren así al bebé de
Amanda concebida en violación: “Jocelyn
Berry fue nuestra inspiración diaria. Hizo que aquel lúgubre lugar
pareciera más luminoso y, en muchos sentidos, nos ayudó a superarlo”.
Amanda también escribiría de su hija Jocelyn: “Me preocupaba pensar que si yo tenía aquel bebé me recordaría a mi
agresor por el resto de mi vida. Pero no es así. Esta pequeña es mi bebé.
Todavía soy muy pequeña, quizás peso unos 50 kilos, menos que cuando
llegué aquí, pero mi estómago me parece enorme. Me siento más como un
‘nosotros’ que como un ‘yo’. Cuando
me encuentro triste o más deprimida de lo habitual, o cuando él (Castro) se comporta de modo desagradable y mi
esperanza se desvanece, entonces me acaricio el vientre y le hablo a mi
bebé”.
Después de dar a luz en aquella habitación de tortura escribió también: “Me acurruco en la cama con mi
nuevo bebé. Mientras mi captor encadena mi tobillo a la cama, pienso en mi
hija, nacida en esta prisión y en quién es su progenitor. Pero procuro
centrar mi pensamiento en imágenes más felices; ella parece rebosar de salud
y es tan hermosa… Voy a protegerla y ya veremos lo que el futuro nos
depara”.
La experiencia de su compañera de calvario, Michelle Knight, fue muy
distinta. Castro la embarazó hasta cinco veces y la golpeó cada una de
ellas, sucesivamente, hasta matar a los bebés que había concebido. De
hecho, Castro fue acusado de asesinato con agravante en cuatro de los
supuestos.
La decisión del jurado ante estos cargos nos lleva a unas cuantas preguntas
importantes: ¿Está mal matar por quien mata o por quien es asesinado? Si
la muerte de esos bebés concebidos en violación supuso un delito para
Castro, ¿no lo serán también para cualquier que mate a bebés también concebidos
en violación? ¿Se fundamenta el Derecho humano a la vida en ser un ser
humano o en las circunstancias según las cuales una persona fue concebida?
En su autobiografía 'Encontrándome: Una década de Oscuridad, una vida
recuperada' (Finding me: A Decade of Darkness, a Life Reclaimed),
Michelle escribe que cuando su verdugo la atacó con unas pesas porque estaba
embarazada, ella gritó: “¡Para! Por
favor, ¡No mates a mi bebé!”.
En otra ocasión en que la pateó el estómago para matar a otro bebé que
había concebido, ella escribió: “Me levanté
y fui al lavabo. Al rato metí la mano en el retrete y saqué a mi bebé muerto.
Sollocé… La muerte me habría hecho sentir mejor que ver a mi propio hijo
destrozado. Vi al feto en mis manos y le dije cuánto lamentaba aquello. Lo
sentía muchísimo. Él no se lo merecía”.
Consideremos también la historia de Jaycce Dugard. La secuestraron Phillip
y Nancy Garrido en California cuando sólo tenía 11 años de edad y la tuvieron
encerrada durante 18 años. También sufrió violaciones y otro tipo de
horrorosas vejaciones. Alumbró a su primer hijo a los 14 años y a un segundo
bebé a los 17. Ella escribe de sus dos hijas concebidas en violación en el
libro Una vida robada: Mis recuerdos' (A Stolen Life:
a memoir): “Tuve a mis
hijas para que me dieran fortaleza” y “les
estoy muy agradecida”. De su primer embarazo diría: “La conexión que siento con este bebé cada
vez que se mueve en mi interior es un sentimiento increíble”.
Jaycee también escribió: “¿Cómo
logras superar algo tan doloroso como todo aquello que yo viví? Simplemente lo
haces. Yo lo logré porque no me quedaba otro remedio. Y lo haría de nuevo. Lo
más precioso en el mundo para mí nació de aquel horror… mis hijas”.
Alguien podría argumentar que esas mujeres sufrieron agresiones y
alumbraron a sus bebés mientras se encontraban en cautiverio. Ello
explicaría que esas nuevas vidas supusieron una luz de esperanza en
aquel entorno de sufrimiento y oscuridad que estaban viviendo; sin
embargo, para las víctimas de una violación que no sufren ese entorno
vejación, un hijo supone un recordatorio doloroso e innecesario.
Lianna Rebolledo
Como respuesta a este planteamiento, podríamos considerar el testimonio de
mi amiga Lianna. Fue secuestrada y violada a la edad de 12 años. Después
de aquella agresión se dio cuenta de que estaba embarazada. Un médico le
ofreció la posibilidad de abortar y ella le preguntó si aquello iba a borrar la
violación y disminuiría su dolor y sufrimiento. Cuando el doctor le dijo
que el aborto no iba a borrar nada ella pensó: “Si el aborto no va a sanar nada, no veo la razón de hacerlo”.
