Witlee Ethan
De niña siempre soñé
con un Príncipe Azul, castillos y un final de cuento de hadas. Pero lo que pasó exactamente una semana antes
de mi cumpleaños, en septiembre de 2009, no fue un sueño de infancia, sino una
horrible pesadilla llena de dolor e incredulidad.
Cuando fui violada por mi novio, mis sueños se
desvanecieron. Mi mundo se vino abajo.
Ese acto violento destrozó mi interior.
Cuando cuento mi historia, a menudo me preguntan cómo un
novio podría ser culpable de violación.
Lo que algunas personas no entienden es que cuando una chica
dice "No", quiere decir "No", sin importar si hay o no una
relación íntima / sexual.
Sí, estábamos
comprometidos, pero esto no significa que tuviéramos relaciones sexuales. De hecho, no las teníamos. Habíamos decidido,
como seguidores de Cristo, que esperaríamos hasta que nos casáramos para tener
relaciones sexuales.
Mi novio incluso había dicho: "¡Será difícil esperar,
pero valdrá la pena!" No tenía idea
de que el hombre que juró protegerme siempre sería capaz de lastimarme tanto.
¿Cómo podría el hombre que planeó un futuro conmigo, que oró conmigo todas las
noches por nuestros futuros hijos, y que me leía y citaba las escrituras ser el
mismo hombre que me haría tanto daño?
Fue a través de esta situación que realmente comprendí el
significado de la frase: "Un lobo con piel de oveja". No sólo mi cuerpo fue violado, sino que
también mi corazón había sido traicionado.
Lo estaba visitando fuera del estado. No había familia alrededor. Después de que me violó, llamé a mi hermana y
le pregunté qué hacer. Tenía dolor. Ella me sugirió ir a un hospital para
atención de urgencia, aunque todavía estaba en negación de todo lo que había
pasado. Las acciones de mi novio fueron,
por primera vez, lo contrario de sus palabras, y era mucho para mí.
Después de contarle cada angustioso detalle del traumático
evento al médico de urgencias, se sentó frente a mí en su silla giratoria y me
dijo que por ley tenía que informar a las autoridades. Me dio la opción de hacer la llamada a la
policía y denunciar a mi propio novio por violación, o lo haría él.
Todo lo que podía hacer era llorar. No podía creer que esto
estuviera pasando.
El médico dijo que él llamaría y volvería cuando llegara la
policía. Mi familia y amigos estaban a
cientos de kilómetros mientras yo estaba sola en urgencias, preguntándome cómo
mi historia feliz se había tornado tan oscura y violenta. Esto no era en
absoluto como esperaba pasar mi fin de semana: Violada, luego en urgencia con
un médico que denunciaba a mi novio por violación, tener que hacer el kit de
violación (para recoger pruebas de agresión sexual) mientras la policía buscaba
a mi ahora ex-novio.
Era la peor pesadilla de una mujer. Pasé de estar felizmente enamorada a sentirme
como la mujer más desamparada y sola del mundo.
¿Cómo llegué aquí? Estaba aterrorizada y emocionalmente
destrozada. No pude evitar llorar y
sentirme absolutamente sola, mi futuro ahora parecía tan sombrío.
Toda mi vida he sido pro-vida. Mientras me hacían el doloroso kit de
violación, un pensamiento pasó por mi
mente. Finalmente, entendí porqué
algunas víctimas de violación están tentadas de hacerse un aborto. Y ese
pensamiento me perturbó profundamente debido a las fuertes convicciones
pro-vida que siempre he defendido. Sin embargo, no podía soportar la idea de
quedar embarazada del hijo de mi violador.
En ese momento la enfermera me preguntó: "¿Crees que
podrías estar embarazada?".
Su pregunta me hizo querer salir de mi piel y gritar. La
enfermera discutió conmigo el momento de todo y determinó que probablemente
estaba embarazada.
Entonces ella me dijo que iba a darme la píldora del día
después. Me quedé allí llorando,
suplicando a Dios que me dejara de alguna manera morir o escapar de esta
pesadilla.