Decidió seguir adelante con el embarazo y dio luz a una hermosa niña a la
que está enormemente agradecida. De hecho, Lianna quedó tan traumatizada por
la violación que consideró la posibilidad del suicidio; pero reconoce que
no llegó a quitarse la vida porque no quería matar a su bebé. En efecto,
aquella niña concebida en la violación resultó la motivación para
continuar viviendo y siempre dice que su hija le salvó la vida.
Ciertamente, no negaré que no todo el mundo reaccionará de la misma manera
llegado el caso. Consideremos el genocidio de Ruanda donde se dieron
violaciones masivas: se estima que unas 200.000 mujeres fueron violadas y
20.000 de ellas quedaron embarazadas.
Una superviviente, Jacqueline, fue asaltada por un grupo de violadores
y quedó embarazada de su hija Angel. Aunque inicialmente quedó traumatizada por
la terrible agresión (como también por el asesinato de su marido e hijos),
de hecho, intentó envenenarse y también a su hija cuando todavía era una
bebé; finalmente, recibió apoyo y empezó a amarla hasta el punto de
considerar que Angel había sido un regalo de Dios.
Con la ayuda y el apoyo correctos, es posible llegar a distinguir la
inocencia de un bebé de la culpa de un progenitor. Después de todo, la
presencia del bebé concebido en violación se convierte en el mejor de
los remedios.
Otra pregunta a tener en cuenta es ésta: ¿Desviolará a una víctima el hecho
de abortar?
La respuesta a esta pregunta es obvia. Recuerdo que en una ocasión
puntualicé que, quede o no embarazada una víctima de violación, el asalto
ya es de por sí un trauma que no desaparece. Una víctima de abusos
sexuales me confesó: “Cierto, hace ya
diez años que sucedió y sigo cada día con ello”.
Así, la siguiente pregunta a plantearnos es ésta: ¿Qué resulta más duro:
ser un inocente al que se ha maltratado o maltratar a un inocente?
Mi amiga Nicole Cooley quedó embarazada después de una violación y abortó.
Ella dijo: “Para mí, tener
aquel aborto supuso ser violada de nuevo, incluso peor, porque en aquella
ocasión yo consentí a la agresión”.
Nicole Cooley
Recordemos
a Penny Ann Beernsten. En 1985 fue violada
mientras corría alrededor del lago Michigan. Lamentablemente, identificó
a un hombre inocente, Steven Avery, como el responsable del crimen cometido y
éste fue encarcelado durante 18 años hasta que el verdadero violador, Gregory
Allen, fue identificado con nuevos métodos tecnológicos.
Penny escribió: “El día que supe que
había sido exonerado de toda culpa fue peor que aquel día en el que
fui violada. Realmente luché cuando mi asaltante me agarró. Le arañé, le
golpeé y lo hice con furia. Después de los resultados del ADN me sentí sin
fuerzas. No podía devolverle a Steve los años que había perdido”.
Estas mujeres sufrieron experiencias horrorosas que ningún ser humano
debiera afrontar, pero ambas reconocieron un dolor más grande si cabe
cuando se dieron cuenta que sus decisiones habían lastimado a otra
gente.
Por supuesto, nadie negará el impacto que su tragedia provocó en la lucidez
de su juicio, y en el ánimo de los que las atendieron entonces, impactados
por la magnitud de los hechos y que procuraron aconsejarlas correctamente;
pero lo cierto es que resulta más doloroso y difícil aceptar que se ha hecho
una injustica y un daño a un inocente que ser un inocente que ha recibido
un daño.
Además, como el bebé concebido en una violación deberás salir del cuerpo de
la víctima de un modo u otro, ¿qué es mejor, sacarlo vivo o muerto?
En una encuesta realizada a 192 mujeres que habían quedado embarazadas
después de una agresión sexual, casi el 80% de las que habían abortado,
aseguraron que el aborto resultó una solución equivocada. Entre el grupo
de mujeres que decidieron dar vida a sus hijos, todas ellas se alegraron de
haber seguido adelante con el embarazo y ninguna lamentó no haber
abortado.
El documental Digno de vivir: una mirada a los casos
difíciles” (Allowed to Live: A Look at the Hard Cases) comparte
historias asombrosas de gente que lamenta el aborto después de una violación,
mujeres contentas de haber dado luz a sus hijos y personas que agradecen a
sus madres el haber protegido sus vidas.