Sabía que la píldora del día después era para terminar un
embarazo, destruir la vida de otro ser humano. Hay tres maneras en la que la
píldora del día después funciona: 1) Si una mujer aún no ha ovulado, evita la
ovulación. 2) Si ha ovulado, pero no ha concebido, impide la concepción. 3) Si
ha concebido, impide que el pequeño bebé (denominado "blastocito") se
implante en la pared uterina, lo que hace que el bebé muera porque no puede
recibir los nutrientes necesarios para sobrevivir.
El equipo de SART engaña a una mujer violada al decirle que
la píldora del día después no "termina un embarazo". Si estás embarazada, la píldora mata.
Mientras yacía ahí, dolorida y llorando, sabía en mi corazón
que una vida, sin importar cómo se conciba, es un regalo precioso creado por
Dios. Es un regalo que yo sabía que no tenía derecho a destruir, a pesar del trauma
que estaba experimentando ahora. Ningún bebé no-nacido merece la pena de muerte
por los pecados del padre. Así que, yo
sabía, mientras sollozaba mientras sacaban las fotos más gráficas de mis
heridas, que independientemente del futuro, yo elegiría la vida.
Esa noche, no sólo rechacé la píldora del día después, sino
que me negué a tomar cualquiera de los antibióticos de emergencia para
enfermedades de transmisión sexual (ETS), al no estar segura de qué píldoras la
enfermera podría meter si tomaba alguna.
Así que asumí los riesgos a mi salud y confié en Dios.
Después de eso me enteré que es una práctica estándar que
mientras se está realizando el kit de violación, no sólo se da la píldora del
día después a las víctimas de violación, sino también antibióticos de
emergencia para combatir enfermedades de transmisión sexual (ETS), incluyendo
el SIDA, en caso que la víctima haya sido expuesta. Todas las píldoras se administran
generalmente juntas. No hay manera de
que una mujer sepa qué píldora es cada una.
A pesar de que había rechazado la píldora abortiva, la
enfermera continuó presionando fuertemente para que la tomara, diciendo
"¿Quién querría un bebé de una violación?"
Su comentario me chocó y entristeció. Me sentí como si la enfermera estuviera
tratando de manipularme para hacer lo que ella quería que yo hiciera, no lo que
era mejor para un posible embarazo, o para mí.
Finalmente me dieron el alta y conduje toda la noche de
vuelta a casa, sin saber lo que el futuro me deparaba. Pero yo sabía quién
tenía mi futuro: mi Señor y Salvador, Jesucristo.
Las siguientes semanas fueron físicamente dolorosas y llenas
de ansiedad mientras esperaba si las pruebas de embarazo que tomaba mostrarían
una línea o dos. Pero las pruebas sólo mostraban una línea. Me sorprendí cuando
un médico confirmó que no estaba embarazada.
Las pruebas que tomé seis meses después también mostraron
que no había estado expuesta a ningún tipo de ETS.
Mientras reflexiono sobre ese valle oscuro que atravesé en
2009, puedo decir que, independientemente de lo que las pruebas de embarazo
revelaron semanas después de mi violación, escogí la vida bajo las
circunstancias más impensables y traumáticas, enfrentándose a un mundo de
incógnitas. Es una elección que haría de
nuevo.
Después de la violación, he perdonado a mi violador. Me he
convertido en una defensora de las víctimas de abusos, hablando de violación,
violencia doméstica y eligiendo la vida. He encontrado esperanza y sanación por
medio de Dios. Hoy soy una defensora de los no-nacidos.
No tomé la píldora del día después tras la violación porque soy pro-vida. Está
profundamente arraigado en el núcleo mismo de mi ser Mi elección por la vida me ha ayudado a
convertirme en la mujer que soy hoy.
Nota del editor: La historia de Witlee Ethan se publica aquí
con permiso de la autora y ha sido editada. Witlee puede ser contactada en
twitter: @VoiceUrRights.
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