Esto me hace pensar en mi amigo Ryan Bomberger. La madre biológica de Ryan
fue violada. Como dice en su biografía: “Fui adoptado a las 6 semanas de edad y crecí en una encantadora familia
cristiana multirracial de 15 hijos”. Con hermanos de diferentes
etnias, creció valorando y apreciando la diversidad. Diez de los
quince hijos habían sido adoptados por esta formidable familia. Su vida
desafía el mito del niño “no deseado”, pues fue adoptado y amado y salió adelante.
Stephanie Gray es una conferenciante pro vida. Dio su permiso para traducir y reproducir su artículo en salvar el 1.
Saturday, November 11, 2017
Tras el diagnóstico de nuestro hijo los médicos nos dijeron: "Aborta, eres joven y lo puedes intentar de nuevo".
El 11 de agosto de 2013, Hannah Katelyn Peters experimentó el momento más inolvidable de su vida. A finales de ese día de verano, puede decirse que Hannah y su esposo Sully se 'enamoraron' una vez más.
Ese amor vino en forma de un niño precioso llamado Jude. Un niño que nació con una afección llamada Chondrodysplasia Punctata Rizomélica, una forma letal de Displasia esquelética.
"Estaba desayunando con mi hermana y su novio y les decía que sentía una gran inclinación hacia los niños con necesidades especiales, enfermedades y discapacidades. Les estaba diciendo que desearía tener los recursos para adoptar a esos niños y darles una vida llena de amor y felicidad".
Una semana después de esa conversación, Hannah recibió un pronóstico alarmante sobre su embarazo. La tensión aumentó cuando un médico la animó a abortar. En sus propias palabras, relata: "Al comienzo de mi embarazo, comenzaron a ver todas las señales de que Jude tenía alguna variante de Displasia esquelética. A partir de entonces, me animaron a terminar con mi embarazo y a volver a intentarlo. Me dijeron cosas como: "Eres joven, puedes intentarlo de nuevo", "¿Qué calidad de vida crees que tendrá este bebé?", "¿De verdad quieres que este bebé viva así?", " Tu hijo no es un bebé normal ".
Con una gran emoción, Hannah se dio cuenta de que Dios la había elegido para ser la mamá de ese niño. Confiaba en que su corazón podía soportarlo y que amaría a su bebé a pesar de los desafíos que encontrara. Hannah y su esposo Sully vieron que Dios los había escogido para ser padres de Judas.
En una publicación titulada: 'I Chose Life', Hannah declara: 'Estoy tan contenta de haber sido una de las madres que les han dicho que "no" a los médicos ante la propuesta de un aborto y de decidir darle a esta bebé inocente una oportunidad de vivir ... cada bebé merece una oportunidad de vida'.
Ha pasado tiempo desde la primera vez que la pareja escuchó la noticia de la condición de Jude. Son un equipo fuerte que trabaja unido para cuidar a su hijo. Desde el nacimiento de Jude, la gente le ha dicho a Hannah que no pasará de la infancia. Le han preguntado si ella está preparada para eso. Valientemente, pasó meses meditando esa realidad. Jude tiene una deficiencia de cartílago, sus hombros y caderas están fuera de lugar y tenía cataratas congénitas, antes de que una cirugía exitosa los eliminara.
Según una resonancia magnética, Jude tiene una correa de la médula espinal, una estenosis espinal y un cuello inestable. Actualmente, se encuentra en terapia semanal del habla y física con un gran equipo médico. Incluso, con esos desafíos, todavía se aprecia una sonrisa en su pequeña cara. Ya ha superado las dificultades y ha hecho lo contrario de lo que los doctores imaginaban. No es de extrañar que su familia y amigos lo llamen el 'Valiente Pequeño Guerrero'.
En una entrada del blog de Hannah titulada: "Sin fecha de caducidad", ella escribe:
"Puede que Jude tenga algunos problemas que requieran atención adicional y que deba lidiar con el dolor de vez en cuando. Pero Jude está aquí, está respirando, está luchando y continuará luchando.Yo no miro a Jude y veo su discapacidad, su identidad no es ésa. Miro a Jude y veo a un valiente guerrero. Y estoy muy orgullosa de que ya haya vencido los pronósticos que los profesionales médicos le dieron.Sé que Dios es el último médico; ningún hombre terrenal puede decirme qué va a pasar. Jude ha demostrado ser un luchador y continuaré luchando por él y con él y le daré todo lo que necesite.No, no me estoy preparando para lo peor. Alabo a Dios por lo mejor que ya he visto".
El amor que Hannah y Sully sienten por su hijo está inspirando a personas de todo el mundo.